Degradación moral

Hasta dónde habrá llegado la degradación moral de la guerrilla que, para celebrar el aniversario de la muerte de un delincuente, asesinan a un soldado, causan lesiones a cerca de noventa personas y destruyen la infraestructura de algunos municipios del sufrido departamento del Cauca.

Era previsible la escalada terrorista en el territorio caucano, pues, como el Gobierno fracasó en su propuesta de la 'paz total', la insurgencia se mueve a sus anchas y cada día aumenta su presencia en diferentes zonas del país.

Mientras tanto, el Gobierno reunido en sus largos y estériles consejos de ministros, donde solo se buscan responsables de los males del país pero las soluciones brillan por su ausencia.

El Presidente no acepta que no ha girado lo que corresponde a las EPS, no obedece a la Corte, no reconoce que el deterioro del sistema de salud en su gobierno ha sido impresionante, nada. Todo es culpa de otros. Las evidencias son contundentes. Y el hecho es que los colombianos estamos ante un sistema de salud colapsado, que no suministra los medicamentos, en especial las EPS intervenidas. No es hora de repartir culpas, sino de actuar, revisar, concertar. Porque de por medio está la salud de millones de colombianos. Algunos tienen cómo pagar, pero la gran mayoría no. Y la salud es un derecho universal. No más politización ni cálculos electorales. La salud es lo primero, mayor acción política está en la gestión, en los buenos resultados.

En todo, para poder avanzar, se necesita discernir entre lo simple y lo complejo. Por ejemplo, la conmoción interior en Catatumbo es cosa simple: por reunir con evidencia los elementos que exige la Constitución, no se requiere demasiado tiempo para sentenciarse. En cambio, con los problemas de las reformas de la salud y la laboral se corrió en exceso, faltaron estudios y más mesas de diálogos, se volvieron temas ideológicos y no se hizo con tecnocracia, señales de requerir más tiempo, y por eso se desmadraron y se ha llegado a algo que conlleva una erogación presupuestal en este momento totalmente inoportuna como es la consulta popular. Ahí sí falló y falla el Gobierno, en una demostración más de su improvisación y mala asesoría.

"Pille el error" fue un juego que compartí con mi hija cuando era pequeña. Consistía en que yo le relataba un cuento y ella debía descubrir si yo cometía un error o le agregaba una mentira. Con este gobierno nos está sucediendo lo mismo. En cada discurso y propuesta del Presidente, ese juego se nos ha vuelto una realidad. Pillar un error o una mentira en un juego resulta inofensivo, pero hacerlo dirigiendo un país de 55 millones de habitantes es un riesgo del que sabemos cómo se inició, pero no cómo va a terminar. Un juego que inventó Petro para mantener al pueblo saciado más de falsas promesas que de realidades. Lo preocupante es que, sin importar las consecuencias, hay personas que del juego se benefician o lo defienden y hasta ruegan para que nunca acabe.