La propuesta de inversiones forzosas ha suscitado un interesante debate sobre el papel de los bancos y la reactivación económica en Colombia. Se debe señalar que la política de reactivación es indiscutiblemente necesaria para reafirmar la ruta de crecimiento del país, esta ruta hacia el crecimiento ha sido impulsada por Gobierno con acciones responsables en materia económica, como el buen manejo de la deuda, la corrección del déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), el aumento del salario mínimo y el aumento de las transferencias que han sacado a más de un millón de colombianos y colombianas de la pobreza en el último año.
Entonces, el Gobierno Nacional, además de ejecutar acciones que han permitido equilibrar y corregir distorsiones económicas, ha trazado una ruta clara para transitar hacia una economía más estable y sólida, un cambio de la matriz productiva en el mediano plazo para alejarnos de la dependencia de la economía de las rentas, del extractivismo y de la economía de los fósiles, lo que requiere sin duda el concierto de todos los sectores sociales, políticos y económicos. Aquí es donde entra la propuesta de inversiones forzosas como un mecanismo de reactivación económica y de transición productiva que permita el fortalecimiento de sectores como turismo, vivienda, agro, economía popular y energías limpias.
Decir que la inversión forzosa será la expropiación del ahorro de los colombianos es una afirmación malintencionada, abusiva y que carece de todo sustento. Lo que sí significa el mecanismo de inversión forzosa es más crédito para los colombianos y colombianas que se encuentran en estos sectores de la economía. Teniendo en cuenta que gran porcentaje del crédito se dirige actualmente a crédito de consumo o crédito de libre inversión, que es usado para consumo, no para inversión o generación de capital de trabajo.
Lo que sí significa el mecanismo de inversión forzosa es más crédito para los colombianos y colombianas que se encuentran en estos sectores de la economía.
Las inversiones forzosas sacan de las dinámicas del mercado un porcentaje de la colocación del crédito, lo que puede suponer menos rentabilidad, pero no menos capacidad de colocación, pues aumenta significativamente la posibilidad de dinamizar sectores de la economía a los que, de acuerdo con las dinámicas propias del mercado, no les llegaría crédito de fomento. En pocas palabras, es un mecanismo de fomento para el desarrollo del turismo, el agro, la economía popular, la vivienda y las energías limpias en este contexto de crecimiento económico.
Sin embargo, es importante resaltar que las inversiones forzosas no deben considerarse como una disminución de la rentabilidad o una disminución en su capacidad de otorgamiento de crédito, esto requiere un análisis de fondo, puesto que la inversión forzosa se puede convertir en operaciones de redescuento para la entidad financiera, lo que se traduce en disponibilidad bancaria, flujo de intereses y amortizaciones.
Los bancos se fondean a través de los depósitos, es decir, con el ahorro de los colombianos y colombianas. Los bancos diversifican sus inversiones para generar más rentabilidad, bien sea con la colocación de créditos, bonos del Gobierno, acciones y otros instrumentos financieros, o inversiones en sectores como combustibles fósiles y construcción. Es habitual que los ahorradores y las ahorradoras no tengamos información sobre cuáles son los sectores hacia donde se dirigen nuestros ahorros, sin embargo, el informe ‘Banking on Climate Chaos 2022’ destacó que los 60 bancos más grandes del mundo han destinado 4,6 billones de dólares al sector de los combustibles fósiles, por ejemplo.
¿En qué sectores de la economía queremos invertir los colombianos y colombianas? Es una pregunta válida para el debate, pues la banca fondea sus inversiones mayoritariamente de los depósitos, es decir, de nuestros ahorros.
Por último, esta propuesta es una gran oportunidad para las empresas solidarias, que a través de las operaciones de redescuento pueden aportar significativamente a la democratización del crédito, teniendo en cuenta su naturaleza y la penetración de entidades del sector que cuentan con infraestructura para la colocación de crédito en regiones donde la banca tradicional aún no llega.
*Superintendente de la Economía Solidaria