No falta el día en que alguien en las redes sociales se pregunte qué tanto sabe Benedetti como para que Petro lo haya nombrado asesor presidencial después de todos los escándalos que ha protagonizado. Pregunta inútil, porque lo más probable es que nunca lo sepamos; así como nunca sabremos por qué Petro mantiene a su lado a un personaje tan cuestionado como Morris como si fuera su bien más preciado. Hay cosas que nunca sabremos, mucho menos en política, lugar en el que reinan la mentira y la hipocresía. Por esto, más que centrarme en las razones ocultas de dicho nombramiento, prefiero reflexionar sobre sus implicaciones.
En diciembre de 2021 renuncié a mi candidatura al Senado, entre otras cosas, por la llegada de personajes nefastos a la campaña del Pacto Histórico (PH). En ese entonces, Petro justificó esas adhesiones diciendo que "poner líneas rojas no lleva sino al sectarismo", así zanjaba la discusión para no darle explicaciones a su electorado, como si sus votantes no las mereciéramos. Finalizaba la columna en la que explicaba mi decisión diciendo: "En las actuales circunstancias, la izquierda podrá llegar al poder, pero no construirá una nueva hegemonía si insiste en no modificar sus propias prácticas políticas y en echar por la borda sus principios".
Podría volver a usar esta frase para la próxima campaña. Muy seguramente, Petro volverá a aceptar la llegada de los personajes más funestos de la política diciendo que lo hace para que el país no caiga en las "garras de la extrema derecha", y a las voces críticas de la izquierda nos pedirán que callemos porque no hay que darle "munición" a la derecha, como si eso no fuera lo que ha hecho este gobierno desde que llegó al poder. Ese libreto me lo sé de memoria. Pero, así quieran reeditar la campaña del 22, algo ha cambiado: es la izquierda la que está gobernando, no la derecha.
la llegada de Benedetti significa que Petro no cree que su proyecto político pueda reelegirse solo a partir de sus logros. Tendrá que recurrir otra vez al "todo vale".
Por esto, si bien hay que reconocer que, en la campaña del 22, Benedetti fue clave para que Petro ganara las elecciones -de no haber sido así no habría vuelto a la Casa de Nariño-, en esta segunda campaña, la llegada de Benedetti significa que Petro no cree que su proyecto político pueda reelegirse solo a partir de sus logros. Tendrá que recurrir otra vez al "todo vale" porque lo que ha materializado este gobierno no corresponde a todo lo que había prometido.
Por otro lado, y a diferencia de Laura Sarabia, que más que lealtad muestra una absoluta subordinación a Petro, como si no fuera propio de un proyecto político de izquierda cultivar el pensamiento crítico, valoro que algunas figuras destacadas del PH hayan cuestionado públicamente a Petro por su decisión. Fue lo que hice hace tres años en mi columna, pero en ese momento criticar a Petro era inconcebible. Sin embargo, tanto en ese entonces como ahora, un cuestionamiento de esa naturaleza, muy bien justificado y argumentado, no debe afectar a la izquierda.
Ahora, todos sabemos que a Petro poco le importa lo que la gente piense de él o de sus decisiones, tan es así que nombró a Benedetti como asesor en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La misma defensora del Pueblo, Iris Marín, llamó al Presidente a no nombrar a Benedetti en altos cargos públicas. ¿Hasta cuándo se burlarán de las mujeres? Porque si algo nos ha demostrado este gobierno es que, ya en su recta final, ese tema sigue siendo irrelevante. Se trata de un abismo generacional. Por más libros sobre feminismo que le regale Sofía Petro a su padre, seguirá siendo un tema insignificante para él.
Así, un excelente propósito para el próximo año sería que este gobierno dejara de echarle la culpa de todo a la derecha y empezara a elaborar un diagnóstico realista sobre sus propios errores. Además de necesario, estoy segura de que sería muy bien recibido.