Señor Director:
Hacía casi diez años que la Selección de fútbol de mayores no jugaba en el estadio de El Campín. La última vez que lo hizo, en el 2010, empató a un gol con la selección del Perú en un partido amistoso.
Sorprendió en el encuentro contra Panamá del domingo pasado la escasa asistencia. El aforo del estadio es de cerca de 40.000 puestos, y solo 15.000 aficionados acompañaron al equipo del profesor Queiroz. Una de las razones, si no la principal, el alto costo de la boletería, que oscilaba entre 100.000 y 390.000 pesos, dependiendo de la localidad.
Los dirigentes del fútbol colombiano cobraron como si se presentara la selección Brasil con Neymar y todas sus estrellas; desperdiciaron la oportunidad de llenar el estadio para despedir la Selección antes de su viaje al sur del continente para participar en la Copa América, que se llevará a cabo en Brasil, en los meses de junio y julio.
Mario Patiño Morris
Señor Director:
“Cada día hay dos capturas por pases falsos” y así, la cantidad de documentación falsa que producen mafias y que de alguna manera es protegida por la ineficacia de las autoridades.
Qué fácil es hablar con los tramitadores que se encuentran -desde siempre- en las entradas de las oficinas de tránsito que ofrecen todo el portafolio de ‘servicios’. Sin embargo, los directores de Policía expresan en los noticieros como el mayor de los logros que inmovilizaron miles de carros y colocaron miles de comparendos a los que osan trabajar honestamente y prestan un excelente servicio, como son Uber, Cabify, Bit y DiDi, los cuales, por información de prensa, aportaron 25.000 millones de pesos por IVA el año pasado.
Los s de estas plataformas jamás se arriesgarán de nuevo a utilizar los servicios tradicionales, entre los cuales a los bicitaxis, que no cumplen la mínima medida mecánica ni de seguridad y ya se apoderaron de varios sitios de la ciudad. ¿Por qué todo funciona la revés?
Nelson Ponguta-Orduz
Señor Director:
Barranquilla es la ciudad capital que tiene el peor alcantarillado de aguas lluvias de Colombia. Sus aguas en épocas de invierno o medianos aguaceros se convierten, en cuestión de minutos, en temidos arroyos.
Las últimas alcaldías de la ciudad, ante la creciente gravedad, han venido invirtiendo millonarios recursos a fin de construir grandes obras para la canalización de esos mortales arroyos.
Sin embargo, la incultura de algunos de sus ciudadanos, que rayan en la criminalidad -muchos de ellos botan no solo la basura a sus calles, sino también escombros, llantas, colchones, mobiliarios viejos de sala comedor y alcoba-, es lo que genera los taponamientos de las rejillas y el nacimiento de estos torrenciales arroyos.
No es justo que una ciudad tan bella como lo es Barranquilla tenga que padecer por la incultura de algunos ciudadanos.
Rafael Antonio Córdoba Ardila
Bogotá