Mon Laferte en Bogotá: un concierto de desahogo y devoción

La artista chilena-mexicana es una de las cantantes latinoamericanas más escuchadas de los últimos años. Se presentó por segunda vez en concierto solitario en Bogotá como parte de su gira 'Autopoiética'. Sus anteriores visitas fueron en 2017 (invitada a la edición 23 de Rock al Parque), en 2018 (presentación en solitario en el Centro de Eventos Royal Center) y en 2022 (como parte del Festival Cordillera).

Desde ese tiempo, la cantante dejó los escenarios por un tiempo para dedicarse a su maternidad; sin embargo, nunca se alejó de la música. 

En esta ocasión, le brindó a su público un espectáculo de 33 canciones divididas en siete bloques. Fue un repaso de casi todas sus épocas musicales: retomó desde ‘Mon Laferte Vol.1’ (2015) hasta ‘Autopoiética’ (2023).

El concierto contó con lo prometido: pop rock en español, boleros, arreglos de salsa, el sonido de trompetas, un solo con guitarra acústica, la presencia de guitarra eléctrica con letras en inglés y hasta arreglos en su micrófono para distorsionar la voz en ciertas canciones, algo típico de su más reciente estilo musical.

A las 8:42 p.m. se apagaron las luces y empezó a proyectarse el tráiler de un documental que lanzará Netflix en agosto: ‘MON LAFERTE, te amo’. Los asistentes estaban como locos: cada cambio en las luces del escenario podría indicar la salida de la artista, cada pausa en las canciones que sonaban de fondo, sería la indicada para darle paso, cada 10 segundos una ovación recorría los tres pisos del coliseo, y faltando un cuarto para las 9:00 p.m., empezó a sonar la lista de canciones de la noche.

Laferte empezó el espectáculo con ‘Tenochtitlán’, uno de los sencillos que más fuerza han tomado de su octavo álbum, 'Autopoiética', presentado en noviembre del año pasado, debido al trasfondo de la canción: un canto a las críticas, burlas y juzgamientos que una artista -y cualquier mujer- puede llegar a recibir. Continuó con ‘Te juro que volveré’ y ‘Obra de Dios’. Estas canciones completaron el primer bloque de su presentación.

La gira de 'Autopoiética' es una puesta en escena, no puede abstraerse la música del escenario: un doble fondo con visuales de todo tipo, a veces coloridos, a veces sobrios, con estética angelical y algunos elementos visuales de la religión católica.

A la derecha del escenario, una estatua de la cantante reposa cabizbaja y derrotada: se ven sus tatuajes, inconfundibles para cualquier fanático. Detrás de la estatua de Mon Laferte triste, salió Mon Laferte Feliz: tenía un atuendo completamente blanco, un corsé, una falda con varios pliegues, unas mangas de encaje y unas botas blancas arriba de la rodilla con varios amarres.
​
Después de lanzar algunos besos al público, la lista de canciones continuó.

Con ‘NO+SAD’ y ‘Metamorfosis’, se inició un desfile por la pasarela anexa al escenario principal, donde con corsés, prendas aireadas y volados, primó el estilo 'coquete' y 'regencycore', código de vestimenta convocado para la noche. Sin embargo, el desfile fue más que una apuesta estética, una apuesta política. En susurros, por debajo de la mezcla pop, se escuchaban palabras como “libre”, “transgresora”, “estética”, “profética”, “estrambótica” y “erótica”.

Detrás de ella había cuatro bailarines: Alejandro Nájera, Roberto Mosqueda, Naum Calixto, Eduardo y Benito, algunos mayores de 40 años y, sin embargo, sin miedo a ser sensuales: perrearon, bajaron hasta el piso moviendo la cadera en círculos, hicieron 'vogue' y 'whacking' (bailes y movimientos empelados en la cultura performática del 'Ballroom') y luego retomaron los pasos de ritmos latinos como la salsa y el merengue.

Luego de otras cuatro canciones, la artista agarró una rosa que algún fanático le lanzó al escenario y al son de ovaciones, gritos, llanto y un público coreando de pie en el estadio, cantó dos de los sencillos más esperados y reconocidos por su público: ‘Mi buen amor’, de su quinto álbum, ‘La Trenza’ de 2017 y ‘Flaco’, del mismo disco.

Desde ese momento empezaron a derramarse las primeras lágrimas en algunos asistentes que no resistían la fuerza y la nostalgia con la que Laferte interpretó aquellas letras como: “Llueve y llueve y te extraño más, me duele tanto, tanto amarte en la soledad”. La cantante, al ver las lágrimas de los asistentes y escuchar el coro de voces desgarradas preguntó: "¿Acaso están todos despechados aquí?".

“Tengo cuarenta y mami nadie se muere de amor (si no te mata, te hace más fuerte)”, tras un par de canciones, empezaron a retumbar los primeros acordes de otro de los temas insignia de ‘Autopoiética’: ‘40 y MM’. Como ella misma ha dicho, nunca se inventa historias que contar, y esta no es la excepción, pues la canción surgió como un himno de empoderamiento luego de su último cumpleaños. “¿Dónde están las mujeres de cuarenta?”, gritó.

El cuarto bloque de la presentación empezó con salsa al son de ‘Por qué me fui a enamorar de ti’, ‘Amantes suicidas’ y ‘El mambo’, este último con un arreglo singular propio de su renovado estilo musical (más 'electropop' experimental). Con estos sencillos avivó a su público y lo puso a bailar para justo después iniciar con una parte del espectáculo que para sus antiguos fanáticos no es nuevo: una actuación con guitarra acústica.

‘Se me va a quemar el corazón’ y ‘Funeral’ abrieron el sentido momento en el que, al contrario de gritar y ovacionar, los asistentes escucharon los acordes de la guitarra y la voz aterciopelada de Laferte, quien saludó formalmente: “¿Cómo están, Bogotá? Qué gran público”.

Ese momento fue contrastado por la intensidad diez minutos después, cuando en el público de platea las cosas empezaron a ponerse tensas: algunos querían tirar objetos al escenario, otros se salieron de sus asientos numerados para aglomerarse lo más cerca de la artista que pudieran. En medio del alboroto, Laferte escuchó un grito que le llamó la atención. “Ah, ¿es tu cumpleaños?”, dijo la cantante. Segundos después, los acordes de la guitarra interpretaron ‘Las mañanitas’, y fueron dedicadas a Daniela, una asistente del concierto.

"Estoy muy feliz, muy contenta", terminó y empezaron a sonar los acordes de 'El cristal', seguidos de 'La trenza' y 'Si tú me quisieras', canción que la artista reconoció que le aburría tocar, pero lo hacía porque "sabía que la gente lo disfrutaba mucho".

Tras una ronda de sencillos interpretados de manera acústica, llegó otro momento culmen de la velada. Entre una horda de gritos emocionados y expectantes, se escuchó a Laferte: "Esta canción es para todos los padres... Si usted es un padre y no ha visto a sus hijos, llámelos" y empezaron a llegar a oídos de todos los asistentes las primeras frases de 'Pa donde se fue', con la que la artista confrontó a un padre ausente en su niñez.

Tras recibir un ramo de rosas de su público y repartir algunas desde el escenario, llegó el bloque final del concierto, con una guitarra eléctrica acompañando 'Mew Shiny', 'A Crying Diamond' y 'Amor completo', las dos primeras en inglés.

A las 11 de la noche, luego de la última ronda de llanto del público con 'Tu tanta falta de querer' y 'Amor completo', Mon Laferte interpretó una versión lírica, casi litúrgica, de 'Casta Diva', con visuales de figuras católicas (como la virgen) y acompañada de los sensuales y excéntricos pasos de sus bailarines, dio fin a su 'Antipoiética'. Llamó a sus compañeros de escenario al frente, y con los créditos del espectáculo atrás, dio la venia final.

Se fue del escenario siendo coreada por una multitud que pasó del llanto a la iración. "¡Mon Laferte! ¡Mon Laferte!", gritaba el público que segundos después salió de la arena: afuera seguía lloviendo, y la gente seguía cantando. 

LOREN SOFÍA BUITRAGO BAUTISTA X: @soofisaurio IG: @dinopensadora
​LAURA ANGÉLICA LENIS IG: @_laura.angelica_
​ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA DE EL TIEMPO