Negacionista no es uno que cree que algo no existe y va por ahí diciendo: Dios no existe. No, un negacionista es uno al que Dios visitó, tomó café con él y después dice que no existe. Asunto de él, porque esa creencia no hace daño a nadie. Negar la crisis climática es otra cosa. Yo no sé si los 79 millones que eligieron al de Estados Unidos pertenecen, todos, a su categoría. Pero la evidencia demuestra que no les importa mucho lo que el nuevo dios es.
Él distingue ciencia de anticiencia, por eso cuando enferma prefiere un buen hospital y no un brujo, encarga sus edificios a quienes saben calcularlos usando matemáticas y no escatiman cemento. Supo que el pentágono reveló que el cambio climático es un asunto de seguridad nacional. Pero cuando le preguntan hace uno de sus gestos de desprecio y sigue adelante. Hay una especie más peligrosa que los negacionistas: los que minimizan el problema. No niegan abiertamente la crisis, pero dicen "no es tan grave, ya pasará". O peor: estamos actuando, el país está preparado. Manipulan a su favor, acomodan la realidad a sus intereses.
Ojalá se produzca una respuesta educativa organizada, en todo el mundo, que nos devuelva la esperanza.
Si están en posiciones de poder, ralentizan las transformaciones y posponen indefinidamente el abandono de los combustibles fósiles. La filósofa Donatella Di Cesare explica que el negacionismo crea una historia alternativa e instala dudas para producir confusiones políticas. Descubre que los negacionismos siglo XXI se conectan con la pérdida de las democracias y el auge de las derechas. No creo que los 79 millones ignoren que el dios naranja alebrestará a Marine Le Pen, Alternativa para Alemania, Libertad Avanza en la Argentina, Vox en España o Meloni.
Si todos ellos niegan la crisis que vivimos, no cumpliremos las metas a 2030 del Acuerdo de París y habrá muchas catástrofes como la de Valencia, antes y después de 2030. Maga es la religión naranja; dice el mesías: "Quieren destruir América, pero yo soy el salvador del cuerpo místico de Estados Unidos". Otros dicen: drill, baby, drill. Hasta la última gota. No, lo que hay que hacer es lo contrario: una acción climática basada en la ciencia. Esta fue la reacción de buena parte de la sociedad norteamericana cuando el elegido anunció sus intenciones durante su primer gobierno. Mantuvieron la acción responsable. Ojalá se produzca una respuesta educativa organizada, en todo el mundo, que nos devuelva la esperanza.