Gracias, señores magistrados

Las altas cortes están escribiendo importantes páginas en la historia institucional de Colombia.

Cuando están interpeladas todas las instituciones de Colombia ante las arremetidas constantes desde los atriles presidenciales, las altas cortes están dejando en claro el porqué la independencia de poderes es uno de los pilares de la República de Colombia y una de las condiciones de supervivencia de nuestra democracia.

Tras las efervescentes e inquietantes alocuciones del Presidente, las palabras sensatas, serenas, sabias, prudentes, firmes, precisas, claras y respetuosas de los voceros de las altas cortes le brindan un oasis de sosiego y de claridad al país atribulado, perturbado y confundido por la encendida retórica presidencial.

Lo digo porque los escuché con detenimiento en persona y en primera fila en los recientes, alentadores y exitosos congresos de la Andi y Confecámaras celebrados en Medellín y Cartagena en los últimos días, presididos por Bruce Mac Master y Julián Domínguez, respectivamente.

Fueron ovacionados, y a través de ellos sus corporaciones y sus integrantes. No respondieron a las ofensas con ofensas. No respondieron con ataques a los ataques. No respondieron con amenazas a las amenazas. No respondieron con irrespeto al irrespeto. Lo hicieron con toda altura, con toda decencia, con toda claridad.

No mordieron ningún anzuelo. No entraron en debates políticos. No se pusieron camiseta antipetrista. No se pusieron camiseta ni de oposición ni de gobierno. Como corresponde, se pusieron la única camiseta que podían ponerse y lo hicieron de manera ejemplar... se pusieron la camiseta de Colombia.

Me refiero a las siguientes intervenciones:

A la del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra, colombiano de oro que está enalteciendo la investidura de los magistrados y a su raza, a su pueblo y al Estado de derecho.

A la del presidente del Consejo de Estado, Milton Chaves, jurista de quilates, riguroso, contundente, ecuánime, sólido.

A la del presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, elocuente, preparado, estructurado, experimentado.

Y a la del consejero de Estado Jorge Portocarrero, único afro de esa corporación, elegido por sus grandes calidades profesionales y humanas, digno, estudioso, diligente, con unos indicadores de eficiencia y calidad absolutamente sobresalientes en sus primeros seis meses de gestión.

Por otra parte, y aunque no participó en estos congresos, me parece justo resaltar la sobria firmeza con la que la magistrada Maritza Martínez ha venido presidiendo el complejísimo Consejo Nacional Electoral. Sin estridencias, sin vanidades protagónicas y con gran solvencia jurídica ha hecho respetar las competencias institucionales de esa entidad.

Lo que nos corresponde ahora a los colombianos es rodear a las altas cortes. Hacerles sentir el reconocimiento ciudadano por su labor.

Y acompañar con respeto republicano los procesos de renovación de las magistraturas que van culminando sus períodos para asegurar que se mantengan los más altos estándares de selección en todas las altas cortes, independientemente de las particularidades de cada elección y de la procedencia de los candidatos.

Y ahora que los ataques y las agresiones contra ellos suben de intensidad, de alcance y de frecuencia, es fundamental hacerles saber a las altas cortes que sus integrantes no están solos y que el grueso de los colombianos entienden la envergadura de sus desafíos.

Que sepan, también, que los colombianos entendemos su lucha por la prevalencia de la majestad de la justicia por encima de las amenazas que profieran contra ellos, de las marchas que convoquen para intimidarlos y de las ofensas que les lancen sin misericordia. A su consideración están sometidos asuntos de los que, sin exageración, dependen la vida de la nación, el futuro de los colombianos y el bienestar general.

Que Dios los ilumine, señores magistrados. Que Dios los proteja. Confiamos en su sabiduría, en su sentido de justicia y en su compromiso con los valores tutelares de la patria.

JUAN LOZANO

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