La primera vez que oí hablar de esta tierra fue de boca de mi compadre el maestro Alejandro Obregón, cuando en nuestras noches de ron Tres Esquinas nos deleitaba con los cuentos de su experiencia en el Catatumbo, donde estuvo manejando camión como un verdadero aventurero.
Según Wikipedia: La palabra Catatumbo (Ishtana) significa 'Casa del trueno' en lengua barí, población indígena que habita gran parte de la zona que baña este río, el cual es un símbolo de identidad de esta zona porque recoge agua de afluentes de 33 municipios de Norte de Santander.
La peor época es la actual, cuando dos facciones guerrilleras han escogido esta tierra para echarse bala.
Desde años de años esta tierra bendita ha sido víctima de cualquier clase de atropellos, desde el etnocidio de la raza barí a los desplazamientos, a las masacres de bandas paramilitares, a los crímenes del Eln. El Catatumbo es un territorio en disputa. Sus habitantes narran cómo distintos actores han buscado el control económico, armado y político allí, en conflictos que datan de inicios del siglo XX. Frente a estos, sus habitantes han respondido desde la vida y sus apuestas organizativas. Los autores de la guerra, insatisfechos por ver las salas del hospital militar vacías por falta de heridos, declararon literalmente "vamos a volver trizas el acuerdo de paz de Juan Manuel Santos" y volvieron trizas a Colombia. Una vez más, para atacar al enemigo político atacan el país de todos nosotros, no han entendido que si le va mal al Presidente le va mal a Colombia. La peor época es la actual, cuando dos facciones guerrilleras han escogido esta tierra para echarse bala, obligando a un desplazamiento de más de 50.000 personas de bajos y medios recursos, quienes han tenido que abandonar sus tierras, sus casas, sus animalitos y las cosechas.
Legiones de desplazados han invadido las ciudades. Afortunadamente el colombiano es generoso y muy sensible al dolor ajeno y se han enviado centenares de toneladas de alimentos, gracias a las asociaciones de las pastorales arzobispales y el maravilloso banco de alimentos del sacerdote más activo de las diócesis, el padre Daniel Saldarriaga.
Ya el Presidente de la República ha ordenado realizar todas las acciones militares y diplomáticas para cesar esta guerra inútil entre el Eln y las nuevas disidencias de la Farc. Desde esta columna invitamos a los jefes de la guerrilla a pensar en ayudar a rescatar el acuerdo de paz de La Habana por la vida y el bienestar de todos los colombianos.