LOS ÁNGELES — La historia de la restauración de Notre-Dame comienza con un incendio, como bien sabe Claire Tabouret. Los funcionarios en Francia la han elegido a ella, una sa que durante los últimos 10 años ha llamado a Los Ángeles su hogar, para ayudar a concluir su proyecto de resurrección de años y 900 millones de dólares. Ella creará vitrales en varias de las capillas en la parte sur de la catedral.
Y mientras Tabouret ha observado los incendios más destructivos en la historia de Los Ángeles quemar su ciudad natal adoptiva, los paralelos se han vuelto ineludibles. Todo “comienza con un incendio, que inicia una conversación”, dijo, sobre cómo “transformar esta destrucción en un nuevo renacimiento, una nueva vida”.
La porción del renacimiento de Notre-Dame a la que contribuye Tabouret, de 43 años, agregará un toque contemporáneo a la catedral de casi mil años de antigüedad. La única razón por la que tiene esta oportunidad es porque un incendio devoró el techo y la aguja de la catedral en el 2019. Laurent Ulrich, el Arzobispo de París, planteó entonces la idea de instalar nuevos vitrales y, en una visita al sitio en el 2023, el Presidente Emmanuel Macron de Francia aprobó la idea.
El Ministerio de Cultura francés, dijo, organizaría un concurso para elegir al artista que los diseñaría. Los vitrales, dijo el Ministerio, llenarían seis de las siete capillas de ese lado de la nave, uniéndose a un vitral figurativo en una de las capillas que permanecería.
Los conservacionistas presentaron objeciones porque los vitrales a ser reemplazados —de la renovación del siglo 19 orquestada por Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc— habían sobrevivido al incendio. Pero el Ministerio siguió adelante y seleccionó a Tabouret entre más de 100 solicitantes. Ella colabora con el estudio Atelier Simon-Marq, de Reims, en los vitrales que se instalarán a finales del 2026.
“Nunca había entrado a ningún concurso”, afirma. “Pensé, si voy a intentar concursar alguna vez en mi vida, debería ser para esto. Porque no hay nada más grande, más histórico o más increíble”.
Tabouret creció en el sur de Francia y a los 18 años fue itida en la venerada École des Beaux-Arts para estudiar pintura. Visitó Nueva York como estudiante de intercambio antes de regresar a París, donde modeló para clases de arte y trabajó como mesera. Un día del 2013, el multimillonario francés François Pinault notó una de sus pinturas, dijo. Compró toda su obra en la exhibición. “A la mañana siguiente mi vida era diferente”, dijo.
Poco más de un año después, se mudó a Los Ángeles. Desde entonces, gran parte de su obra ha estado llena de figuras: a veces luchadores, a veces niños, a veces mujeres jóvenes y a veces ella misma. A menudo están llenos de “lenguaje corporal” y “sentimientos internos”, como ella dijo, y se han exhibido en París, Los Ángeles, Londres, Tokio y otros lugares. Un cuadro de jóvenes debutantes en vestidos azules se vendió en una subasta por 870 mil dólares en el 2021, y varios otros también se han vendido en cientos de miles de dólares.
“Todos podemos vernos en las pinturas, razón por la cual creo que son tan poderosas y también por la que creo que ella es una candidata tan fabulosa para hacer el proyecto de Notre-Dame”, dijo Davida Nemeroff, propietaria de Night Gallery en Los Ángeles, que tiene una exposición de la nueva obra de Tabouret (“Moonlight Shadow”) hasta el 29 de marzo.
Tabouret sabe que algunos se oponen a que su nueva obra reemplace sus amados vitrales. Pero se considera una investigadora de corazón y conoce la historia de Notre-Dame. Señala que fue construida mucho antes del siglo 19, cuando se realizó la última renovación (que los conservacionistas acogen). E incluso en su fundación, cientos de años antes, una iglesia en el lugar fue destruida para que sus piedras pudieran usarse para construir algo mejor.
“La idea de usar, reutilizar y transformar es parte de la historia de este edificio”, dijo. “Cada renovación sí modifica lo que había antes. Así que sería un poco extraño congelarlo en el tiempo”.