Sus chismes han hecho historia. Hace algunos años, en un evento en Cali, un reconocido empresario y político, con algunos tragos en la cabeza, dijo una frase que resumía bien lo que sentían sus ‘víctimas’ en la farándula: “En este país no se puede tener como enemiga a Graciela Torres”.
Porque no solo el mundo del entretenimiento nacional ha temblado con los chismes de la
Negra Candela. Incluso la mafia la tuvo en la mira, sobre todo en su época en El Espacio.
Periodista de la Universidad de América, Torres es la excelente mamá de la abogada Lays y el diseñador Sebastián, buena jefe y alguien querido entre sus colegas y las personas con las que trabaja, que no le dicen Negra, sino Negrita.
Otros no le tienen cariño, porque sus polémicas también han tomado dimensiones judiciales y ha terminado demandada, en el caso de la actriz Luly Bossa, por sacar al aire un video intimo. La justicia falló en su contra y tuvo que pagar una indemnización de 86 millones de pesos.
Sus inicios fueron en Radio Nacional, donde sus entrevistas no eran con personajes de telenovela, sino con escritores como Ernesto Sabato.
En su vida como periodista de entretenimiento, el pavor que le tienen no ha sido superado por ningún otro periodista de este ámbito en el país. Ella dice que cuenta lo que verifica y “que los chismes de farándula son iguales a los de política o económicas, y se tiene el mismo rigor”.
Bogotana, buena lectora, amante de la música clásica y de la cultura, le gusta estar en su casa, con sus perros y su familia. Luego de un tiempo en la radio y en su propia página y plataforma, la Negra regresó a la televisión con 'El lavadero 2.0', una segunda parte de 'El lavadero'. El programa ahora se emite sábados y domingos, de 5 a 7 p. m.
Su regreso lo hizo como le gusta: armando ‘incendios’ gracias a la historia que contó sobre unos líos judiciales que hay entre un reconocido cantante y su exesposa, que reclama los derechos sobre la música que el artista grabó mientras estuvieron casados.
¿Cómo fue el chisme de su regreso a la televisión?
Antonio José Gómez, vicepresidente Comercial de RCN, me llamó y me preguntó si era cierto que el primer 'Lavadero' se había acabado porque yo había peleado por Gabriel Reyes, expresidente del canal. Le dije que no, que se dio debido a que decidieron terminar con los unitarios.
Entonces, ¿usted fue víctima de un chisme?
Dijeron que yo me había agarrado con el entonces presidente. Eso nunca jamás. Tuve unas relaciones muy cordiales con él. Así que aproveché para aclarar las cosas.
Este nuevo ‘Lavadero’ tuvo cambios con respecto al primero
Sí, ahora estoy con Jaime Alfonso Parra, y el humorista ‘Luchito’. He trabajado con ambos y cuando nos pidieron hacer el piloto salió bien y de una. Ahora se llama 'El lavadero 2.0' y tiene una franja adicional que es una tienda de barrio, con libretos. Lo mío es real.
Dijeron que yo me había agarrado con el entonces presidente de RCN, Gabriel Reyes. Jamás. Me metieron en un chisme
¿Cuál es el primer chisme del que tiene memoria?
Los de los vecinos, que Fulanito andaba con Fulanita, los normales de la cuadra. Y en el colegio en el que estudié, de monjas, me castigaban mucho. Uno fue porque quise ver qué tenían debajo del manto. Me trepe en la pared que separaba el claustro, donde estaban ellas. Me pillaron. Me castigaron. Pero vi lo que quería.
¿Cómo termina en el periodismo de entretenimiento?
Yo entré a hacer prácticas de la universidad en dos medios: Radio Nacional y en la revista Vea, cuatro horas en cada parte.
En Inravisión grababan muchas novelas y yo llegaba a Vea a contarles que había visto a tal actriz o actor haciendo tal cosa, y me ponían cuidado. El director, Néstor Espinosa, me dijo: “Le doy una página en la revista para que escriba lo que nos cuenta”. Por eso digo que el periodismo de entretenimiento me encontró a mí.
A lo largo de su carrera ha tenido varios problemas. ¿Cuál fue el primero grave?
Cuando trabajaba en Vea llegó una carta del entonces alcalde de Pacho, Cundinamarca, con fotos en blanco y negro. En la carta decía que por culpa de lo que pasaba en la finca Chihuahua, de Gonzalo Rodríguez Gacha, ‘el Mexicano’, la juventud se estaba perdiendo, metiendo droga y tomando trago.
Nos contaba que había hablado con Germán Castro Caycedo para que lo ayudara a denunciar, y este le había hecho un programa de Enviado especial al personaje, pero mostrando los caballos.
Néstor me dijo que escribiera la historia, que salió publicada, y se me vino el mundo encima, porque Castro Caycedo era la estrella en Colombia. Me llamaron a la oficina del gerente, que me vació.
El señor exigió que me echaran, pero Néstor dijo que no porque ahí estaban las pruebas, que no había mentira. Luego supimos que no había hecho un solo programa con Rodríguez Gacha, sino dos, pero el segundo no lo emitieron por esa denuncia. Fue duro. Yo era una novata y enfrentada a semejante monstruo.
¿Y se volvió a encontrar con él? ¿Hablaron?
Más adelante, él fue director de noticias de Radio Santafé, a donde yo llegué a trabajar. Cuando me llamaron de esa casa radial, les conté a las dueñas el incidente y me dijeron: “Él en su noticiero y tú en lo tuyo”. Él me saludaba muy serio, pero él siempre fue serio.
¿Que otro chisme le ha traído problemas?
Cuando se estaba grabando el 'Café' de Fernando Gaitán, salió una información sobre Margarita Rosa de Francisco: que había sido llevada a la Clínica Santa Fe con una sobredosis.
Nos pusimos a averiguar y logramos información precisa: nos dijeron que sí había llegado al lugar, pero no por sobredosis. Sin embargo, Martín, el hermano de Margarita, no entendió, armó un lío tenaz conmigo y se burló de mi familia. Con el tiempo, Martín me contó que un empleado del restaurante campestre del papá le dijo algo que había malinterpetado y se disculpó.
¿Habló después con la actriz?
Sí, la entrevistamos varias veces en el viejo Lavadero.
Mención aparte lo que pasó con Luly Bossa
Supe del video y hablé con varias personas del medio que me confirmaron que lo habían visto y que lo vendían en Sanandresito. Mandé a un periodista que trabajaba conmigo a buscarlo. Pasamos 14 segundos en el programa. Un noticiero también lo puso, pero la demanda fue solo para mí.
¿Se arrepiente de haberlo sacado al aire?
No, nunca.
¿Ha hablado con ella después de eso?
No, nunca hemos tenido o.
Usted tiene dos hijos y ha sido una gran mamá. ¿Qué hacen ellos?
Lays es abogada especializada en Derecho comercial del Externado, ejerce su profesión y también hizo una especialización en periodismo de moda. Hace asesorías de imagen. Sebastián estudió artes visuales en la Javeriana, ha trabajado en varias empresas, hace videos, es colorista, edita. E hizo estudios de mercadeo.
Hay quienes se preguntan por qué no tiene pareja
Yo he sido de buenas en el amor, pero poco noviera. Cuando me separé me prometí dedicarme a mis hijos y a trabajar para sacarlos adelante. He trabajado mucho, así que mi tiempo libre para el amor es muy poco. Y creo que los hombres se intimidan o se enamoran de ‘la Negra’, como un irador cubano que vive en Miami, al que le dije eso cuando me vino a visitar: que no estaba enamorado de Graciela, del ser humano.
Yo he sido de buenas en el amor, pero poco noviera. Cuando me separé me prometí dedicarme a mis hijos y a trabajar para sacarlos adelante
Cuando no está trabajando, ¿que hace?
Me encantan las matas, soy feliz jardineando; jugar con los perros, leer, ver TV.
¿Es buena cocinera?
No, absolutamente. Se me quema un tinto.
Si no hubiera sido periodista, ¿a qué se hubiera dedicado?
Sería escritora. Estudié periodismo para escribir bien y redactar. Solo he escrito un libro.
¿Qué le dice que la hayan llamado de nuevo a la televisión?
Que se elige la formación que tenemos. Los muchachos hoy salen de las universidades a sentarse frente a una cámara, no contrastan las fuentes, no desconfían de lo que les dicen. Se repiten y magnifican las equivocaciones. Nosotros hicimos las cosas por la derecha, corriendo detrás de los artistas y las fuentes, trasnochando, madrugando. Ellos suben información que cogen de todo lado.
Este regreso es un homenaje a grandes periodistas como María Cristina Guerrero, Germán Matamoros y tantos que han hecho bien su trabajo. En otras épocas había muchas revistas y aunque la farándula era más pequeña, conseguíamos un montón de historias.
¿La han amenazado?
La época del narcotráfico fue muy dura. Todo se investigaba para saber la verdad de lo que decían de la gente de la farándula con los narcos. Me llegaban muchas coronas y sufragios invitando a mis exequias. Cuando estaba en El Espacio, había una zanja al frente y me decían que si seguía escribiendo, ahí iba a amanecer.
Yo no tenía conciencia del peligro, hasta que un día mi mamá me dijo: “¿Qué le pasa?, ¿No se da cuenta de que tiene dos hijos?” Mejor dicho: me regañó y aterrizó. El papá de mis hijos se la pasaba con ellos, cuidándolos, hasta que yo llegaba.
En el Reinado de Cartagena también le tenían pánico.
(Se ríe) Sufrían las reinas, las mamás, los novios, las tías, las abuelas, toda la comitiva. Raimundo Angulo decía que el reinado comenzaba cuando yo llegaba.
¿Quién ha sido su mejor jefe?
Luis Guillermo Troya en Todelar, que me dio su apoyo en otro momento en el que estuve amenazada y llamaban a decir que iban a volarme a mí y las estaciones.
¿Sus cualidades?
Disciplina y mística.
¿Ha pensado en el retiro?
Eso lo da el tiempo. Sigo trabajando, ahora planifico más y mejor, y no me desgasto como antes. El tiempo va marcando el camino.
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