El impacto que tendrá el atentado contra el expresidente Donald Trump en la convulsa campaña electoral en Estados Unidos

El expresidente de Estados Unidos y actual candidato republicano a las elecciones del 5 de noviembre, Donald Trump, fue herido este sábado y evacuado rápidamente por integrantes del Servicio Secreto tras un tiroteo durante un mitin en Pensilvania: un ataque que promete tener un profundo impacto en la ya convulsa campaña electoral estadounidense.

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Trump, quien fue alcanzado en la oreja derecha por una bala, está fuera de peligro y en la noche del sábado era examinado por los servicios médicos, según aseguró su campaña.

“Me dispararon con una bala que atravesó la parte superior de mi oreja derecha. Supe inmediatamente que algo andaba mal porque escuché un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala atravesando la piel. Sangré mucho y me di cuenta de lo que estaba pasando”, relató el aspirante republicano en su red Truth Social.

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El candidato se encontraba dando un mitin en Butler y llevaba solo diez minutos sobre el escenario cuando se escucharon pequeñas explosiones, como disparos. El exmandatario se tiró al suelo y se cubrió detrás del atril en el que hablaba. Luego, se levantó rodeado de un grupo de agentes que lo escoltó fuera del escenario hasta su vehículo mientras este levantaba un puño en señal desafiante ante los más de 10.000 asistentes al mitin.

“Mucha gente se tiró al suelo. Escuché disparos, sonaron como petardos o una pistola de pequeño calibre”, dijo John Yeykal, de Franklin, Pensilvania, quien asistía por primera vez a un mitin de Trump.

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El de Pensilvania era el último encuentro público de Trump antes de la Convención Nacional Republicana que desde este lunes y hasta el jueves se celebra en Milwaukee y que confirmará su nominación de cara a las elecciones del 5 de noviembre, en las que se enfrentará al presidente, Joe Biden.

El Servicio Secreto confirmó que personal de ese cuerpo “neutralizó” al autor del tiroteo y que el agresor disparó desde “una posición elevada” fuera del recinto. Aunque Trump explicó que de momento “no se sabe nada” sobre la identidad ni el móvil del agresor.

“Es increíble que un acto así pueda ocurrir en nuestro país”, agregó.

El fiscal de distrito del condado de Butler, Richard Goldinger, por su parte, confirmó en una entrevista con la cadena CNN que hay dos personas fallecidas, el tirador y un asistente al mitin, mientras que dos personas más se encuentran gravemente heridas.

En la noche de este sábado se informó que la Oficina Federal de Investigación (FBI) abrió una investigación por intento de asesinato junto con el Servicio Secreto.

El ataque contra Trump causó una oleada de rechazo tanto en Estados Unidos como en el mundo. El presidente demócrata, Joe Biden, que se comunicó en la ncohe con Trump, condenó el atentado e hizo un llamado a la unidad del país.

“Me alegra saber que está a salvo y que se encuentra bien. Estoy rezando por él y por su familia y por todos los que estaban en el mitin. Debemos unirnos como una sola nación para condenar (la violencia)”, afirmó el mandatario en un primer comunicado tras el tiroteo.

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Luego, en un acto con periodistas en Rehoboth Beach (Delaware), agregó: “No hay lugar en Estados Unidos para este tipo de violencia. Es enfermizo. Es enfermizo. Es una de las razones por las que tenemos que unir a este país (...). La idea de que haya violencia política, o violencia en EE. UU. de esta manera, es simplemente inaudita. Todo el mundo, todo el mundo debe condenarlo”.

El expresidente demócrata Barack Obama también afirmó que “no hay en absoluto lugar para la violencia política” en la democracia de Estados Unidos e hizo un llamado a respetar la política. “Aunque no sabemos todavía lo que pasó, deberíamos estar aliviados de que el expresidente Trump no ha sido herido de gravedad y aprovechar este momento para renovar nuestro compromiso de civismo y respetar la política”, escribió en la red social X.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, también dijo rezar junto a su mujer por Trump y el resto de asistentes al encuentro en Butler.

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El tiroteo también fue rechazado por distintos líderes internacionales, entre ellos el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que se mostró “conmocionado” por el hecho. “Una vez más asistimos a actos de violencia inaceptables contra representantes políticos”, dijo Borrell en un mensaje publicado en la red social X.

La oficina del presidente argentino, Javier Milei, dijo por su parte: “La bala que rozó su cabeza no es solo un ataque a la democracia, sino a todos aquellos que defendemos y habitamos el mundo libre”. Al tiempo, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó que el “atentado” tiene que ser “repudiado vehementemente por todos los defensores de la democracia y del diálogo”.

La Cancillería de Colombia, por su parte, lo consideró como un “ataque a la democracia”. “Como país que ha sufrido la violencia, reafirmamos que esta no tiene ningún espacio en el debate político y electoral. Este lamentable hecho fue un ataque a la democracia”, manifestó el Ministerio de Exteriores.

El tiroteo, en cualquier caso, marca un antes y un después en una inédita campaña electoral que ya de por sí estaba “patas arriba” ante la posibilidad de que el presidente Joe Biden se retire de la contienda y sea reemplazado en las próximas semanas.

En los últimos días, la atención se ha centrado en el estado físico y mental de Biden, de 81 años, y en su capacidad para enfrentarse a Trump, de 78, después del debate del 27 de junio, marcado por el pobre desempeño del demócrata y tras el cual unos 20 congresistas le han pedido que se retire.

Detalles como la identidad del asaltante, su orientación política y estado mental, no hay duda, pesarán mucho. Sobre todo en un ambiente en el que las teorías de conspiración abundan en EE. UU.

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Aunque figuras en ambos partidos condenaron al unísono el aparente atentado y cualquier forma de violencia política, el hecho de que el blanco hubiese sido el líder del Partido Republicano que actualmente encabeza las encuestas lo vuelve un tema aún más sensible.

Hubo reportes, por ejemplo, de simpatizantes de Trump que la emprendieron contra los periodistas que se encontraban en el lugar y existe el temor, bien fundado, de que este incidente desate más actos de violencia en un país que ya estaba polarizado hasta la médula.

En ese sentido, será de gran relevancia el manejo que el expresidente Trump y los republicanos le den al suceso. En gran parte, la actual campaña del líder republicano ha girado en torno a que es víctima de una persecución política y judicial de sus rivales y que eso explicaría los procesos penales que enfrenta ante las cortes del país. Un atentado contra su vida, así nada tenga que ver con sus enemigos políticos, podría entrar en ese mismo imaginario.

El contexto, además, será central en el encuentro en Milwaukee en el que se nominará a Trump como el candidato para representarlos en noviembre.

El impacto en la carrera electoral es imposible de predecir a estas alturas. Por el momento, ambas campañas han entrado en una especie de pausa cuyo tono es el de solidaridad con Trump, la condena a la violencia y la reflexión por el ciudadano que murió en el tiroteo.

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Pero la lógica –y los antecedentes– indican que esa tregua durará muy poco y que Donald Trump, como víctima, sería el principal beneficiado.

Al margen de esos cálculos, el atentado de este sábado es sobre todo triste y habla a gritos de la inmensa fractura que hoy existe en la sociedad estadounidense y que hace recordar trágicos momentos del pasado, como el asesinato del presidente John F. Kennedy y su hermano Robert en la década de los sesenta.

SERGIO GÓMEZ MASERI - Corresponsal EL TIEMPO - Washington