De niño reclutado a agropecuario: la historia de un excombatiente amputado que siembra piña y sandía

Tenía 15 años cuando ingresó ilegalmente a las Farc. Es una víctima de reclutamiento, como se les considera a todos los niños, niñas y adolescentes (menores de 18) que conformaron las filas de la guerrilla, sin importar el motivo por el que terminaron allí. Si fue forzoso o mediante convencimiento. Duró más de una década como subversivo, pero decidió apostarle a la paz. Sin embargo, en el camino, perdió su pierna izquierda.

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Jeison Sneyder Patiño iba rumbo a la última reunión para definir su proceso de reincorporación cuando pisó una mina antipersonal. En las montañas del Yari, una región que caminó por años con el fusil al hombro, perdió su pie izquierdo justo cuando quiso entregarlo.

No obstante esta paradoja de la vida, siguió insistiendo en este propósito. Luego de la firma del Acuerdo, en 2016, aprovechó los beneficios que ofreció el Gobierno a cambio del desarme y se graduó como zootecnista.

Hoy es el presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios del Oriente, un colectivo al que la Agencia Nacional de Tierras entregó cerca de 1.000 hectáreas para adelantar un proyecto productivo y rehacer su vida. Patiño optó por la piña y la sandía.

“No me siento acomplejado, ni menos que nadie, ni incapaz de hacer cosas por tener esta discapacidad. Todo lo contrario: siempre estoy en formación y quiero seguir avanzando. Soy una persona luchadora que quiere cambios personales y me siento feliz de estar trabajando en estas tierras porque me encanta el campo; me he adaptado muy bien al ejercicio de la agricultura aquí”, señala el firmante.

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Él junto a sus asociados, más de 61 excombatientes de Puerto Rico, Meta, se benefició de una entrega el pasado 24 de julio. Como Patiño, otros 1.415 reincorporados de 13 departamentos y 18 municipios han sido acreedores de la entrega de 118.673.569 hectáreas en toda Colombia, en este Gobierno. Una tarea que viene avanzando, aunque su cumplimiento, de cara a la meta a cuatro años sigue en números rojos.

“Este Gobierno le ha apostado a la entrega de tierras para cientos de personas en proceso de reincorporación que le dijeron sí a la Paz y ahora son campesinos que, junto a sus familias, se dedican a la producción de alimentos y son parte del tejido social de los territorios”, señalan desde la Agencia Nacional de Tierras. Esta entidad es la encargada de adelantar la reforma rural, uno de los puntos pactados en los acuerdos para poder distribuir más proporcionalmente el territorio. Una de las disputas en las que se ha enraizado el conflicto armado.

Así lo reconoce el ahora presidente de la Asociación campesina. “El campo es esencial por ser el pilar principal donde se cultiva la comida para las ciudades, y la Reforma Rural Integral le está apostando a la seguridad alimentaria del país para que seamos autosostenibles”.

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El acuerdo establece la creación de un Fondo de Tierras para la Reforma Rural que dispondrá de 10 millones de hectáreas, de las cuales 3 millones serán adjudicadas, hasta 2028, a la población campesina y comunidades étnicas; y 7 millones serán formalizadas en áreas como las relacionadas con los Programas de Enfoque Territorial (PDET), con plazo hasta 2026.

Sara Valentina Quevedo

Redacción Justicia