Doña Ángela, la abuela 'influencer' que enseña recetas sencillas y accesibles en redes

Con una pila de tortillas hechas a mano a su lado, una tímida abuela mexicana con un delantal morado miró a la cámara y se presentó al mundo.

“Les voy a presentar esta receta”, dice Doña Ángela, en su primer video en YouTube, de agosto del 2019, hablando español en un tono dulce que cruje levemente como la puerta de un granero. “Espero que les guste”.

A millones de personas les gustó, y la han adorado desde entonces. Doña Ángela, cuyo nombre completo es Ángela Garfias Vázquez, se ha convertido en una de las más vistas en el concurrido mercado de los programas de comida en línea. Los videos de 5 a 10 minutos de duración son grabados en su rancho en Michoacán, México, por su hija, con la cámara de un teléfono.

El canal de doña Ángela, “De Mi Rancho a Tu Cocina”, tiene más de 437 millones de visitas. Eso es más que el canal de Martha Stewart (alrededor de 172 millones) y el canal NYT Cooking (alrededor de 72 millones) juntos.

“El tipo de espacio rural que representa Doña Ángela no es tan visible en los medios sobre alimentos”, dijo Ignacio Sánchez Prado, profesor de Estudios Españoles y Latinoamericanos en la Universidad de Washington, en St. Louis, Missouri, quien se especializa en cultura mexicana. “Y creo que ella tocó un nervio con eso”.

Muchos fans creen que el atractivo radica en su aura de abuela: sus blusas salpicadas de flores, las manchas oscuras en sus manos y su capacidad de manejar tortillas calientes sin inmutarse.

“Simplemente cada ingrediente, cada cosa que usa son pequeñas revelaciones de recuerdos que te vuelven a la mente”, dijo Tiffany Holz, de Bettendorf, Iowa, fan de mucho tiempo de Doña Ángela y cuya abuela es de México.

Lupe Montiel, una fan de Los Ángeles, se ha preguntado, al igual que otros, qué es lo que tiene Doña Ángela que provoca sentimientos de melancolía. Algunos piensan que son sus mejillas arrugadas o la forma en que sonríe mientras sus ojos cafés desvían la mirada.

Por supuesto, la comida que prepara también es deliciosa, dijo Richard Sandoval, el chef mexicano.

La gama de platillos de temporada de Doña Ángela, dijeron expertos, resalta la tradición ancestral de la cocina mexicana. Sus recetas incluyen tacos rellenos de huitlacoche, un hongo; chicharrón en salsa verde; cortadillo con nopalitos; y un mole repleto de chiles negros, chocolate y clavo, molido en mortero.

“Al final del día, ella nos muestra que todo lo que necesitas es fuego, un comal y algunos ingredientes para preparar estas comidas increíbles”, dijo Sandoval.

Esa simplicidad también se refleja en sus valores de producción de bajo presupuesto. Doña Ángela tiene un comal grande; una licuadora; ollas; y luz del sol que tiñe a su cocina de amarillo pálido. Es cálida, pero reservada. Ella quiere que sepas que preparó esta comida para ti y espera que te guste. “Muy sabroso”, promete al final de cada video.

En el 2020, Forbes México nombró a Doña Ángela como una de las 100 mujeres más poderosas del País. Pero ella no parece interesada en la fama. Ella no respondió a las solicitudes de entrevista. Escasea la información sobre ella. Tiene poco más de 70 años y en el 2020 dijo a Notivideo, una organización noticiosa en Michoacán, que tiene tres hijas, cinco hijos y 20 nietos, y que su madre le había enseñado a cocinar.

Su hija dijo en un video que le lee los comentarios en línea a su madre. En ese video, Doña Ángela, con los ojos llenos de lágrimas, les dice a sus fans: “Los quiero mucho a todos. Les doy las gracias a todos ustedes. Y que Dios los bendiga”.

Bradley Coss, de 48 años, de El Paso, Texas, ha visto casi todos los videos de Doña Ángela con su madre, Cruz Ortiz, de 93 años, quien también creció en un rancho mexicano.

“Puedes ver en mi mamá la auténtica alegría que le produce ver estos videos”, dijo Coss.

Chisporrotearon los chiles serranos en el comal. Se licuaron los tomates en la licuadora. Cuando Ortiz se quedó dormida con esos sonidos, su hijo presionó pausa y guardó el resto para más tarde.

EDUARDO MEDINA

THE NEW YORK TIMES