Defensoría del Pueblo de Bogotá, a partir de hoy llevará el nombre de la campaña No Es Hora De Callar

La violencia sexual, uno de los crímenes más atroces, ha afectado a cerca de 39.351 mujeres según el registro de la Unidad Nacional para las Víctimas, en las últimas décadas, pero el subregistro puede sobrepasar los 3 millones. Esa es una de las falencias en atención para las sobrevivientes: la falta de data.

Con este panorama, el país conmemoró una fecha más de dignificación para quienes han afrontado este delito.

El 25 de mayo del 2000 Jineth Bedoya fue raptada frente a la cárcel La Modelo y sometida a múltiples violencias como respuesta a su arduo trabajo periodístico. Los victimarios buscaban silenciar su voz. Sin embargo, es gracias a su lucha incansable que, cada año, en esa misma fecha, se conmemora el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en el Marco del Conflicto Armado.

“Todas las instituciones del Estado y la Defensoría del Pueblo tenemos la obligación de recordar este día, recordar a las mujeres, recordar su reclamo todavía pendiente de justicia, de reparación, de verdad y es nuestra obligación hacer un llamado a la sociedad para que no olvidemos a las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado”, afirmó la defensora del pueblo, Iris Marín.

Hoy, 25 años después del secuestro de la periodista, la puerta de la cárcel La Modelo se resignificó como lugar de resistencia y memoria. El color violeta, símbolo de la dignidad, se apoderó del espacio frente al centro carcelario para recordar a las mujeres víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado en el país.

La mañana del 25 de mayo del año 2000, Jineth Bedoya llegó a la cárcel sobre las 10:00 de la mañana y, mientras esperaba el ingreso para entrevistar a un jefe paramilitar, fue abordada por un hombre que le apuntó con un arma de fuego y le llevó hasta una bodega cerca de la prisión. Allí empezó un largo recorrido que hace parte de la búsqueda de justicia en los últimos 25 años.

Por eso, un grupo de aproximadamente 60 mujeres, compuesto por distintos colectivos, se plantó este 26 de mayo, a la misma hora, frente al centro carcleario para solidarizarse con las víctimas y expresar su rechazo rotundo a la violencia sexual y de género. Recordaron la importancia de seguir manifestándose y resistiendo.

“Esto es alzar nuestra voz ante un derecho que tenemos cada una, que somos vulnerables ante muchas cosas que nos pasan. La voz de la mujer se tiene que hacer sentir en todos los rincones de Colombia. Lo que yo le digo a cada una es que denuncie, que alce la voz y que ya no tenga miedo”, afirmó Paula Andrea Osorio, vocera de Afromupaz.

Con pañoletas violetas, las mujeres anudaron su lucha, manifestaron la unión y escribieron el lema “No Es Hora De Callar” en el pavimento. El momento estuvo atravesado por el valor de la memoria, la búsqueda de la no repetición y la reparación.

Seguido a esto, la espiritualidad se hizo presente a través de una mandala con forma de reloj. Las mujeres arrancaron el silencio de cada hora por medio de un acto simbólico, cubriendo cada número con una vela y flores. Afrocolombianas, indígenas, desplazadas, periodistas, campesinas, con orientaciones sexuales diversas, políticas, entre otras, hicieron parte del momento.

“Es un reloj porque nunca va a ser hora de callar. Siempre tenemos que tener eso presente. Vamos a ir pensando que nuestro futuro va a ser mejor, que ya el costo del cuerpo fue dado. Esta es una forma de denuncia aunque no toda la violencia sexual esté escrita o unificada”, manifestó Candelaria Martínez, psicóloga social de género de la Defensoría del Pueblo.

El acto fue un llamado a la memoria, a la resistencia y al rechazo de la violencia sexual. Recordó a todas las víctimas y resaltó sus luchas y el valor de su dignidad.

Paralelo al evento en la cárcel La Modelo, la sede regional de la Defensoría del Pueblo cambió su nombre en honor a Jineth Bedoya Lima para rendir homenaje a su incansable lucha y a todas las mujeres víctimas de violencia sexual.

Según Iris Marín, el cambio de nombre es un símbolo, un acto de justicia y memoria por los millones de mujeres cuya existencia se interrumpió a causa de esta atroz violencia y que se han visto obligadas a resignificar sus vidas. “Este acto no es solo honrar a quien ha sobrevivido con dignidad y ha transformado su historia en acción colectiva. Es también una manera de recordar que la Defensoría del Pueblo existe para ellas. Para proteger a quienes más lo necesitan y acompañar sin condiciones para defender la verdad cuando otros intentan borrarla”, agregó.

Jineth Bedoya, editora de género de EL TIEMPO, enfatizó en que son las mujeres y las sobrevivientes quienes impulsan su lucha. “Mi justicia va a ser la de ustedes. Y por eso tenemos que seguir. Me alegra ver este homenaje tan hermoso viva y no esperar que el sicario me mate para que este país haga algo que me redignifique”, afirmó.

La sede regional de la Defensoría del Pueblo atiende diariamente a 250 personas que van en búsqueda de ayuda en temas de desplazamiento, violencias de género y desapariciones en general.

En la sala de espera quedó ubicada la placa que recuerda el nuevo nombre: “En honor a Jineth Bedoya Lima y a todas las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado. Periodista y defensora de los derechos humanos, cuya voz se ha convertido en una guía para miles de mujeres sobrevivientes. Con valentía y determinación, Jineth transformó el dolor en una lucha colectiva y rompió el silencio para exigir verdad y justicia. Su labor fue reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ordenó medidas de reparación individuales y colectivas en su nombre y en el de todas las víctimas las mujeres víctimas de violencia sexual”.

Al final del evento todas las mujeres presentes se unieron en un grito colectivo: “No Es Hora De Callar”.

LAURA SOFÍA VALENCIA BALLÉN - NO ES HORA DE CALLAR - ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO