El ex primer ministro del Reino Unido Tony Blair acaba de publicar un libro con las lecciones que le dejaron sus diez años de gobierno*. Un manual para presidentes y jefes de Estado.
No es suficiente en una democracia que el mandatario sea el líder político que ganó la elección. Se necesita que esté dispuesto a trabajar duro y a adoptar decisiones delicadas, en un ambiente muy complejo.
Resumo, a mi manera, los principios de Blair:
1) Tenga rápido un plan. Una hoja de ruta que establezca el norte, las metas y, por encima de todo, las prioridades. "Plan malo: gobierno malo".
2) Fije sus prioridades: "Si trata de hacer todo, no logra nada". Las prioridades son claves para establecer lo que realmente quiere cambiar. No todo lo que hizo su antecesor fue equivocado, aunque por criticarlo usted ganó la elección (a pesar de sus diferencias ideológicas, Blair no modificó todo lo que logró la señora Thatcher en sus diez años).
3) Véndale sus prioridades al Gobierno y no solo a su círculo más cercano. El "sistema" necesita dirección desde el principio. Va a querer actuar por su propia cuenta ("La istración contra el Gobierno" a la que se refería el presidente Alfonso López Michelsen).
4) No les crea a los que le digan que hay que "dejar que los ministros hagan su trabajo". Toca "estar encima". Compruebe que la cadena de mando funciona y que se hace lo que usted quiere que se haga.
Es claro que el presidente Petro no aplica ninguno de estos diez principios porque no ha tenido interés en gobernar.
5) La agenda. El tiempo es oro. Tiempo para formular las políticas públicas correctas, tiempo para manejar el proceso político que requiere su implantación, tiempo para supervisar su eficacia, tiempo para usted y para su familia, tiempo para pensar. Tomar decisiones cruciales requiere tiempo y desgaste.
6) No esté en todas partes ni haga todo. "Minimice los viajes al exterior". Viajar es perder mucho tiempo en protocolo y reuniones inútiles. Para estar con las gentes: "vaya a los sitios, salude, hable, converse lo esencial, y regrese" (el consejo del presidente Clinton a Blair fue: "Ojo con el programa de cada día").
7) Evite que las políticas públicas se basen en la conveniencia política en vez de lo que toca hacer para mejorar la vida de las mayorías. "La política que nace de la ideología distorsiona el análisis, sesga las decisiones y fortalece las rigideces en un mundo cambiante que requiere nuevas ideas". En las discusiones con los asesores cercanos busque "primero la solución correcta de problema y después decida el manejo político".
8) Escoja cuidadosamente a sus colaboradores inmediatos. A la gente que ejecutará su diseño, que estará en o con los amigos y adversarios de las políticas, "que lo guiarán, que serán sus ojos, sus oídos y su cerebro". No deben ser muchos sino pocos, inteligentes y trabajadores. No deben decirle a todo que sí, sino desafiarlo.
9) El centro del Poder Ejecutivo –la Presidencia– debe ser fuerte y conformarse por cuatro unidades separadas: políticas, estrategia, comunicaciones y resultados ("delivery").
10) Gaste eficientemente el capital político; aplique sus energías en llevar a la práctica sus prioridades. Todo cambio implica perder aprobación y prestigio. "Si no son claras las prioridades, el capital se dilapida".
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Es claro que el presidente Petro no aplica ninguno de estos diez principios porque no ha tenido interés en gobernar. Pasará a la historia como un líder político que se reincorporó a la vida civil después de pertenecer al M-19, fue congresista y senador, alcalde de Bogotá y presidente de la República. Fue exitoso electoralmente, pero no un líder en el sentido de la palabra. Porque no quiso gobernar.
* Blair, Tony, ‘On Leadership - Lessons for the 21st Century’, Crown, New York, 2024