En los años 90, mi hijo Alessandro dirigió una película, El Cielo, que narra las vicisitudes de un cura iluminado que mezcla la palabra de Dios con el uso de la marihuana para fines terapéuticos. Claramente estaba muy adelantado en los tiempos, considerando que solo en los últimos dos años gracias a los movimientos liberacionistas de EE. UU. estamos viendo una legalización de la terapéutica, pero también en la despenalización de la recreativa.
Gracias a esta película, mis nuevos amigos Rafael la Torre y Pablo Falla, CEO de Tropical Cannabis, me invitaron a conocer sus instalaciones impecables en la tierra de la cultura, Malagana, cerca de Palmira: El Bolo, lugar de sanación de los pueblos de Mesoamérica, donde moraban los saberes medicinales y de bienestar.
Tropical Cannabis es una empresa de capital colombiano empeñada en la construcción de un modelo de negocios que quiere participar activamente en toda la cadena agroindustrial de la cannabis. Es de vieja data la vinculación de este lugar con el cáñamo. En 1929 se establece la primera empresa de cáñamo industrial legalmente constituida. Ya desde este tiempo se conocían los múltiples beneficios y utilizaciones de la fibra. “Con las materias primas del cáñamo es posible producir, de forma limpia y económicamente conveniente, tejidos, papel, plásticos, pinturas, combustibles, materiales de construcción.
Como filosofía empresarial, y siguiendo unas tradiciones locales, Tropical prioriza el empleo en las comunidades residentes del sector. Y lo que me impresionó, además del profesionalismo como están enfrentando el proceso, es la participación de todos los funcionarios desde el más alto nivel hasta los de servicios generales. Todos están comprometidos con la misión y enamorados del proyecto. Después de tantos años de guerras infructuosas, de estar alejados de los beneficios medicinales y terapéuticos que posee esta planta y de falta de trabajo, y la economía agrícola golpeada, estos jóvenes emprendedores apuestan a esta clara y posiblemente mejor oportunidad agroindustrial que tiene hoy Colombia.
Luego de entender la dinámica de la cadena, que pasa de la genética a la investigación, a la siembra, a la rotulación de las semillas, el enfoque al servicio de la comunidad se convierte en el primer objetivo para poner a disposición un proyecto de servicio y de carácter social y elaborar unos productos de alta calidad, excelentes alternativas para tratar dolencias a las que la medicina tradicional no le encuentra solución.
SALVO BASILE