‘Occidente debe proveer de las mejores armas a Ucrania’

¿Cómo sería una estrategia efectiva? Para empezar, los gobiernos occidentales deben establecer objetivos compartidos. Ucrania debe expulsar a las fuerzas rusas y recuperar todo el territorio que ha perdido desde 2014; Rusia debe ser obligada a pagar reparaciones de guerra para compensar a Ucrania (el Banco Mundial estima que la reconstrucción costará 500.000 millones de dólares durante la próxima década); los miles de ucranianos que han sido deportados a Rusia deben regresar y los presuntos crímenes de guerra cometidos por tropas rusas deben ser investigados y castigados.

Occidente ya no puede salir del paso prometiendo apoyar a Ucrania “todo el tiempo que sea necesario”. En lugar de frenar a Ucrania para que no ataque los activos estratégicos y militares rusos, debería dar la bienvenida a tales ataques. Perder la guerra es lo mejor que podría pasarle a Rusia. 

Históricamente, las derrotas militares han impulsado reformas y un cambio de liderazgo, como ocurrió después de la Guerra de Crimea (1853-56), la Guerra Ruso-Japonesa (1904-05) y la guerra en Afganistán (1979-88). Vladimir Putin ha reintroducido un nivel de represión estalinista y optado por una guerra eterna, un proyecto que probablemente termine en su desaparición. Si bien en última instancia corresponde a los rusos efectuar el cambio de régimen, Occidente debería dar la bienvenida a la perspectiva.

Muchos creen que Rusia tiene la ventaja en una guerra prolongada simplemente porque su población y economía son más grandes que las de Ucrania (aunque Estados Unidos fue derrotado en Vietnam y Afganistán después de largas guerras). Sea cual sea el caso, una guerra más larga sin duda costará mucho más a todos. Como tal, Occidente debería volver a la táctica de “impacto y asombro” del exsecretario de Estado de EE. UU. Colin Powell en la Guerra del Golfo para lograr una victoria ucraniana.

Eso significa entregar todas las mejores armas convencionales a Ucrania lo antes posible, en lugar de continuar con el cuentagotas actual de armas viejas. Nadie puede usar tales armas mejor que los soldados de Ucrania. Si Ucrania perdiera, las fuerzas rusas avanzarían más hacia Europa para cumplir la ambición neozarista de Putin de restaurar el Imperio ruso. Dado que el pueblo ucraniano está luchando y muriendo para defender a Europa, lo mínimo que Occidente puede hacer es darles todo lo que necesitan para ganar. Dinamarca y los Estados bálticos han dado un ejemplo que otros deberían seguir. 

Específicamente, Occidente debería proporcionarle a Ucrania potentes armas de largo alcance, como los misiles ATACMS y Taurus, así como una fuerte fuerza aérea, para que pueda obtener supremacía en el aire. Con miles de occidentales que han luchado voluntariamente por Ucrania en las líneas del frente, ¿por qué no se unen también pilotos occidentales? Ucrania necesita una defensa aérea adecuada. Absurdo que Occidente haya convertido a Rusia, en lugar de Ucrania, en una zona de exclusión aérea.

Los eminentes generales retirados de EE. UU. Ben Hodges y Philip Breedlove han argumentado durante mucho tiempo que Crimea probablemente sea decisiva. De manera similar, a mediados del siglo XIX, Pavel Nakhimov, un almirante de la Marina Imperial Rusa, observó que quien controla Sebastopol (el puerto más grande de Crimea) controla el mar Negro.

Claramente, el control ucraniano de esa ciudad debería ser un objetivo estratégico importante. Para cortar a Rusia de Crimea, Ucrania también necesitará destruir los puentes del estrecho de Kerch hacia la península.

Para obligar a Rusia a pagar reparaciones de guerra a Ucrania, Occidente debería confiscar los 300.000 millones de dólares de reservas del banco central ruso que ha congelado. Canadá y EE. UU. ya han adoptado leyes que autorizan tal medida; deberían seguir adelante, y la Unión Europea debería seguir el ejemplo. Es inconcebible que Rusia pueda violar las leyes internacionales a su antojo y, aun así, tener su propiedad protegida en Occidente. Mientras continúe la guerra, Occidente necesitará proporcionar a Ucrania 100.000 millones de dólares por año: al menos 50.000 millones en asistencia militar, 40.000 millones para financiar el gobierno civil y 10.000 millones de dólares en asistencia humanitaria.

Si bien las sanciones occidentales sobre Rusia han tenido cierto impacto, deben fortalecerse. Debido a las sanciones existentes, la economía rusa no ha crecido desde 2014 y sus ingresos por exportaciones cayeron un 26 por ciento el año pasado. Pero para endurecer aún más las sanciones, todos los gobiernos occidentales deberían imponer aranceles prohibitivos a todas las importaciones de Rusia, como la UE está haciendo actualmente con respecto a los productos agrícolas rusos. Los países occidentales ya han rescindido el estatus de nación más favorecida de Rusia, y los aranceles permitidos por la Organización Mundial del Comercio son muy altos. Dado que los países occidentales comercian tan poco con Rusia, los aranceles más altos ya no tendrán ningún impacto significativo en su inflación interna. Ya que el sistema aduanero funciona bien, los problemas de aplicación se minimizarían.

Durante la Guerra Fría, los gobiernos occidentales cooperaron a través del Comité Coordinador de Controles Multilaterales de Exportación (CoCom), con sede en París. Ese organismo debería ser restaurado para asegurar un control más efectivo sobre las exportaciones sensibles a Rusia. Las sanciones personales también necesitan ser coordinadas, reforzadas y simplificadas. Todas las jurisdicciones sancionadoras deberían acordar reglas similares, imponer las mismas sanciones y compartir información clasificada sobre los motivos de estas.

Mientras tanto, los rusos que condenen la guerra y se retiren de Rusia deberían ser eliminados de las listas en todas las jurisdicciones. Las propiedades en Occidente de oligarcas sancionados no deberían ser toleradas. De manera similar, Occidente necesita comenzar a pensar en cómo penalizar a las empresas occidentales que continúan trabajando en Rusia y apoyan al Gobierno ruso con impuestos y otros beneficios. Una idea razonable es que se les obligue a pagar impuestos penales proporcionales a lo que pagan a Rusia.

Finalmente, la UE debería comenzar las negociaciones de adhesión con Ucrania, y la Otán debería usar su cumbre del 75 aniversario en Washington en julio para extender una invitación formal de membresía a Ucrania. Una gran mayoría de los de la Otán ya apoyaron hacerlo en la cumbre del año pasado en Vilnius. No hay razón para no seguir adelante este año como parte de una estrategia occidental unificada más amplia.

Anders Åslund, investigador senior en el Foro Mundial Libre de Estocolmo, coautor de ‘Reconstrucción, Reforma y Adhesión a la UE para Ucrania’ (Frivärld, 2023). © Project Syndicate, Estocolmo.