SEÑOR DIRECTOR:
EL TIEMPO de 4-9-2022 nos trae amplia información sobre el problema de la tierra. Principalmente en el Cauca: Caloto, Corinto, Padilla, Santander de Quilichao, Villa Rica, Puerto Tejada, Guachené y Miranda. Pero también el Cesar, La Guajira, Córdoba, Santander, Valle, Huila y Atlántico.
Este gobierno ha demostrado su intención de atender a la población vulnerable y más tratándose de solucionar el problema del hambre. Pero tanto el Presidente como la ‘vice’ y sus ministros han descartado las invasiones como medio para lograr este propósito. La legislación agraria existente, y en especial la Ley 160/94, contiene los diversos procedimientos para atender las demandas de campesinos, indígenas y comunidades negras.
A nivel urbano también se ha presentado el fenómeno de “invasores profesionales” que, siendo propietarios, usurpan predios para revenderlos. Por todos los medios se debe evitar esta ocurrencia, blindando de igual manera los predios de la SAE. La tierra no se debe obtener como compensación a una invasión, “debe ser para quien la trabaja”. Vale recordar que en el Incora la tierra se asignaba con un contrato provisional y solo después de 2 años la entrega es definitiva y el beneficiario no la puede vender sino hasta después de 5 años.
Si se reviven estas reglamentaciones se pueden mejorar las soluciones al problema agrario.
Fidel Vanegas Cantor
Controlar los pinchallantas
SEÑOR DIRECTOR:
Inconcebible que las autoridades distritales no hayan podido solucionar lo que cotidianamente vivimos los bogotanos con los llamados pinchallantas.
Hace muchos años se viene denunciando este vandalismo. Se conocen los sectores y las vías donde actúan y el modo en que operan. Llegó la hora de que se legisle sobre la materia y se haga un censo de ubicación, propietarios, empleados, y se impongan sanciones como extinción de dominio, prohibición de instalación de montallantas no autorizados, seguimiento a instalaciones piratas y multas onerosas a los que infringen la norma. Acabemos esta modalidad de atraco.
Francisco Javier Cajiao G.
Un hecho que avergüenza
SEÑOR DIRECTOR:
Si el país entendiera que, como se dijo alguna vez en la película V de Venganza, “las ideas son a prueba de balas”, un atentado como el que ocurrió este viernes 2 de agosto en el que murieron 7 uniformados adscritos a la Comisión de Policía del corregimiento de San Luis, zona rural de Neiva, Huila, sería un hecho por el cual sentiríamos vergüenza.
Aunque estemos o no de acuerdo con las políticas de la institución, ellos eran personas inocentes. Es una trágica noticia.
Si tenemos en cuenta la frase que escribo al principio, comprenderemos que más allá de las máscaras o las etiquetas que tengamos, la mejor manera de hacer un verdadero cambio no es a través de las armas, sino de lo que dejamos en la mente, el corazón y en la historia de los demás. Pero no generándole violencia a un país que ya derramó suficiente sangre.
Laura Almeciga Avellaneda