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Los nexos entre Washington y el golpe de Estado en Chile que señalan archivos secretos

Un experto en documentos clasificados habla sobre una supuesta 'intervención encubierta'.

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Peter Kornbluh es quizá una de las personas que más sabe sobre Chile y el golpe militar contra el presidente Salvador Allende (1970-1973) hace 50 años. Desde su oficina en la ONG Archivos de Seguridad Nacional lleva décadas documentado el caso en una cruzada por lograr que Estados Unidos revele lo que sabe.
De hecho, recientemente la Cámara de Diputados de Chile aprobó solicitar desde la Cancillería archivos secretos a Estados Unidos sobre su rol en el golpe de Estado que quebró la democracia en el país suramericano y dio paso a una sangrienta dictadura (1973-1990) comandada por el exgeneral del Ejército Augusto Pinochet Ugarte.
Kornbluh acaba de publicar Pinochet Desclasificado: Los Archivos Secretos de Estados Unidos, una actualización de un libro previo con motivo del 50.° aniversario del golpe y que incluye fascinantes documentos nunca antes revelados. EL TIEMPO lo entrevistó.

Usted ha dedicado buena parte de su vida laboral al golpe de Estado de Pinochet en Chile. ¿Por qué cree que sigue siendo tan importante recordar lo que pasó?

El golpe de Estado en Chile, como el caso de Francisco Franco en España, se convirtió en un símbolo mundial, y creo que lo sigue siendo por dos razones: Salvador Allende representaba una búsqueda pacífica de cambio, de un cambio significativo que realmente despertó las esperanzas y los sueños de mucha gente, no sólo en Chile sino en todo el mundo. Y creo que el secretario de Estado de EE. UU. de la época, Henry Kissinger, lo entendió y por eso buscó que fracasara a través de un sangriento golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet que resonó en todo el planeta.

Una alerta que sigue resonando en nuestros tiempos...

El 50.° aniversario de ese golpe sigue siendo relevante para muchos países porque actualmente hay una erosión de las instituciones democráticas, al igual que la hubo en Chile con la ayuda de Estados Unidos durante Allende y existe una amenaza creciente en una serie de países donde avanza el autoritarismo. Lo estamos viendo en EE. UU. con el caso (Donald) Trump que desafió abiertamente al sistema democrático (con la insurrección del 6 de enero de 2021) y aún se sigue hablando de eso entre sus seguidores. Los desafíos que existen en temas como la inmigración, la delincuencia, la inflación... le están dando oxígeno a movimientos de extrema derecha que buscan vías antidemocráticas para llegar o mantenerse en el poder. El golpe de Estado en Chile nos recuerda que lo que se necesita es más democracia, no menos.
50 años del golpe en Chile

50 años del golpe en Chile Foto:Archivo EL TIEMPO

¿Usted cree que algo como lo de Chile podría repetirse hoy día?

Creo que varios países, desde Suecia hasta Francia, pasando por Estados Unidos, México, el mismo Chile y otros lugares... se ven amenazados por la deriva hacia los extremos. No sólo hacia la derecha, sino hacia cualquier extremo, hacia sistemas que no respetan la verdad, la dignidad y la gobernanza democrática. Chile es un país del que se pueden extraer muchas lecciones. No por nada, el 50.° aniversario está, creo, acaparando la atención en todo el mundo, en parte, porque es un buen momento para recordar esas lecciones.
Henry Kissinger (a la izquierda), el entonces vicepresidente Nelson Rockefeller y el presidente Gerald Ford.

Henry Kissinger (a la izquierda), el entonces vicepresidente Nelson Rockefeller y el presidente Gerald Ford. Foto:Foto. AFP / Archivo Nacional

En la reciente reedición de su libro se incluyen nuevas revelaciones. Una de ellas es un documento desclasificado de una conversación directa entre Kissinger y el presidente Richard Nixon donde hablan de sus planes en Chile...

Estamos hablando de asesinatos políticos y de lo impactantes que son. Imagínese un Chile donde no había antecedentes de algo así y, de repente, el comandante en jefe de las fuerzas armadas (el general René Schneider) es asesinado, abaleado en plena calle a un par de cuadras de su casa. Con el tiempo, supimos que esto era el primer paso de una especie de un complot maquiavélico para interrumpir la transferencia del poder en el país y justificar un golpe militar que frenara el ascenso de Allende. Y la CIA, bajo órdenes directas del entonces presidente estadounidense, estuvo involucrada. Enviaron armas y dinero para pagar a la banda que supuestamente iba a secuestrar a Schneider pero que terminaron disparándole. Pagaron pólizas de seguro de vida para estos individuos. Y luego, después de que Schneider fue asesinado, gastaron una buena cantidad de dinero para que los autores no fueran arrestados y no hablaran del rol de la CIA.

¿Qué hablaron específicamente Kissinger y Nixon?

Henry Kissinger y Richard Nixon, los dos hombres más poderosos del mundo para ese momento, hablaron de todo este complot sin expresar ningún remordimiento por el asesinato político de Schneider en Chile, estaban más bien molestos por el error en el plan. Particularmente Kissinger, porque los militares chilenos no habían seguido el guión que se había acordado para tomarse el poder. Es una conversación extremadamente reveladora que mi oficina obtuvo como parte de la colección de teleconferencias de Kissinger se demuestra que este se llevó más de 30.000 páginas de transcripciones de sus conversaciones telefónicas argumentado que eran personales. Y mi oficina acudió a los tribunales para exigir que Kissinger los devolviera.
Fotografía de archivo, del golpe militar perpetrado por el General Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, el 11 de Septiembre de 1973.

Fotografía de archivo, del golpe militar perpetrado por el General Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, el 11 de Septiembre de 1973. Foto:Archivo EL TIEMPO

¿Basado en estos nuevos documentos, qué tan responsable son Nixon y Kissinger por el asesinato de Schneider y lo que siguió?

El plan original era secuestrarlo, llevarlo a Argentina y luego responsabilizar a los seguidores de Allende para entonces interrumpir su ascenso al poder. Era un plan ilógico que salió mal y antes terminó por fortalecer a Allende. Pero, EE. UU. tiene responsabilidad. La ley dice que si usted hace parte de una conspiración y en ella muere alguien, así esa no fuera la intención, usted es responsable. Estados Unidos, como potencia extranjera, estuvo involucrado al más alto nivel en este asesinato político. Kissinger afirmó que no sabía sobre este aspecto de la trama antes de que ocurriera, pero en su conversación con Nixon queda claro que sabía lo que pasaba y que el presidente lo estaba supervisando, pues había dado la orden a la CIA de participar en el complot.

Imposible excusarse...

La llamada telefónica le da un verdadero sentido al rol de estos dos poderosos. Estaban hablando de su participación en lo que terminó siendo un asesinato político.

Otro documento revelado por ustedes salpica al magnate chileno de las comunicaciones Augustine Edwards. ¿Por qué es relevante para el caso?

Edwards, que ya murió, siempre dijo que había viajado a Washington para discutir la situación de Chile con el director de la CIA, pero no para hablar de golpes de Estado sino sobre del por qué había llegado Allende al poder. Tenemos ahora un documento en donde se demuestra que Edwards se reunió con Nixon horas antes de que diera la orden a la CIA de bloquear la inauguración de Allende y otro en el que resume su conversación con el director de la CIA y deja claro que la mitad de la charla se le dedicó a hablar sobre una oportunidad de golpe militar. Ese documento nunca antes se había visto ni analizado. Ahora, tenemos pruebas de que Edwards habló en toda la reunión de potenciales conspiradores golpistas y potenciales funcionarios que serían obstáculos para un golpe. De hecho, hablan dos los generales con los que la CIA termina trabajando y que se convierten en parte integral del complot. Básicamente, podemos afirmar que Edwards fue el principal informante de la CIA sobre la conspiración golpista en Chile desde el principio y que estuvo reunido con Nixon en la Oficina Oval.
(ARCHIVO) Soldados golpistas atacan el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile durante el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente constitucional Salvador Allende.  AFP PHOTO/ARCHIVO PRENSA LATINA

(ARCHIVO) Soldados golpistas atacan el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile durante el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente constitucional Salvador Allende. AFP PHOTO/ARCHIVO PRENSA LATINA Foto:ARCHIVO EL TIEMPO

Usted le pidió al presidente Joe Biden que aproveche el aniversario del golpe para desclasificar más archivos. ¿Que más cree que hace falta por saber y que Washington aún no ha contado?

Chile es uno de los casos más documentados de una intervención encubierta de EE. UU. para fomentar el cambio de régimen. Fue el foco del primer gran escándalo sobre tales operaciones de la CIA a mediados de los años 70. Se convirtió en el centro de mucha atención después de que Pinochet envió a un equipo de asesinos a Washington para matar a Orlando Letelier (ministro de Estado de Allende) y al estadounidense Ronni Karpen que pereció en el atentado. Si bien, gracias a una orden del presidente Bill Clinton (1993-2001) se desclasificaron miles de documentos sobre este periodo, todavía hay áreas que se han mantenido en secreto. La historia está incompleta dado que la comunidad de inteligencia de EE. UU. nunca ha publicado ningún documento, por ejemplo, sobre el rol de Australia, país al que le pidieron ayuda. Tampoco sobre sus comunicaciones con Brasil, que incluso desempeñó un papel más importante que el de Estados Unidos a la hora de ayudar a socavar a Allende y luego ayudar a Pinochet a consolidarse.

¿Poco se conoce también de la relación de la CIA con los servicios de inteligencia chilenos?

Estados Unidos nunca ha publicado ninguno de los documentos sobre el apoyo de la CIA al servicio de inteligencia de Chile (Dina), que se convirtió realmente en el principal violador de los derechos humanos no sólo en ese país sino de toda América Latina, fue líder de la Operación Cóndor en toda la región y una especie de agencia terrorista de Estado. La gente no sabe que en la primavera de 1974, cuando Dina estaba siendo institucionalizada, Nixon envió un emisario especial para hablar con Pinochet y ofrecerle ayuda para la agencia. Manuel Contreras, jefe de la Dina, trabajó estrechamente con la CIA e incluso vino a Washington, pero de esa relación sabemos poco. De hecho, Contreras estuvo en la nómina de la CIA en pleno apogeo de la represión, pero no sabemos por qué y qué hizo la CIA para ganarse ese puesto. Luego lo sacaron y hubo un gran debate interno sobre eso, pero tampoco tenemos los detalles.
Renuncia del ex presidente de Estados Unidos a raiz del escandalo Watergate.

Renuncia del ex presidente de Estados Unidos a raiz del escandalo Watergate. Foto:Archivo EL TIEMPO

Sobre el caso Letelier, ¿quedan zonas grises?

Imagínese un carro bomba que estalla a pocas cuadras de la Casa Blanca. Estamos hablando de un acto de terrorismo internacional ordenado por Pinochet del que no sabemos mucho, pese a que se hizo una profunda investigación. Así como queremos saber cómo Osama Bin Laden logró llevar a acabo su atentado en EE. UU., queremos saber cómo pudo hacerlo Pinochet. Estos son registros increíblemente valiosos para los chilenos, en parte porque hay muchos negacionistas que, al igual que los trumpistas que siguen negando la realidad del asalto al Capitolio en Washington del 6 de enero (de 2021), todavía creen que Pinochet fue una especie de regalo de Dios y que no mandó a matar a toda esa gente y que no era corrupto. Es importante conocer todos estos detalles ahora que se cumplen 50 años del golpe y se debate sobre el legado de Pinochet.

¿Tiene algún indicio de que la istración Biden pueda revelar más documentos?

El gobierno de Chile ha venido pidiendo que se entreguen los documentos para que se permita completar esta historia y se pueda, finalmente, llegar a un veredicto de lo que pasó. Lo que puedo decirle es que en los últimos diez años, EE. UU. ha estado en lo que yo llamo una diplomacia de desclasificación con Chile. La istración Obama liberó algunos registros realmente interesantes sobre Pinochet y la Operación Cóndor. Esperemos que Biden siga esa trayectoria.

En el caso Colombia, siempre se ha especulado que EE. UU. posee información sobre el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán. ¿Qué nos puede decir?

Tengo que decir que he hablado con Mike (experto sobre Colombia en los Archivos de Seguridad Nacional) una y otra vez y sé que ha intentado conseguir esos documentos a través de la ley de libertad de información. Tengo entendido que se le ha hecho saber que efectivamente existen documentos, pero se los han negado. Y no puedo entender el por qué. Estamos hablando de algo que ocurrió hace 70 años y sigue sin resolverse. Por ahora, lo único que se me ocurre es que los documentos tienen que ver con el rol de algún otro país en el asesinato y que no pueden divulgar o algo por el estilo. Pero, si yo fuera el gobierno colombiano, solicitaría formalmente estos documentos y volvería realmente una cuestión diplomática el hecho de que Estados Unidos cuenta con documentos del magnicidio que no ha liberado.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON

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