Entre la ineptitud y el desorden

El problema ya no es solo de ineficiencia de los funcionarios, de su desconocimiento sobre el manejo de los recursos públicos, del desorden con el que manejan las entidades o los problemas de caja. Los retrasos que sistemáticamente se observan en los giros de dinero que el Gobierno Nacional debe hacer a las entidades públicas o privadas en todos los niveles territoriales están revelando que también hay razones politiqueras detrás de esas demoras en los pagos. Eso es especialmente cierto en los casos en que los atrasos en los pagos tienen lugar, precisamente, en las entidades (y sectores) con las que el Presidente está enfrentado, o a las que ha acusado de ser “enemigos del cambio”.

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En esas entidades, las cuentas de cobro del gobierno Petro han sido evidentes. En el sector de la salud, la demora en los giros a las EPS terminó por forzar que una tras otra fuera cayendo, como en su momento graficó Petro con su predicción del “chu-chu-chu”. El modelo de centralización de los “giros directos” en el Estado que propone en la reforma, y que puso en marcha en la ley del plan, no ha sido más eficiente y equitativo que el modelo de las EPS. Como se puede ver en la Resolución 1769/24, del billón y medio que tiene la Adres disponible, apenas giró $ 350.000 millones y los distribuyó como quiso, sin priorizar en forma equitativa las necesidades de la red pública. No por otra razón la mayoría de las clínicas y hospitales han tenido que cerrar la prestación de algunos servicios. No los pueden sostener.

En los demás sectores el manejo revanchista en los giros del Gobierno Nacional no ha sido distinto. En la educación superior, el hostigamiento al que han sido sometidas las universidades privadas, demorando los giros que el Gobierno debe hacer por los créditos de Icetex, tiene en vilo más de $ 500.000 millones y más de 250.000 estudiantes ante el abismo de tener que abandonar sus estudios si el problema no se resuelve. En infraestructura, la pelea de Petro con la dirigencia antioqueña terminó por bloquear la terminación de proyectos tan importantes para el país como el túnel del Toyo y los proyectos Mar 1 y Mar 2, que conectan a Medellín con Turbo, así como impedir la solución de los problemas del proyecto Pacifico 1, que conecta el Eje Cafetero con Medellín. Se trata de cinco proyectos que conectan el Eje Cafetero con Puerto Antioquia, lo que va a cambiar el mapa logístico del país, pero que están amarrados a las pasiones del gobierno nacional.

Pero, sin duda, lo que preocupa tanto como los descuelgues institucionales y sociales en los modelos de salud, educación e infraestructura es la istración de justicia. La carta que le envía el presidente de la JEP al Presidente de la República es lo suficientemente ilustrativa y grave, tanto que pone de presente los problemas que está teniendo como consecuencia del retraso en los giros que el Gobierno Nacional tiene con la Rama Judicial, especialmente con la JEP, tiene en riesgo “la materialización de los planes, programas y proyectos que permiten la realización de los derechos de las víctimas a la justicia, verdad, reparación y no repetición, se estarían orientando a otras líneas de financiación o intervención gubernamental”.

La dificultad no solo está en los problemas de caja que hoy enfrenta el Gobierno Nacional, ese es un elemento, pero no el definitivo. Lo grave está en que son las alocuciones del Presidente, los señalamientos que hace a quienes considera sus opositores (y por tanto enemigos del pueblo colombiano), las que son tomadas por sus subalternos como una orden de bloqueo. Nadie repara en lo que hay que hacer. Con los escasos recursos que quedan para financiar unas pocas cosas, en el momento en que tienen que escoger qué proyectos y sectores se deben financiar, es obvio que la “priorización” se convierte en un medio para cobrar las deudas que en sus discursos está señalando el Presidente. No importan las pérdidas o las instituciones o empresas que se destruyan, es la política del hundimiento que el Ministerio de Hacienda va gestando entre la ineptitud y el desorden.