¿Quién es Donald Trump? El 47° presidente de Estados Unidos que hace historia al sobrevivir a dos atentados y estar imputado penalmente

Además de empresario, personalidad televisiva y político, Donald Trump se convirtió este lunes 20 de enero en el primer presidente en toda la historia de Estados Unidos en ser condenado por delitos penales y sobrevivir a dos intentos de asesinato que lo han mantenido, por años, en el foco de atención mediática de ese país y el mundo.

Nacido en Queens (Nueva York) en 1946, Trump heredó en la década de 1970 el emporio inmobiliario de su padre, Fred, a quien siempre consideró su mentor en los negocios. Siempre fiel a su convicción de cambiar la historia con lo que hace, hoy, a sus 78 años, se convirtió, por segunda vez, en el presidente número 47 de Estados Unidos para el periodo 2025-2029, tras haber ocupado el cargo entre 2017 y 2021.

(Además: Atención: Donald Trump ganó las elecciones de Estados Unidos: derrotó a Kamala Harris y es el presidente número 47 de ese país)

Antes del 2015, cuando irrumpió como candidato presidencial, Trump se dedicó a expandir el negocio de su familia -compuesta por cinco hijos y diez nietos- que lo llevaron a ser uno de los hombres más ricos del mundo gracias a un conglomerado de empresas que incluyen hoteles, casinos, campos de golf y decenas de productos asociados a su marca. Incluso, fue dueño durante años del concurso de Miss Universo.

Justamente, su aparición en reality shows, la publicación de más de una docena de libros sobre finanzas y la imagen que proyectó de magnate y socialité lo pusieron en el radar de la prensa. Sin embargo, fue su portada de la revista Playboy del año 1990 lo que para muchos ciudadanos de a pie lo convirtió en el epítome del empresario estadounidense exitoso.

En aquella edición, Trump tenía 43 años, aparecía junto a una modelo y concedió una entrevista que plasmaría su compleja personalidad. Incluso, de acuerdo con una crónica de Wall Street Journal, hasta la misma excanciller alamana Angela Merkel leyó aquel ejemplar para preparar un encuentro entre ambos en 2018.

“La entrevista, a ratos inquietante y a ratos profética, repasa su autoevaluación típicamente inmodesta y cataloga sus filosofías políticas, al tiempo que ofrece una crítica mordaz de Estados Unidos, al que veía (y todavía ve) como 'débil' y 'manejado' por el resto del mundo. En la entrevista, también despliega un plan para su presidencia hipotética, años antes de ganar la Casa Blanca”, explica The Atlantic sobre la importancia que tuvo para la vida de Trump aquella charla en una de las revistas más populares del siglo pasado.

Y es que ya desde la década de los 90, Trump tenía un discurso que lo terminaría catapultando a la presidencia cuando se impuso sobre la demócrata Hillary Clinton en las votaciones de 2016 sin ni siquiera tener años experiencia en cargos públicos.

Desde entonces, el republicano ha remecido los cimientos de la democracia estadounidense y del Partido Republicano, del cual ha salido nominado como candidato presidencial en las últimas tres elecciones.

Roger Stone, uno de sus exasesores políticos y a quien en Estados Unidos llaman el ‘Padre de la campaña negra’ de la política, dice que el discurso de Trump es su “ventaja” sobre los demás candidatos a los que se suele enfrentar.

Y es que el magnate no duda en referirse en términos crudos y controversiales a los temas que más preocupan a la mayoría del electorado para causar todo tipo de emociones: ha calificado a los indocumentados de “violadores” y “criminales” que contaminan a su país, es un negacionista del cambio climático e incluso llegó a cuestionar al mismo sistema electoral de su país.

“Es un hombre de negocios. Le gusta la migración, pero lo que no le gusta es que millones de personas vengan sin documentos. No cree que sea algo bueno para el país. Todo lo que dice es un pensamiento consistente con lo que piensan los estadounidenses”, justificó en Fox News Stanley Renshon, analista político estadounidense.

Mary L. Trump, sobrina del expresidente, y autora del libro ‘Siempre demasiado y nunca suficiente: Cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo’, en entrevista con este diario hace unos años, destacó que, desde su perspectiva, “él es muy narcisista e inseguro, por lo que perder crearía tanto dolor que lo encontraría intolerable. Él también tiene la idea de que tiene que ganar a cualquier costo porque si no lo hace, no solo sería doloroso, significaría que es un perdedor, lo que en nuestra familia era condenado”.

En la práctica, el que “odie perder” se refleja en sus acciones. De hecho, en el 2020, cuando Joe Biden le ganó las elecciones, el ahora presidente se negó a reconocer su derrota en las urnas y alimentó teorías falsas sobre un fraude electoral que en enero de 2021 terminó en el asalto al Capitolio, uno de los mayores desafíos que ha enfrentado la democracia estadounidense en la historia reciente.

Por ese entonces, una turba de cientos de trumpistas intentaron frenar la certificación de la victoria de Biden, un caso que lo terminaría llevándolo a los estrados por tratar de retener el poder. A ese caso, se suman otros tres líos con la justicia. Fue, precisamente, una de esas causas, la que lo convirtieron a ser el primer expresidente estadounidense en ser condenado en una causa penal.

Justo el pasado mayo de 2024, Trump fue juzgado y hallado culpable de intentar ocultar un pago a una actriz de cine para adultos para que esta no revelara los detalles de un supuesto encuentro sexual que tuvieron ambos en la década de los 2000. 

Sobre estos 34 delitos que le fueron imputados, Trump fue sentenciado a "libertad sin cargos", lo que significa que el republicano no pisará la cárcel ni recibirá una multa.

Lo cierto es que hasta ahora ningún escándalo lo ha tumbado y las encuestas siguen demostrando que tiene un apoyo suficiente que lo sigue sosteniendo. 

Además, muchos destacan como uno de sus principales logros el manejo que le dio a la economía durante su presidencia, que creció a un ritmo promedio de 2,3 y 2,9 %, reduciendo el desempleo y la pobreza, indicadores que se vieron lastrados cuando llegó la pandemia.

Es innegable que Trump tiene una atracción casi magnética con sus votantes, que según el Pew Research Center se identifican como hombres blancos mayores de 30 años de clase media y baja que lo ven con iración. Incluso, el mismo Trump retrató esa fidelidad con en una famosa frase que dijo en 2016: “Tengo a la gente más leal. ¿Alguna vez vieron algo así? Podría pararme en la mitad de la Quinta Avenida (de Nueva York) y disparar a gente y no perdería votantes”.

Después, su imagen quedó casi mitificada entre sus simpatizantes este año después del intento de asesinato de julio en Butler, Pensilvania, cuando un francotirador le disparó en varias ocasiones mientras daba un discurso ante una multitud que lo alababa. 

Un movimiento de su cabeza lo salvó en el último segundo y la bala solo le rozó una parte de su oreja. Unos meses después, mientras jugaba golf en Florida, el Servicio Secreto evitó que un hombre le disparara con un rifle AK-47 equipado con una mira telescópica.

Sus seguidores no descartan que dios le salva la vida y le juran lealtad absoluta, pese a sus problemas judiciales. “Si alguien disparara a Trump, yo sería el primero en lanzarme en medio de las balas para intentar salvarlo”, le dijo Donald Owen, de 71 años, a la agencia AFP en Michigan.

Trump, que será el presidente estadounidense de más edad en prestar juramento, apuesta también por los hombres jóvenes, cuyo apoyo cultiva con videos con campeones de artes marciales mixtas en la red social TikTok, o declaraciones provocadoras en pódcasts.

Sin embargo, hay quienes creen que un segundo mandato podría significar una amenaza mucho mayor. Un editorial de The New York Times asegura que su regreso a la Casa Blanca supondría un riesgo al poner a la justicia al servicio de sus intereses para perseguir a sus enemigos.

“Es un candidato errático, cada vez más desenfrenado. Mucho más irresponsable que la campaña anterior. Hoy parece que se da el lujo de comportarse como quiere porque tiene una base leal que no lo abandona. Su discurso es agresivo y busca dividir el país”, le explicó a este diario Muni Jensen, analista política y socia de Dentons Global Advisors.

Pero todo lo que hace, incluso los diminutos pasos que da cuando abandona el escenario, forman parte de una coreografía meticulosamente calculada para sus campañas electorales que lo han llevado a ser uno de los políticos más queridos y odiados de la historia reciente y que muchos quieren emular en otros lugares del mundo.

Carlos José Reyes García - Subeditor INTERNACIONAL - EL TIEMPO