La COP16 y el renacer de Cali

SEÑOR DIRECTOR:

El tiempo dirá si fue exitosa la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad 2024, la COP16, realizada en Cali.

En estos espacios de discusión y toma de decisiones suelen generarse algunas soluciones que quedan plasmadas en actas que comprometen su ejecución y cumplimiento. Existen ejemplos de eventos similares en los que se habló mucho y poco o nada se concretó.

Lo que sí no genera dudas es el renacer de Cali, la COP16 le dio vida y volvió a ser la ciudad linda y cívica de otras épocas. La istración de Alejandro Eder la rescató del ostracismo y la vergüenza en que la tenía el anterior gobierno. Pueda ser que no sea luz de un día.

A propósito de que en nuestro país se está celebrando la COP16 para discutir cómo mejorar para tener un mundo más limpio y más amigable para todas las especies, estamos mandando al mismo tiempo un mensaje negativo, pues se está aprobando un incremento del 5 al 35 % a los vehículos híbridos, que se estaban volviendo un hit porque producen muchísimo menos CO2, lo cual favorece al medioambiente. Pero, como prima el dinero sobre el ecosistema, prevalecen las leyes que recaudan más impuestos, porque el Gobierno hizo mal los cálculos de lo que pensaban recaudar, pensando que no habría mucha demanda. Qué pena con los representantes del mundo que asisten a este evento y ven que el país anfitrión es el menos interesado en el aire que respiramos.

El editorial de la edición impresa de EL TIEMPO (31/10/2024), titulado 'La tragedia sigue en Gaza', asigna a Israel la responsabilidad de la crisis humanitaria en la Franja, omitiendo, entre otras, que en manos de los terroristas de Hamás permanecen 101 secuestrados, incluidos mujeres y niños, que llevan más de un año en cautiverio.

La guerra, que Israel no inició ni quiso, podría haberse terminado hace meses si Hamás hubiese liberado a los rehenes y depuesto las armas. Hamás y otras organizaciones terroristas que operan desde Gaza, al servicio de los designios de Irán, buscan borrar a Israel del mapa, sin consideración alguna por la población palestina, a la que utilizan como escudos humanos, mientras sus militantes se refugian en túneles y utilizan instalaciones civiles como escuelas, hospitales y mezquitas para llevar a cabo sus acciones terroristas contra civiles en Israel.

¿No sería posible armonizar, en debates serios, sosegados, respetuosos, los dos proyectos de reforma de la salud radicados, en bien de todos los colombianos? ¿No sería ello un pacto de paz verdadero? ¿Es posible dejar de lado tanto extremismo político y pensar más en la sociedad? Todos estamos de acuerdo en sanear las economías de la salud, en llevarla a los lugares remotos, en tener libertad de escogerla, en que el Estado y los privados actúen armónicamente en torno a ella... ¿será mucho pedir acuerdo en esos ejes?