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Análisis
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Guerra comercial, la arriesgada apuesta de Donald Trump que podría coronar o hundir su presidencia en EE. UU.
Aunque el mandatario defiende los aranceles, expertos advierten impacto económico para los ciudadanos.
Donald Trump no solo se está jugando su presidencia, sino la estabilidad económica tanto de Estados Unidos como la del resto del planeta. Foto: Archivo EL TIEMPO/COLLAGE
Si algo ha demostrado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a lo largo de las décadas, es que le gustan las apuestas. En cierto sentido, tanto sus éxitos como fracasos en el mundo empresarial y político han estado amarrados a esa premisa, según la cual “el que poco arriesga, poco gana”.
Pero la que acaba de hacer, al anunciar esta semana nuevos aranceles a las importaciones de más de 180 países del mundo, califica, sin lugar a dudas, como la más temeraria de todas.
El presidente de EE. UU. , Donald Trump, a lo largo de las décadas, es que le gustan las apuestas Foto:AFP
No solo porque se está jugando su presidencia, sino la estabilidad económica tanto de Estados Unidos como la del resto del planeta.
La teoría del mandatario es que Estados Unidos ha sido víctima de políticas comerciales injustas que han empobrecido a su país a lo largo de las décadas. Las tarifas, de entre el 10 y el 54 por ciento, no solo corregirán ese desbalance, sino que darían inicio a una nueva era de prosperidad marcada por el retorno de empresas al país y empleos mejor pagados, según afirmó.
Y algunos incluso sugieren que sus políticas, a largo plazo, podrían forzar la relocalización de empresas y materializar las promesas que ahora hace.
Lo que advierten los analistas sobre el efecto en Estados Unidos de la guerra arancelaria
Pero en lo que sí hay coincidencia casi absoluta es en que en el corto y mediano plazo los aranceles encarecerán el costo de vida para todos, tendrán un profundo impacto en los mercados bursátiles, y, probablemente, dejarán a Estados Unidos muy cerca de una recesión.
Según un nuevo análisis del Laboratorio para el Presupuesto de la Universidad de Yale, las nuevas tarifas podrían provocar un aumento de precios del 2,3 por ciento este año, que se traduciría en una pérdida promedio de 3.800 dólares en poder adquisitivo por cada hogar.
Alan Detmeister, execonomista de la Reserva Federal, pronostica que la inflación anualizada, a medida que el crecimiento se desacelera, podría dispararse hasta un 4,5 por ciento para finales del 2025, antes de alcanzar un máximo cercano al 5 por ciento para principios de 2026.
"Los precios van a subir, punto. No hay otra manera de mirar esto", dice Martha Gimbel, uno de los autores del informe de Yale tras advertir que los más afectados serán las familias de bajos ingresos, que destinan casi todos sus recursos a los gastos corrientes y no tienen ahorros para amortiguar el choque.
Trump cree que EE. UU. fue víctima de comercio injusto que ha empobrecido a su país. Foto:Archivo EL TIEMPO/COLLAGE
Además, en Wall Street, los economistas han comenzado a elevar drásticamente sus pronósticos de desempleo, advirtiendo que podría alcanzar un 5 o 6 por ciento para finales del año o comienzos del entrante.
“Esto podría dificultar que los trabajadores busquen empleos con salarios más altos y se mantengan al ritmo del aumento del costo de la vida, lo que reduciría aún más su poder adquisitivo y sentaría las bases para una recesión mucho más significativa”, dice Omair Sharif, fundador de la firma de investigación Inflation Insights.
La defensa que hace la Casa Blanca de su política arancelaria
Aunque la Casa Blanca no comparte este panorama, sí reconocen que los estadounidenses tendrán que apretarse el cinturón mientras los planes del presidente surten efecto.
“Sabemos que muchos estadounidenses están preocupados, y estamos luchando arduamente para bajar los precios. Lo que les pido a todos que entiendan es que no vamos a solucionar las cosas de la noche a la mañana. Hay que tener un poco de paciencia”, dijo el vicepresidente J.D. Vance.
Trump, por su parte, le pidió al público “confiar en sus instintos” e ignorar las críticas de "globalistas" y grupos con "intereses especiales" que lo han comenzado a atacar. "No se olviden -dijo el presidente- que todos los pronósticos que han hecho nuestros opositores con respecto al libre comercio en los últimos 30 años han estado equivocados".
La gran pregunta sobre la mesa es si los estadounidenses, al menos los que lo eligieron, están dispuestos a dar ese compás de espera.
La gente se reúne para la protesta "¡Manos fuera!" contra las políticas del presidente Donald Trump. Foto:AFP
Aunque son muchas las razones que explican su triunfo en las elecciones de noviembre del año pasado, el estado de la economía fue una de las que más pesó.
Según los sondeos, al menos un 60 por ciento de los votantes citó el malestar por el estado de sus finanzas como una de las razones para votar por Trump. Especialmente entre grupos minoritarios, como latinos, afros y personas de bajos recursos, donde los demócratas perdieron terreno.
De hecho, gran parte de la campaña del republicano se cimentó en que los precios y la inflación comenzarían a caer desde el primer día de su mandato.
“Ahora Trump les está diciendo no solo que no bajarán, sino que se preparen para pagar más. Está poniendo en peligro su mayor activo que es la confianza que los estadounidenses depositaron en él en materia de política económica”, dice Larry Sábato director del Proyecto Electoral de la Universidad de Virginia
Y algo de eso ya se ha comenzado a sentir. Esta semana, durante una serie de elecciones especiales que se realizaron en Florida y Wisconsin, el partido encajó derrotas y perdió terreno. Y lo mismo sucedió hace pocos en comicios locales en Pensilvania y Iowa.
“Se olvida por momentos que Trump ganó por un estrecho margen –1,5 por ciento- y que los republicanos controlan Senado y Cámara por unas cuantas curules. Muchos votantes se cambiaron de bando no necesariamente porque quisieran a Trump, sino por sus promesas económicas. Si no las cumple, si la economía tambalea, los republicanos lo pagarán en las urnas”, dice el analista.
Manifestantes se reúnen en el National Mall, Washington, para la protesta nacional contra Trump. Foto:AFP
Y aunque todavía faltan muchos meses, el partido podría sufrir un gran revés en las elecciones del año entrante, cuando estarán en juego la Cámara y el Senado.
Esa perspectiva ya está causando nervios entre del partido, que han comenzado a tomar cierta distancia de Trump y su política comercial, y advierten que perder el control del Congreso sería contraproducente para la misma agenda del presidente y el renacimiento del movimiento conservador.
“Desde un punto de vista económico, quién sabe. Pero desde uno político esto de los aranceles, y la guerra comercial que desatan, es una idea terrible”, sostiene Philip Luck, director del programa económico del Centro para los Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).
Bárbara Trish, profesora de ciencia política de la Universidad de Grinnell, coincide. Pero no sin antes añadir un matiz importante.
“No es la primera vez que los analistas pensamos que esto es la gota que rebosa la copa, pero Trump, con esa capa de teflón que parece tener, resiste”, dice Trish.