Cuando Marissa Vosper y Lauren Schwab fundaron la marca de ropa íntima Negative Underwear en el 2014, decidieron no retocar los cuerpos de las mujeres en los materiales de mercadotecnia.
Vosper calificó la medida como “algo obvio” —propia de una empresa que vende principalmente brassieres sin varillas y ultra minimalistas. La piel tendría textura. Los cuerpos tendrían estrías.
En general, el enfoque pareció funcionar. La tirada inicial de Negative Underwear se agotó en dos semanas. Pero ha habido consecuencias no anticipadas. Un anuncio reciente que presentaba una foto de los senos de una mujer en un brassier mostraba delicadas estrías cruzándole el pecho. Algunas consumidoras protestaron porque las estrías parecían demasiado uniformes. Vosper recordó que escribían en línea cosas como: “No hay manera de que sus estrías sean tan perfectas”.
Durante más de un siglo, los anuncios de lencería han enfatizado una versión idealizada de la forma femenina. Durante los primeros años de este siglo, Victoria’s Secret comerciaba con expectativas casi celestiales de la perfección. En anuncios, sus “ángeles” parecían no tener ni un lunar fuera de lugar.
Pero en la última década, marcas más nuevas de ropa interior se han centrado en las llamadas imperfecciones, como las estrías. En el negocio de la lencería, el otrora prohibido “defecto” se acerca a ser el estándar de la industria.
Aparecen estrías en fotografías de productos de Aerie, Cuup, ASOS, Boohoo, Missguided y Target.
Cuando Cayla O’Connell fundó su marca de ropa interior en el 2017 (antes conocida como Knickey, recientemente relanzada como Subset), vio que la mayoría de las principales marcas de ropa interior eran dirigidas por hombres. Ella quería ofrecer una perspectiva diferente.
“Como mujer, quiero participar en el consumo de cosas que me hablen”, dijo. “Y mi realidad es que tengo estrías”.
O’Connell dijo que consideraba el compromiso de Subset de mostrar un elenco diverso de modelos (y manejar tallas hasta 4XL) como algo que la distinguía de las empresas más grandes. Esas marcas, dijo, están “sumergiéndose estratégicamente en el espíritu de la época”, con ocasionales campañas publicitarias que presentan modelos con estrías.
O’Connell ve esa estrategia como falsa. “Es un resultado directo de la reacción negativa que estaban recibiendo algunas de estas empresas estaban en torno a ver a las mujeres como objetos”, dijo.
“No alteramos los cuerpos de las mujeres”, dijo Vosper. Nota para los que dudan: las estrías son reales.
“Algunas personas piensan que nunca es suficiente y otras piensan que es demasiado, y todo mundo tiene un comentario cuando se trata de los cuerpos de las mujeres”, dijo.
Por: MATTIE KAHN
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