Si es verdad que hay adicciones que se permiten, que se perdonan, que se toleran, confieso que me estoy volviendo adicto a Semolina. No es difícil darse cuenta: cada vez voy con mayor frecuencia.
Porque es cierto que a los glotones nos gusta explorar lo nuevo de la escena gastronómica, y es cierto que vamos allí a donde nos cuentan que probaron un estofado imbatible, un arroz como de otro mundo o un ceviche que supera a todos los conocidos… sí, allí vamos de prisa, y comprobamos si estaban en lo cierto quienes nos hablaron tales maravillas o llegamos a la conclusión de que tenemos gustos que van por caminos distintos… y distantes.
Es cierto, sí, que nos gusta explorar. Pero también lo es que necesitamos tener un pequeño listado de lugares a los que siempre queremos volver. Lugares en donde nos sentimos a gusto, bien tratados, consentidos… y en donde sabemos que se come bien, muy bien, sin adornos innecesarios. Lugares a donde vamos cuando no queremos arriesgar, cuando queremos ir a la fija.
Para mí, uno de esos lugares es Semolina, una auténtica trattoria, que honra la cocina tradicional italiana… un restaurante que sabe que una buena lasagna nos gusta a casi todos, que una milanesa en su punto nos hace sentir como en la casa de la abuela, que una pizza Margarita es como un tiquete a la infancia, que unas berenjenas a la parmigiana consienten el cuerpo y el alma al mismo tiempo, que unos calamares apanados nos invitan a volver con la memoria a algunos de los paraísos visitados, que unos fetuccini carbonara nos transportan a esos almuerzos familiares en los que se celebra la vida cada domingo…
Eso es Semolina: un lugar cálido en donde están muchos de esos platos que han ido marcando nuestra vida y que han ayudado a definir nuestro gusto, nuestros antojos… nuestras adicciones permitidas.
En mi más reciente visita estaban anunciando el debut del tagliatelle a la rueda, que es una preparación tan sencilla como maravillosa, pues se trata de permitir que la pasta se termine de preparar en el interior de una rueda inmensa de parmesano o de grana padano y se impregne de los sabores, los aromas y la esencia de estos quesos. La pedí, por supuesto, y celebré su llegada a la carta de Semolina.
¿Dónde está Semolina, en Bogotá?
Semolina tiene dos sedes.
Calle 90 No. 11 – 13 / Tel: 601-4414235
Calle 109 No. 17 – 63 / Tel: 601-6478650
Sancho
Crítico gastronómico