A lo largo de los siglos, la maldad del absolutismo, la pasión de lo erótico y la luz de la ética han sido y son comunes denominadores de la sociedad humana. El arte, con su ilimitada capacidad de sublimación, nos recuerda de tanto en tanto esta tríada, y nos invita, a pesar de todo, a conservar alguna esperanza de felicidad.
La ópera barroca La coronación de Popea, de Claudio Monteverdi (1567-1643) su última obra, con libreto de Gian Busenello, inspirado en Los doce césares, de Suetonio, cayó en el olvido hasta nuestra época y hoy es parte del repertorio internacional.
El poder político desde el terror, el poder del eros desde la ambición y el poder ético desde la reflexión se encarnan en los personajes de esta historia en la que dioses del Olimpo, (Amor, Fortuna, Mercurio y Venus) aún se mencionan, pero aparecen, por primera vez en el arte lírico, personajes históricos conocidos para el público de Venecia, donde se estrenó, en 1646, durante todo el Carnaval.
Nerón supera lo divino al decidir, bajo su régimen de crueldad, los destinos de los súbditos de su imperio. Popea y Octavia, amante la una y esposa la otra del diabólico gobernante, confunden el amor con la ambición. A Séneca, maestro y consejero al inicio de su mandato, por sugerencia de Popea, lo forzó a cometer suicidio. Cantó el filósofo que "la muerte es el alba de un día infinito, es el final de los días oscuros" y por eso no le teme.
Nadie duda de los ‘Nerones’ que hoy comandan buena parte del mundo, de sus serviles adoradores y del poder con el que intentan socavar las democracias.
Para celebrar los quince años del Teatro Mayor de Bogotá, se presentó esta ópera con la orquesta sa Le Poème Harmonique, bajo la precisa dirección musical de Vincent Dumestre. Instrumentos originales del Barroco acompañaron a excelentes cantantes latinoamericanos. Andrea Niño y Luciana Mancini, Popea y Nerón con registros líricos impecables, fueron el deleite del público. La Octavia de Yeraldine León, una vocalidad reconocible por su bello color. Álvaro Carrillo, un gran bajo que conmovió como el filósofo Séneca. Encantadoras sopranos Luanda Siqueira y Lina Marcela López, lo mismo que los dos contratenores, Ottone y Arnalta de Agustín Pennino y Fernando Escalona; aligeraron el drama. Mostraron versatilidad vocal y escénica los tenores Luis Hernández Luque, Camilo Delgado y Andrés Silva. Jacobo Ochoa brilló con su voz de barítono. Los difíciles caminos de la lírica están abiertos para cada uno de los artistas de este cast.
La dirección escénica del colombiano Pedro Salazar va de mejor en mejor. Con su equipo creativo logró impactar la sensibilidad estética de quienes apreciamos su arte. Hay inspiración tomada de la época neroniana en Roma desde el Domus Aurea, donde habitó el temible emperador, excavada hace unas décadas, hasta la quema de esa ciudad y sus saberes. La persecución a los cristianos fue sugerida por la presencia agresiva de un leopardo hambriento. El monumento tipo Musolini se identifica con Nerón.
Se destaca la dirección de movimiento dada por David Suárez Dussán. La gestualidad corporal y de las manos es muy precisa en la interpretación del Barroco y requiere entrenamiento.
A pesar de las centurias que han pasado, la combinación tragicómica de esta ópera es un arquetipo del arte lírico que, al resaltar los sentimientos, actitudes y sicología de los personajes, refleja la realidad de los acontecimientos actuales. Nadie duda de los 'Nerones' que hoy comandan buena parte del mundo, de sus serviles adoradores codiciosos y corruptos, y del poder con el que intentan socavar las democracias, los derechos, la cultura y las academias.
Feliz cumpleaños al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Aplauso continuo para Ramiro Osorio, su director general, y su equipo de trabajo.