No me volveré a detener en los discursos del presidente Gustavo Petro por una simple razón: a un año de su gobierno, ya no hay que escuchar tanto sus discursos sino ver qué tanto le ha cumplido al país. Es imposible arrepentirse de haber votado por él, pues era Rodolfo Hernández o Gustavo Petro, pero sí se puede decir que su proyecto político ha perdido mucha credibilidad.
Ya no le creo a Petro por muchas razones, una de ellas es que ha decidido rodearse de lo peor que ha producido la llamada “política alternativa”. Ustedes no se imaginan las perlas que hay en el Gobierno y en el Pacto Histórico (PH); sin duda, uno de los personajes más nefastos que hay en esa fauna es Jaime Dussán, exsecretario del Polo Democrático Alternativo y hoy, infelizmente, presidente de Colpensiones.
Es tan nefasto que, en 1998, el ciudadano Petro pidió, ante el Consejo de Estado, la pérdida de investidura del entonces senador Dussán por el mal manejo de las pensiones de los profesores. Es tan funesto que considero que los colombianos deberíamos estar muy preocupados de que esté a la cabeza de Colpensiones. ¿Por qué Petro lo puso ahí? ¿Cuál es el gran favor que le debe? ¿Los votos del Polo? No dan para tanto.
Parece que mucha gente olvidó que, en el Reporte Coronell del 11 de mayo de este año, Dussán fue acusado por Diana Otavo, ejecutiva del Polo, de participar en política, específicamente en una reunión que tuvo lugar en el Congreso con los voceros de los partidos del PH con el objetivo de favorecer a Rocío Dussán, su hija.
Uno de los personajes más nefastos que hay en esa fauna es Jaime Dussán, exsecretario del Polo Democrático Alternativo y hoy, infelizmente, presidente de Colpensiones.
Esa participación en política rindió sus frutos el pasado viernes 21 de julio, cuando, en la Asamblea Distrital del Polo, Rocío Dussán, a quien nadie conoce, ni nunca han visto en el Polo, ni se conoce su trabajo de base, fue nombrada cabeza de lista al Concejo de Bogotá. Sin embargo, su único mérito en política es ser hija de Dussán, como muchas otras delfinas y delfines que abundan en la “izquierda” y que se sienten con todo el derecho de heredar el poder de sus padres, algunos ya muertos. Sin embargo, no heredaron ni su carisma, ni su inteligencia ni mucho menos su dignidad.
Gustavo Bolívar, que es otro de los tantos oportunistas que abundan en el PH, y que sabe que hay mucha indignación con esas “curules heredadas”, ya ha dicho que es mejor abrir las listas. ¿Por qué lo dice? Porque sabe que si la gente no vota al Concejo por la lista del PH, mucho menos va a votar por él. Pregunta: ¿dónde estaban todos esos oportunistas que ahora piden abrir las listas y se quejan de las famiempresas electorales, cuando, en las elecciones pasadas, decían que las listas cerradas eran la panacea y nadie se opuso a ellas por no contrariar los deseos de su líder Petro y quedarse sin participación en el Gobierno?
Precisamente porque se venden como el “cambio”, han llevado el descaro a un nivel nunca visto, y algunos se están ganando más de 40 millones de pesos por burlarse de la gente que los eligió. Pero lo más grotesco es la gente que se queda callada porque sabe que oponerse a estos descaros les puede costar su sueldo.
Y para las personas que dicen que estoy molesta porque este gobierno no me ha dado un contrato, les cuento que el 30 de agosto del año pasado un alto funcionario de este gobierno me ofreció un contrato a cambio de mi silencio. Los politiqueros tanto de izquierda como de derecha piensan que pueden comprar a la gente con un contrato o con un puesto y que todos se venden por un plato de lentejas. Me imagino que, sobre esta censura, los propagandistas del Gobierno no dirán nada. Están todos felices normalizando los descaros del Pacto Histórico. Compañeras y compañeros, no me vengan a decir que este es el “cambio”.
SARA TUFANO