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¿Qué significa evitar sentarse en la cabecera de la mesa, según la psicología?

• La elección del lugar en la mesa puede reflejar su estilo de liderazgo y afectar la dinámica del grupo.

¿Qué significa que una persona se toque la nariz al hablar, según la psicología?

Existe una explicación detrás de dicha conducta. Foto: Istock

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Donato Del Blanco

REDACTOR28.05.2025 09:26 Actualizado: 28.05.2025 09:49

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Evitar sentarse en la cabecera de la mesa no es un simple acto de modestia o casualidad. Desde el enfoque de la psicología del comportamiento, esta elección refleja nada más y nada menos que su percepción sobre el poder, la autoridad y las relaciones grupales.

De acuerdo con Psychology Today, la cabecera, o “asiento eléctrico” como lo llama el psicólogo industrial Bernardo Tirado, representa el epicentro del liderazgo en cualquier dinámica grupal. Entonces, cuando usted opta por no ocupar ese lugar, está enviando señales implícitas sobre su rol y sus intenciones dentro del grupo.

El asiento eléctrico y sus implicancias en la dinámica de poder

La cabecera de una mesa simboliza históricamente autoridad y control. En entornos familiares, ese lugar suele estar reservado al padre o la madre. En contextos profesionales, quien se sienta allí suele marcar el ritmo de la reunión.

Sentarse en la cabecera proyecta liderazgo, dominio de la conversación y toma de decisiones. Evitar ese asiento puede ser una estrategia deliberada para fomentar una comunicación horizontal, más colaborativa y menos jerárquica.

El lugar que elige en la mesa puede decir mucho de usted Foto:Getty Images

Desde la perspectiva psicológica, quienes rehúyen la cabecera pueden estar buscando minimizar la percepción de superioridad. Usted, al hacerlo, podría estar priorizando la integración y la apertura, especialmente en equipos de trabajo donde la cohesión es clave. Según Tirado, este gesto transmite que no busca imponer, sino participar como uno más.

En mesas rectangulares, evitar la cabecera suele asociarse con accesibilidad. Usted podría ser percibido como alguien dispuesto a escuchar, a colaborar y a construir consensos.

En cambio, si elige la cabecera, se espera que dirija, imponga ritmo y asuma responsabilidades decisivas. En mesas redondas, donde no existe una cabecera evidente, la autoridad se redistribuye simbólicamente.

Sin embargo, incluso allí, puede crear un “asiento eléctrico” moviendo discretamente su silla hacia atrás, marcando presencia sin necesidad de palabras.

En espacios laborales, la posición que usted elija puede modificar la percepción que otros tienen sobre su rol. En una negociación, ceder la cabecera puede suavizar tensiones y construir confianza. En cambio, tomarla puede ser útil si necesita reafirmar su liderazgo.

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