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Soldado más pequeño del Ejército Nacional: 'Me subestimaron'
Óscar Henao demuestra que sus 1,32 metros de estatura no es impedimento para alcanzar los sueños.
El soldado Henao inició en enero de este año su periplo para poder ser aceptado por las Fuerzas Militares. Foto: Cortesía
En lugar de sentir complejo y encerrarse en casa para no tener o social, Óscar Julián Henao Ruiz le hizo frente a sus 1,30 metros de estatura y se fue a las filas del Ejército Nacional, deseo que siempre quiso cumplir.
Hace siete meses pertenece a la Séptima División prestando el servicio militar, al que aplicó en dos oportunidades, en donde no superó las pruebas debido a su estatura.
El hermano mayor de Henao también es soldado. Foto:Cortesía
Llegó ansioso a esa cita, como el resto de los que se presentaron con él, pero con la diferencia que Óscar Julián esperaba un sí al final de la jornada. El “sí” no llegó, pero esto no fue impedimento para que no volviera a intentarlo.
“La primera vez me devolví a la casa, pero no me rendí. A los ocho días me volví a presentar”, con convicción, el joven de 20 años les dejó claro que su sueño era pertenecer alEjército Nacional, señaló en una entrevista con el diario El Colombiano.
Su madre no estuvo de acuerdo en un principio, pues temía que su hijo sufriera allí el más grande bullying, pero él estaba obstinado en cumplir su sueño y seguir los pasos de su hermano mayor, quien es soldado profesional.
“Si Dios me lo permite yo quiero seguir la carrera militar”, dijo en entrevista con el medio antioqueño.
Óscar Julián, quien nació en Ciudad Bolívar (Antioquia), es el soldado con más baja estatura en el país. Dice que su cédula se equivoca, porque son en realidad 1,32 metros.
“Me subestimaron mucho por mi tamaño con las pruebas físicas que me hicieron, pero yo quería demostrarles a todos que yo era capaz”, aseguró.
No se dio por vencido
La teniente Laura Mendoza, integrante del comando de la Séptima División del Ejército, reconoció que la institución “reflexionó” sobre la situación de Henao Ruiz.
Mientras que otros jóvenes acudían obligados a definir su situación militar, él solo quería cumplir su sueño de portar el uniforme camuflado.
“Él llegó a cumplir un sueño, su sueño de portar el uniforme. Se hizo un estudio, se verificó que su salud y su estado emocional estuvieran en óptimas condiciones y poder ingresar a las fuerzas”, explicó la oficial al mismo medio.
Óscar Julián vive su sueño más preciado. Reconoce que no ha sido fácil y recuerda anécdotas de su primera vez con el fusil, el que no alcanzaba a empuñar y debió agarrar por el proveedor.
Hoy es el hombre de confianza en las tareas de campo. “Mi mamá es una de la que está más orgullosa por haber logrado esto”, contó el uniformado, que además agradece el apoyo de sus compañeros y superiores en la conquista de su meta.