La cultura en Colombia acaba de recibir una magnífica noticia: si el Congreso de la República lo aprueba, el sector va a tener en 2024 el más alto presupuesto de su historia, con $ 1,47 billones. Esto es el doble de los $ 700.000 millones de este año. Es muy positivo. Se pueden dinamizar muchas cosas con esos recursos.
Pero el anuncio también tiene su lado negativo, porque parece que la institucionalidad del Ministerio sigue sin norte y resolviendo problemas que no tienen nada que ver con la cultura. ¿Quién va a ser el encargado de ejecutar esos recursos billonarios y cuál es la política que va a guiar la acción del nuevo jefe de la cartera?
Gracias a Dios, ya tenemos respuesta a esta pregunta: el Gobierno informó esta semana que Juan David Correa, un hombre de la cultura, va a asumir esta dura tarea. El señor Correa ha mostrado ponderación en sus declaraciones iniciales, y eso nos genera complacencia y esperanza.
Sin embargo, las tareas pendientes son de gran tenor. En primer lugar, muchas voces se han venido alzando para insistirle al señor Presidente que el sector está en crisis.
Así lo han hecho incluso personas que han apoyado al Gobierno desde el principio, como actores, escritores y muchos otros artistas que se sumaron a la esperanza del cambio, pero que hoy se sienten defraudados porque no ven que vayamos hacia algún puerto seguro.
Ya van cinco cartas enviadas al primer mandatario señalándole lo que creen que va mal con la política cultural de Colombia. Esas misivas las firman personas muy importantes que han construido grandes carreras profesionales haciendo arte y cultura.
El nuevo responsable de la cartera tiene un desafío enorme de ejecución y debe pensar mucho en la forma en que logrará ese objetivo de utilizar muy bien esos recursos.
¿Cuáles son los temas sensibles? En primer término, hasta esta semana no teníamos ministro en propiedad. El resultado de eso es una muy baja ejecución presupuestal. Los proyectos y programas de esta cartera han sufrido mucho durante este año. Según las cifras del Ministerio de Hacienda, hasta junio apenas se había ejecutado el 33,3 % de lo aprobado por el Congreso. Es necesario movilizar de manera más eficiente estos recursos, porque sin ellos, la cultura prácticamente se paraliza.
Este reto es todavía más evidente si se concretan para 2024 esos dineros billonarios que están en el proyecto de presupuesto. El nuevo responsable de la cartera tiene un desafío enorme de ejecución y debe pensar mucho en la forma en que logrará ese objetivo de utilizar muy bien esos recursos en programas que realmente impacten la actividad cultural en el país.
El otro asunto es el enfoque de la estrategia para el sector. Hay muchas críticas contra Jorge Ignacio Zorro, hasta esta semana ministro encargado, que dirigió la cartera prácticamente durante cinco meses. En medio de un debate en el Congreso, el representante a la Cámara por Bogotá del Partido Liberal Juan Carlos Lozada hizo unas aseveraciones muy fuertes. Según él, “la política cultural está perdida en Colombia. No hay política cultural seria en los territorios de nuestro país. Lo que han pretendido es aburguesar la cultura colombiana, cuando lo que deberían es darle valor, como lo han dicho los expertos, a la cultura territorial”. Advirtió el representante Lozada que el ministro (e) Zorro había “manejado realmente con los pies el Ministerio de Cultura”. Muy duras declaraciones.
A esto hay que sumarle la polémica por las inconsistencias en la hoja de vida del viceministro Esteban Zabala, que le significaron su salida del Gobierno. Todo indica que se han cometido muchos errores con estos nombramientos.
Veo con mucha satisfacción que el Gobierno le proponga al Congreso llevar el presupuesto de cultura más allá del billón de pesos, y más aún que haya optado por un ministro como el señor Correa, que tiene una hoja de vida impecable y una actitud ponderada. Pero es claro que la tarea de enderezar el rumbo será titánica.
CLAUDIA HAKIM
* Directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá