Se me ha vuelto costumbre visitar a fin de año las predicciones que hicieron astrólogos y brujos. No es nada personal. Si pedimos a los gobernantes, ministros, congresistas, banqueros y maestros que rindan cuentas, es apenas justo constatar qué predicciones se cumplieron.
Es tan grande el número de técnicas y doctrinas adivinatorias, y tan extensa la población de adivinos, que un estudio sistemático superaría en mucho las dimensiones de una columna, pero un recorrido sobre algunos puede dar una idea de sus aciertos.
Algunas predicciones se descubren a posteriori. Eso pasó con una difundida en las redes que afirmaba que la serie de dibujos animados Futurama (esta vez no Los Simpson) había previsto en 1999 el surgimiento de la variante ómicron. En realidad, el episodio citado de Futurama describía cómo Lrrr, líder del planeta imaginario Ómicron Persei 8, amenazó con invadir y destruir la Tierra si no retransmitían el último episodio de la serie de TV Ally McBeal.
La conocida vidente cubana Mhoni predijo que en 2021 iban a suceder "altas y bajas que afectarán a unos y beneficiarán a otros". Eso se cumplió. Por otro lado, en octubre, por influencia de la luna azul, "habría muertos, atentados, protestas y hasta derrocamientos del poder en países como México, Colombia, Cuba, Venezuela, Nicaragua, España, Francia, Argentina y Estados Unidos". Muertos hubo; derrocamientos, no recuerdo. Predijo que Vicente Fernández moriría; claro que la edad y sus enfermedades de los últimos años podían haber sugerido esa posibilidad.
Salomón hizo recomendaciones importantes. A los 1.200 millones de terrícolas libra y tauro nos sugirió comprar casa. Por otro lado, el dominicano Niño Prodigio (hace rato ya no es niño) nos dice a los 600 millones de libras que tenemos una oportunidad única para cultivar nuestra esencia y manifestar la belleza que habita en nosotros. No sé por cuál decidirme.
Predijo que Vicente Fernández moriría; claro que la edad y sus enfermedades de los últimos años podían haber sugerido esa posibilidad.
Varios videntes (entre ellos el español José Millán) predicen que continuará el covid-19 y con él, las restricciones y el teletrabajo. Yo lo hubiera profetizado gratis. Alice Kelly, la neoyorquina, piensa que la cuadratura excepcional de Marte con Urano y Júpiter con Saturno promueve un motor de cambio en todas las vidas: "Los gobiernos tendrán que unirse para marcar la senda de valores compartidos, sobre todo en temas como clima, agricultura, economía y salud...". Por otro lado, la colombiana Paola Jiménez, reconociendo que el 2020 fue un "año cuántico" (vaya uno a saber qué es eso), predijo para el 2021, escenarios de conflicto y protesta (acertó).
Los Babalawos, sacerdotes cubanos, afirman que la situación va a mejorar. La divinidad regente será Olokum (la reina de los océanos), y estará acompañada por Oshun (la reina de las aguas dulces y patrona de Cuba). No obstante su optimismo inicial, predijeron un aumento de desacato a las autoridades, de flujo migratorio, de violaciones jurídicas, y también de consumo de alcohol y de adulteración de alimentos, lo que conduciría a muchas intoxicaciones. No encontré bases de datos para confrontar.
No puede faltar en el recorrido Nostradamus. Según sus intérpretes, predijo el 2020 la pandemia con el verso que dice: "La gran plaga de la ciudad marítima no cesará hasta que vengue la muerte de la sangre justa, condenada por un precio sin crimen, de la gran dama indignada por la simulación" (más claro, imposible). Para 2021, las predicciones fueron tremendas: un fuego en el cielo con una larga estela de chispas, jóvenes medio muertos, mujeres de luto, "el grande no será más, todo el mundo se acabará" (todavía quedan siete días, quién quita).
Ahora hay que leer predicciones para el 2022 y guardarlas, esperando por nuestro bien que sean tan precisas como las del 2021 y las de años anteriores.
MOISÉS WASSERMAN
@mwassermannl