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En el corazón de los sumergibles y sus viajes cargados de coca
La Armada ha incautado este año 142 toneladas de cocaína en aguas del Océano Pacífico.
Respirar es difícil, es una sensación entre ahogo y mareo. El olor a gasolina es fuerte, el ruido del motor lastima los tímpanos y el choque de la embarcación contra las olas hace que el viaje, así sea por media hora, sea desesperante. A eso se suma la temperatura (unos 38 grados centígrados, lo que hace que los cuerpos suden y transpiren más) y la incomodidad porque en el espacio, de no más de dos metros, hay cinco personas.
Esa es una de las situaciones a las que se exponen las personas, por lo general hombres, que se le miden a transportar toneladas de cocaína en embarcaciones artesanales que las redes al servicio de los narcotraficantes terminan convirtiendo en semisumergibles y sumergibles.
Un equipo de periodistas de EL TIEMPO estuvo en el interior de un semisumergible, incautado por la Armada Nacional hace un mes cuando los narcos, aprovechando la marea alta, pretendían sacarlo de los esteros en el sector norte de Tumaco (Nariño) para ponerlo rumbo a Centroamérica a través del océano Pacífico.
En su interior las unidades de la Fuerza de Tarea Contra el Narcotráfico No. 72, Poseidón, encontraron 90 costales, con paquetes rectangulares los cuales fueron sometidos a la prueba de identificación preliminar homologada (PIPH) que arrojó positivo para cocaína para un total de 1.872 kilos.
“Está es una embarcación artesanal, de fibra de vidrio, son viajes riesgosos y muchas veces los ocupantes de estas embarcaciones no llegan a su destino porque los capturan o mueren en el recorrido”, dijo el infante de marina profesional Elisauro López Martínez, quien participó en la operación de interdicción.
En la foto 1.872 kilos de cocaína en el semisumergible incautado por la Armada. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
De acuerdo con Inteligencia Naval, que realizó las actividades previas para la ubicación del semisumergible, la droga tendría como destino el Golfo de Tehuantepec, en México, donde llegaría a manos de los carteles de ese país que la distribuyen en las calles de Estados Unidos.
El contralmirante Orlando Alberto Cubillos Chacón, comandante de Poseidón, dijo a este diario que ese recorrido puede tardar hasta ocho días en condiciones extremas que ponen en juego la vida de la tripulación.
Analistas de la Fuerza de Tarea Contra el Narcotráfico han establecido que en estas embarcaciones van entre tres y cinco personas, a quienes les ofrecen (a cada uno) 30 millones de pesos por el viaje.
Según Inteligencia Naval, les entregan 15 millones al inicio del viaje y el resto al término del mismo con la advertencia de que si se pierde o incautan la droga “puede haber retaliaciones no solo hacia ellos sino contra sus familias”.
En los sumergibles o semisumergibles incautados la autoridad naval ha encontrado grandes cantidades de hidratantes y empaques para agua ya que el desgaste físico es muy grande, “prima la hidratación sobre la alimentación”, dijo el contralmirante Cubillos, quien señaló que las condiciones cambian en horas de la noche y la madrugada donde la temperatura se encuentra bajo cero.
En la foto 1.872 kilos de cocaína en el semisumergible incautado por la Armada. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
Las necesidades fisiológicas se hacen en botellas o saliendo de la embarcación, que en la caso del semisumergible incautado tenía 17 metros de eslora (largo).
El oficial señaló que los grupos de narcotraficantes varían las formas de envío siempre con la finalidad de evitar o contrarrestar las acciones de la Fuerza Pública. “De contaminar con cocaína los contenedores que parten con mercancía de los puertos, pasan a la utilización de lanchas rápidas y a los sumergibles”, dijo.
Otra modalidad es la conocida como ‘torpedo’ que consiste en adherir a los cascos de los buques o barcos cilindros cargados con cocaína.
La Armada cuenta con un grupo de expertos buzos que se especializan en inspeccionar las embarcaciones para neutralizar los envíos.
De hecho, señaló el contralmirante que este año la Fuerza Naval del Pacífico, a la que está adscrita Poseidón, ha incautado en medio de operaciones de interdicción 23 semisumergibles y 137 lanchas rápidas.
Contratan el personal especializado, mecánicos y electricistas, para la construcción de estas embarcaciones, que puede tardar unos 20 días: contralmirante Orlando Alberto Cubillos Chacón
En estas grandes operaciones, destacó el oficial, participan de forma coordinada los buques de superficie, las brigadas de infantería de marina y los guardacostas que este año han logrado la incautación de 142 toneladas de cocaína y 45 toneladas de marihuana sobre aguas del Pacífico, que cubre 1.300 kilómetros de costa.
El contralmirante Cubillos señaló que en costa Pacífica nariñense se ha identificado que hay redes dedicadas a la construcción de astilleros, en los manglares, donde elaboran los sumergibles y los semisumergibles.
“Contratan el personal especializado, mecánicos y electricistas, para la construcción de estas embarcaciones, que de acuerdo a sus características puede tardar unos 20 días. Lo básico, los motores y el recubrimiento en fibra de vidrio”, explicó el comandante de Poseidón.
Los expertos de la naval coinciden en señalar que la inversión de estos grupos es entre 300 y 700 millones de pesos por una embarcación de bajo perfil, LPV, (por sus siglas en inglés) en la que se pueden transportar hasta 2,5 toneladas de cocaína.
En un semisumergible, 1.200 millones de pesos y en un sumergible 1.700 millones, en los que se pueden cargar hasta siete toneladas del alcaloide. Estás embarcaciones van a unos 20 kilómetros por hora, unas diez u 11 millas náuticas.
Los semisumergibles van hundidos al nivel del agua y se camuflan con el mar por el color con el que los pintan. Los sumergibles, se alcanzan a sumergir hasta dos metros bajo el mar y de igual forma se camuflan por el color: gris, verde o azul, entre otras buscan no ser detectados por radares o ubicados visualmente en sobrevuelos de las autoridades.
En la foto 1.872 kilos de cocaína en el semisumergible incautado por la Armada. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
En la proa (parte delantera) se acomodan los bidones con el combustible, en lo que sería el área de bodega (centro) la cocaína y en la popa (parte trasera) la cabina, donde van por lo general entre tres y cinco tripulantes y (el cuarto de máquinas) los motores fuera de borda.
En la construcción de cada embarcación participan cerca de diez personas, que además ubican un sistema de posicionamiento global, GPS, que le permite a la tripulación, que debe tener los conocimientos básicos de navegación, llevar unas coordenadas hasta el punto de entrega.
Las redes están organizadas de tal manera, que si se requiere por logística, las embarcaciones pueden ser abastecidas de combustible en altamar.
El contralmirante Cubillos reiteró que las operaciones de interdicción, en altamar, se realizan de manera coordinada con las autoridades de otros países, sobresaliendo el grupo de guardacostas de Estados Unidos, con quienes hay una comunicación en tiempo real para cerrarle el paso a los narcos.
En Nariño se ubican cuatro grandes redes de las disidencias dedicadas al tráfico de cocaína: el frente ‘Franco Benavides’, ‘Oliver Sinisterra’, ‘Los Contadores’ y ‘Alfonso Cano’, este último al mando de alias Allende y quien estaría al frente del cargamento de los 1.872 kilos que incautó la Armada.
En la foto 1.872 kilos de cocaína en el semisumergible incautado por la Armada. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
De haber llegado esa droga a Estados Unidos, habría alcanzado un valor promedio de 63 millones de dólares, lo que se convierte en una pérdida para el frente de ‘Allende’, que de acuerdo a Inteligencia Naval es aliado de la ‘Segunda Marquetalia’, cuyo jefe es ‘Iván Márquez’, quien de acuerdo al gobierno Duque delinque desde territorio venezolano.
Cada kilo que se incauta es una dosis de droga que no llega a las manos de menores de edad y jóvenes, y por ello, es vital el engranaje de la Armada que por ejemplo a través de su Brigada No 4 de la Infantería de Marina, con sede en Tumaco, pero que tiene jurisdicción sobre el litoral del Pacífico nariñense, (abarcando 970 kilómetros de aguas navegables, 14 ríos, entre ellos el Patía), busca neutralizar a los narcos, como lo señaló el coronel Jaime Zambrano Chavarro, comandante de la Brigada.
Ese trabajo lo desarrollan recorriendo los esteros, en los botes de asalto fluvial, desde donde realizan interdicciones fluviales, para detectar y ubicar astilleros y “cerrarle el paso a las disidencias que buscan sacar la droga en embarcaciones”. En estas operaciones participan los grupos de combate fluvial, es decir, un pelotón de operaciones especiales compuesto por 18 uniformados al mando de un oficial.
De acuerdo con el contralmirante Cubillos el papel de la Fiscalía es fundamental en la judicialización de las redes dedicadas a la construcción de los semisumergibles y recordó la captura de 11 personas, con fines de extradición, en noviembre del año pasado, que se especializaron en la construcción de semisumergibles y la adaptación de diferentes embarcaciones para camuflar cargamentos de cocaína.
ALICIA LILIANA MÉNDEZ- Enviada especial a Tumaco, Nariño