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Las flores de Clarice Lispector
De natura florum reúne textos poéticos en prosa en los que la escritora describe algunas flores.
Lispector hizo este herbario para el Journal do Brasil. Foto: Cortesía Paulo Gurgel Valente
La escritora Clarice Lispector nació en Ucrania, pero solo dos años después llegó a Brasil. También vivió en Italia, Inglaterra, Estados Unidos, Suiza. Con lo que experimentó en estas ciudades, y lo que le ofrecía su imaginación, hizo novelas, crónicas, cuentos, poemas. Aunque no hay un único tema que atraviese su obra –si bien podría decirse que es la soledad– , lo otro vivo que no es humano, como los caballos, los conejos, los peces, los entornos naturales, se mostró como detalle en algunos de sus libros. También aparecieron las flores.
El 3 de abril de 1971 se publicó en el Jornal do Brasil un herbario firmado por Clarice Lispector. Bajo el nombre De natura florum, veinticuatro textos poéticos en prosa describían algunas flores con sus partes. El año pasado se cumplieron cien años del nacimiento de Lispector y la editorial Nórdica decidió traducir esos textos del portugués al español e ilustrarlos. Así crearon un libro en el que las flores son inspiración y oráculo. Cada uno de los pequeños textos habla de las flores como si fuesen seres vivos complejos y heterogéneos, que lo son.
En este herbario, los girasoles no son solo girasoles, sino el gran hijo del Sol; las siemprevivas son objetos áridos que tienden a la eternidad y el clavel es agresivo y mortal. Aparecen las violetas, esas flores endebles de aroma dulce, como plantas de profunda introspección. Las azaleas, las flores de los cactus, las victorias regias y los crisantemos son alegres, parcos y simples, se dan suaves besos, asustan. Lo que hace Lispector es un paralelo entre estas plantas y algunas actitudes humanas. Estos textos son pequeñas fábulas.
Aunque no son poemas, sí tienen un tono lírico que se entremezcla con el dato y el adjetivo. Las palabras de Lispector en este libro son tranquilas, directas; parece que buscaran ser esclarecedoras y no misteriosas y así poder entregar una imagen nítida de lo que es la flor, de lo que la compone y de lo que emite.
De natura florum. Clarice Lispector. Nórdica. 54 páginas.
$ 89.000 Foto:Archivo particular
Las ilustraciones que acompañan estos textos, hechas por la dibujante española Elena Odriozola, son autónomas. No son representaciones literales de los textos y muchas veces no se incluye una reproducción de la flor de la que habla, en cambio crea imágenes y personajes a partir de las características sobre las que Lispector escribe. El uso de colores vivos, texturas entre crayolas y lápiz, y la mezcla entre personajes humanos, animales y plantas aportan a esa atmósfera de fábula que se teje en la lectura; una lectura fragmentada que se inicia con cada definición.
La poeta argentina Alejandra Pizarnik escribió que “una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo, la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”. En De natura florum parece que Clarice Lispector se detuvo sobre cada flor y la miró y la miró hasta que extrajo de ella una esencia distinta, más allá de lo físico.