Los precios que terminan en 99: ¿por qué logran convencernos de gastar y comprar?

Alguna vez se ha preguntado por qué compra las cosas que están en promociones o que en sus precios tienen un 99. Recientemente, el libro 'La ciencia de los detalles', coescrito por Nicolás Ajzenman y Florencia López Boo, responde estas preguntas y explora cómo los pequeños detalles pueden tener un gran impacto en nuestras vidas y decisiones.

Este texto se aleja un poco de la economía clásica, pues se enfoca en el análisis del comportamiento humano real, con todos sus errores y sesgos.

En ese sentido, los autores explican que entender cómo las personas toman decisiones es crucial para predecir su comportamiento en diferentes situaciones. Desde el consumo de cigarrillos hasta la evasión fiscal, además, las políticas públicas pueden ser más efectivas si se basan en una comprensión precisa del comportamiento humano. Por ello, identificar sesgos en la toma de decisiones es fundamental para diseñar políticas que realmente funcionen.

De esta forma, el texto revela cómo pequeñas acciones pueden tener consecuencias significativas. Desde la elección de palabras hasta la disposición de los alimentos en el supermercado, cada detalle cuenta.

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En ese caso, los autores exploran los sesgos cognitivos al tomar decisiones, por ejemplo, que lleva a preferir precios como 9,99 en lugar de 10 dólares.

“El motivo detrás de este fenómeno tiene nombre y apellido: sesgo de dígito izquierdo. Los comerciantes conocen bien su mercado y saben que, para un consumidor, la distancia percibida entre los precios 9,99 y 10 es sustancialmente mayor que la distancia percibida entre 10 y 10,01. En otras palabras, 9,99 dólares nos parece mucho más barato que 10 dólares, pero 10 dólares solo nos parece un poco más barato que 10,01 dólares”, comentaron en el libro. 

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Asimismo, destacan el poder de los "nudges", pequeñas intervenciones que pueden influir en nuestro comportamiento de manera positiva, como los recordatorios por SMS que aumentaron significativamente la tasa de vacunación infantil en Zimbabwe.

Por último, los autores ilustra cómo la economía del comportamiento puede contribuir a mejorar las políticas públicas, teniendo en cuenta cómo las personas toman decisiones y cómo los detalles influyen en los resultados. 

DANIELA LARRARTE ASAAD

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL

EL TIEMPO