En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
La colombiana que es la guardiana mundial de las mariposas
La curadora principal de la colección de mariposas más importante del mundo habló en BOCAS 111.
La bióloga es la encargada de preservar la colección de mariposas más grande y antigua del mundo, en el Museo de Historia Natural de Londres. Habló para BOCAS en la edición 111. Foto: Revista BOCAS
En el 2003, la bogotana Blanca Huertas estudiaba una maestría en biodiversidad en el Imperial College, mientras que también escudriñaba, como voluntaria, las 40.000 cajas de la colección más grande y antigua de mariposas, conservada en el Museo de Historia Natural de Londres. Desde entonces empezó a hacer notas de las especies de Colombia, muchas de ellas encontradas en los siglos XVII y XIX. Esa lupa, puesta en la inmensa variedad nacional de los coloridos insectos, la llevó a proclamar al país como el más diverso en mariposas en el mundo.
Junto con Kim Garwood, Juan Guillermo Jaramillo e Indiana Cristóbal Ríos-Malaver, Huertas publicó el pasado mes de junio el libro Mariposas de Colombia, lista de chequeo, que consiste en un censo de las especies que hay en el país a la fecha. Ninguna otra nación cuenta con un inventario tan completo de estas “flores que volaron lejos en un día soleado cuando la naturaleza se estaba sintiendo ingeniosa”, como las describió la escritora sa George Sand.
Nacida en Bogotá en 1978, Blanca recibió el apoyo de su familia que, durante su niñez, cosió durante muchas horas las primeras mallas para que ella pudiera recolectar y analizar las mariposas de los campos de Cundinamarca y Boyacá.
De ahí que no sea sorpresa que, a mediados de los noventa, estudiara la carrera de Biología en la Universidad Pedagógica Nacional. La casa de la familia Huertas aún huele a la naftalina con que preservaba en su época universitaria las cientos de mariposas que, guardadas en cajas, invadían la pequeña habitación de Blanca.
Blanca Huertas junto al principe William en el Museo de Historia Natural de Londres. Foto:Hollie Falconer/C5
En el país hay 3.640, mientras que en el Reino Unido apenas llegan a 60 ejemplares. Ahora Colombia no es solo el segundo país más biodiverso, sino que también es el paraíso de las mariposas.
Además de las expediciones a los alrededores de Bogotá, en los últimos semestres del pregrado esta bogotana compartió con estudiantes de la Universidad de Cambridge la experiencia de la Expedición Colombia ‘98 en la Serranía de los Churumbelos, la cual se despliega en algunos municipios de los departamentos de Huila, Putumayo, Caquetá y Cauca. Fue el momento crucial para trazarse el destino de formarse como entomóloga o científica de los insectos en el extranjero. Para que la espera de la carta de aceptación a la maestría en el Reino Unido no se sintiera tan larga, cursó una especialización en gestión ambiental en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
En el 2003, viajó a Londres para estudiar en el Imperial College. Luego de su voluntariado en el Museo de Historia Natural, Blanca fue contratada para trabajar medio tiempo. No solo examinó los hallazgos pasados de otros científicos, sino que siguió realizando exploraciones en el país. En el 2005, coordinó el Proyecto de Mariposas Andinas de la University College London y fue por esta época que realizó su primer descubrimiento de una de estas criaturas de seis patas en la Serranía de los Yariguíes, ubicada en las montañas de Santander.
Solo hasta cuando terminó su doctorado en biología en esta misma universidad, en el 2014, esta mujer de ojos verdes, pelo negro azabache y 1,70 metros de estatura fue escogida para ser la curadora principal de las mariposas que se encuentran en el imponente edificio londinense de ocho pisos que refleja la figura de una gigante crisálida blanca.
James Mallet, su director de su tesis de doctorado y actual profesor de la Universidad de Harvard, considera que aún siendo la guardiana de la colección que ha inmortalizado a las especies de todas las regiones del planeta, “Blanca ha continuado su misión de popularizar la vasta variedad de insectos de América Latina y Colombia”.
De hecho, en el 2018, en la entrevista para la primera edición del libro de los Guinness World Records sobre los hitos extraordinarios de las ciencias, no dudó en declarar que “de manera no oficial, Colombia era el país con más mariposas en comparación con cualquier otro en el mundo”. Así fue que figuró en la publicación como una de las científicas más asombrosas del mundo, pues fue considerada como una de las personas con mayor conocimiento sobre estos insectos.
Aunque Blanca tenía la certeza de que Colombia era el más diverso, le faltaba encontrar la forma de demostrarlo y formalizarlo. Su más reciente libro es la respuesta, donde a lo largo de 300 páginas detalla cómo en el país hay 3.640, mientras que en el Reino Unido apenas llegan a 60 ejemplares. Ahora Colombia no es solo el segundo país más biodiverso, sino que también es el paraíso de las mariposas.
Blanca es la única colombiana incluida en la publicación de los Guiness World Records dedicado a las ciencias. Foto:Hollie Falconer/C5
¿Cómo logró, a sus 33 años, estar a cargo de la mayor y más antigua colección de mariposas del mundo, en el Museo de Historia Natural de Londres?
En el 2013 se abrió la vacante para ser la curadora principal de la colección. Me dio pesar con otros colegas del mundo, algunos de Austria y Alemania, entre otros. Es que tenía una ventaja frente a ellos: en la entrevista de trabajo pude hablar de lo bueno y lo malo del museo. Vivía en la colección y así me había enterado de todos sus secretos.
¿Qué es lo que, específicamente, hace como curadora principal de mariposas en el museo?
Muchas personas no se atreven a decir: “venga a mi oficina que es bonita”, y yo sí tengo ese gusto. Cada día abro cientos de cajas que son una joyería con alas de una belleza tan diversa. Además, siempre busco ir a una esquina distinta del museo para disfrutar de exhibiciones de la naturaleza. En resumidas cuentas, soy la responsable del cuidado directo, el desarrollo y el a la “meca” de las mariposas en el mundo. Se trata de una biblioteca de la vida; una fuente interminable de información de la cual siempre aprendo. Algo que no se sabe es que también reviso cada uno de los productos de mariposas que se encuentran en la tienda del museo. Tengo un ojo crítico para que lo que se venda refleje exactamente lo que se ve en la naturaleza. Algo que, por ejemplo, no ito, es que las mariposas no lleven antenas.
¿Cuál fue la primera mariposa que descubrió?
Es una mariposa que no fui a buscar, pero estaba hace más de 15 años en el sistema montañoso de la Serranía de Yariguíes. Éramos cuatro personas que saltamos a la punta de una montaña y nos quedamos sin comunicación alguna durante una semana. Fue en ese monte que encontré una mariposa de rayas cafés y blancas, que nombré con el mismo nombre de ese parque natural ubicado en Santander. Sabía que no la había visto entre los millones de mariposas del museo o las que había recolectado en Colombia: tenía una boca inusualmente peluda, ¡como si le creciera un bigote! Ya he descubierto nueve especies en zonas remotas de Colombia y América Latina.
¿Es cierto que el álbum de chocolatinas Jet fue definitivo en su fijación por las mariposas de Colombia?
Desde el colegio me aferré a los insectos y esa pasión creció con los álbumes de chocolatinas Jet. Todavía los colecciono y los tengo todos. En Londres cambio monitas con mamás colombianas, porque cuando vamos al país traemos una maleta llena de chocolatinas y café. Aunque no fui mamá en Colombia, lo que a uno le gusta demasiado se les pega a los hijos y es bonito sentirnos en el país. Con mi hijo de nueve años... siempre leemos juntos lo que dice cada mona, e incluso en uno de los álbumes más recientes se menciona a la mariposa que hallé en la zona de distensión de San Vicente del Caguán.
Su papá también le inculcó esa obsesión por los insectos…
Mi papá nació entre las montañas de Boyacá, pero tuvo que venirse a una edad temprana a Bogotá. Eran los días en que solo se tenía un televisor en la casa y tocaba ver lo que papá dijera y a él le gustaban los documentales: compraba casetes beta de National Geographic. Además, en las vacaciones íbamos al campo del altiplano cundiboyacense y a mí me encantaba recolectar flores y coger escarabajos de la tierra. Perseguir mariposas fue difícil al comienzo, porque no las podía ver bien en el aire.
¿Cómo fue que su familia dedicó muchas horas a coser sus primeras mallas para atrapar mariposas?
Mis primeras redes fueron el resultado de una industria familiar. Cuando tenía 12 años, los equipos entomológicos o usados para recolectar insectos eran importados de Estados Unidos, entonces eran muy caros. Con mi mamá compramos velos de cortinas, que serían la materia prima de las mallas. Cogimos unos jeans viejos para ponerles un forro. Mi papá cogió un gancho de ropa y tomó un palo de escoba que sirvió como soporte. Mi hermano y dos hermanas cosieron al menos treinta redes para llevar al campo. Ese invento me sirvió incluso en expediciones profesionales.
Y el olor de las bolas blancas de naftalina que usaba para preservar las mariposas aún persiste en la casa de sus papás…
En mi juventud, no teníamos un museo de historia natural centralizado en Colombia donde se pudieran llevar mariposas para que quedaran en buenas manos y se pudieran volver a ver en cualquier momento. En los noventa, siendo estudiante de biología, me tomaba una hora llegar a la Universidad Pedagógica, entonces prefería tenerlas cerca y mirarlas en mi habitación, donde también tenía frascos de orugas en alcohol, así como los afiches, figuras en plastilina y rompecabezas de mariposas que me regalaban mis amigos. Tras más de 20 años en esta profesión, tengo cualquier cosa que se pueda imaginar de ellas, desde el arete hasta el individual para la mesa. He tenido que decirle a la gente que muchas gracias, pero ¡ya no más!
En los últimos semestres de la carrera, realizó la Expedición Colombia ‘98 con estudiantes de Cambridge en la Bota Caucana. ¿Cómo contribuyó a que se estableciera un área protegida?
La Bota Caucana es donde se acaba la región andina y comienza la amazónica. Durante dos meses la sudamos de verdad para encontrar cosas raras y nuevas de los ecosistemas de estas zonas. Le solicitamos a la Universidad de Cambridge que nos enviaran recursos y nos trajeron redes sofisticadas, pero no llegaron los palos. Me tocó volver a recurrir a las escobas, curiosamente para una expedición de uno de los centros académicos más prestigiosos del mundo. Fuimos los primeros que entramos a compilar información en la Bota y, por eso, se puede decir que contribuimos a que el Parque Natural de la Serranía de los Churumbelos fuese considerada un área protegida.
La Mariposa de la Paz vive en la zona de distensión del proceso de paz. Cuando la descubrí, vivíamos la esperanza del fin de la guerra y por eso le coloqué ese nombre.
El Parque Natural de la Serranía de los Churumbelos le trajo alegrías, pero también dificultades para graduarse del pregrado…
Tuve una carrera de casi seis años, ¡qué horror! Cuando volví de la expedición no alcancé al registro del semestre. Eso me atrasó, al igual que mi tesis de grado inicialmente fuese el inventario de todos los insectos de la serranía: era algo muy ambicioso. Es muy chévere dedicarse a una investigación durante dos años, pero estaba varada, sin plata y trabajando en lo que fuese.
Entonces tuvo que estudiar y trabajar, ¿cuáles fueron sus primeros empleos?
En supermercados trabajé como cajera, vendedora e impulsadora de productos. Yo vengo de una familia de clase media, con cuatro hijos y todos en la universidad al mismo tiempo. Conocer a esos estudiantes de Cambridge me impulsó a soñar con un posgrado en el exterior. Era consciente de que necesitaba saber inglés, pero mi papá me advirtió que me apoyaba mi paso por la universidad, pero hasta ahí llegaba él. Yo fui muy perseverante para estudiar este idioma, porque me levantaba a las 5 a. m. para empezar clases a las 7 a. m. en el Instituto Electrónico de Idiomas en Chapinero y luego me quedaba en la Pedagógica hasta las 7 p. m. Para pagar esos cursos trabajaba sábados, domingos, festivos y durante las vacaciones. Me acuerdo de un trabajo en una agencia de finca raíz. Ya cuando tuve la confianza para ser profesora, daba clases de pre-Icfes y de validación del bachillerato.
¿Aún el inglés es un obstáculo para incursionar en las ciencias?
Cuando doy conferencias en Colombia, lo primero que digo es que todavía el idioma nos limita, pues la ciencia es predominantemente anglófona. Si alguien quiere publicar artículos y no sabe inglés, no lo va a lograr, y esto no solo les pasa a los latinos, sino también a los asiáticos y africanos. Incluso algunos europeos, como los italianos y españoles, sufren por eso. Eventualmente habrá una revolución de los idiomas, porque ya en la comunidad científica nos estamos preguntando: ¿por qué todo en inglés? Mientras tanto hay que aprender esta lengua.
¿En qué momento pudo viajar a Londres?
Una especialización en la Universidad Distrital fue mi escampadero para aplicar a becas en el exterior, porque nada que me salía algo. Aunque ese posgrado fue una oportunidad para reconectarme con el gusto de pasar ciencia a otros. Al cabo del tiempo, empecé una maestría en Brasil, y fue hasta el 2003 que recibí la buena noticia de que había sido aceptada en el Imperial College y viajé de inmediato a Londres. Desde que llegué al Reino Unido me volví voluntaria del Museo de Historia Natural y, no miento, permanecía allá desde la mañana hasta bien entrada la noche.
¿Cómo fue que el príncipe Guillermo le pidió que le regalara una mariposa?
A los 27 años fui contratada por medio tiempo en el museo, el cual vivió una transformación y se convirtió en una maravilla arquitectónica porque tiene la forma de una crisálida blanca. Durante su inauguración, me pidieron el favor de buscar una mariposa para mostrarle al príncipe y le traje a la Reina Alexandra. Se trata de una impresionante mariposa de alas color chocolate (hembra) o verde esmeralda (macho), de hasta 28 centímetros de largo, considerada la más enorme del planeta. Hablamos unos minutos de cómo ella era un homenaje a su tatarabuela y, enseguida me preguntó si era para él. Me vi obligada a romper el protocolo con el futuro rey de Inglaterra para decirle que no podía regalársela.
Hoy, Colombia es el país más diverso de mariposas, porque nadie más lo ha probado.
Tuvo dos partos, el doctorado y a su hijo, al mismo tiempo…
Empecé en el 2009 un doctorado a medio tiempo en la University College London. Antes de quedar embarazada en el 2011, laboraba 14 horas al día, pero con el niño tuve que frenar en seco para dedicarles más tiempo a cosas que no estuvieran relacionadas con mi trabajo. De todos modos, tomé una licencia de maternidad de un año, pero el doctorado fue una cruz y luego volver al museo teniendo a cuestas la sustentación de la tesis fue muy duro. Todo esto me dejó un desorden de sueño: solo dormí cuatro horas durante los siguientes cinco años. Tuve que ir a médicos para poder dormir un poco más; ahora puedo descansar seis horas. Entonces es mejor medir bien nuestras ambiciones.
¿Por qué protagonizó una expedición de National Geographic al Parque Nacional Natural de la Serranía de Chiribiquete?
Los productores del documental Colombia, Magia Salvaje me aron en el 2015, pues no tenían otra alternativa que llevarme: Parques Nacionales Naturales había solicitado la presencia de una científica en el viaje. Me acuerdo que el helicóptero estaba muy pesado y, por eso, no podía llevar mucho equipaje. Tuve que quedarme con la misma ropa durante casi toda la semana de la expedición. Ya alistándonos para el regreso, desmonté mi carpa y encontré un escorpión que estuvo durmiendo conmigo todo el tiempo.
Esa mariposa de la paz que vio su hijo en el álbum de chocolatinas, ¿qué tiene de especial?
La Mariposa de la Paz genuinamente vive en la zona de distensión del proceso de paz liderado por el expresidente Juan Manuel Santos. Justo cuando la descubrí, en el 2016, vivíamos la esperanza del fin de la guerra y por eso le coloqué ese nombre. Ese mismo año, Santos visitó el museo y la conoció. Para mí también es especial porque es café, pero tiene unos visos blancos que la hacen ver como una luz en la oscuridad. A la vez es un vínculo con mi hijo de nueve años: creo que también nació con mi vocación, ¡él es un naturalista!
Entonces, ¿considera que es necesaria la vocación?
Algunas personas siempre hemos tenido esa chispa que nos impide dejar de hablar de estos insectos. Y es que al museo llegan muchos que se podría decir que son estudiosos de vocación, pero no de profesión. En alguna conferencia conocí a un conductor de tractomula y era un gran conocedor de mariposas de Norteamérica. Personas como él se han dedicado a la observación de estos animales de seis patas durante toda su vida, pero no lograron educarse como científicos en una universidad.
Las mujeres investigadoras no tienen una gran participación en las academias de ciencias alrededor del mundo. ¿Usted cómo logró liderar la Linnean Society, donde Charles Darwin presentó la versión inicial de la teoría de la evolución de las especies?
Desde el 2018 estuve en la vicepresidencia y soy la única latina que ha ocupado este cargo. Muy pocas mujeres se han desempeñado en este rol. Si hablamos de Colombia, en muchas de las academias no hay mujeres en sus comités directivos. Yo meto la cucharada en muchas campañas de Twitter para que se mire con detenimiento que casi todas las conferencias virtuales que se han realizado en el país durante la pandemia son con hombres, cuando somos muchas las mujeres que hacemos ciencia y no nos están teniendo en cuenta.
Ha sido criticada por confesar que los naturalistas o personas aficionadas a las mariposas son necesarias para lograr más descubrimientos…
Yo creo que se necesitan naturalistas o personas que les apasionan las mariposas. En ocasiones, a los científicos se nos pasan especies o no podemos llegar a los lugares distantes donde están. Ahora bien, es una cuestión de precaución, pues algo que tradicionalmente ha pasado es que se piensa que son más las familias de estos insectos que las existentes, ya sea por su colorido, patrones diversos y sexo. Ahí son claves los biólogos y zoólogos, entre otros profesionales, que han sido educados en el estudio de estas criaturas, pues garantizan que se reconozca bien lo que efectivamente hay en la naturaleza. La lista de mariposas de Colombia publicada recientemente es una muestra de cómo la combinación de trayectorias profesionales resulta en un libro entendible por todas las personas a las que les encanta el tema. Lo que digo es: ¿por qué yo voy a desmotivar a la gente?
Blanca Huertas es bióloga egresada de la Universidad Pedagógica Nacional, con una maestría en biodiversidad del Imperial College y un doctorado del University College London. Foto:Hollie Falconer/C5
Al leer sobre mariposas en el mundo, la zona Andina se destaca por su variedad de especies. Además, los países de esta área se autoproclaman como los más diversos. ¿Por qué cree que Colombia es el país que se merece este título?
Hoy, Colombia es el país más diverso de mariposas, porque nadie más lo ha probado. Hay mucha publicidad de que Perú lo es y también Ecuador ha querido autoproclamarse con este título. Pero estos países no lo han demostrado en ningún libro, en cambio nosotros sí. Ese censo de mariposas que hicimos a lo largo del libro Mariposas de Colombia, lista de chequeo, por decirlo de alguna manera, nos permite decir que somos los más diversos porque tenemos la lista más grande del mundo.
En el libro Mariposas de Colombia, lista de chequeo, que publicó a mediados de este año, se destacan también las condiciones geográficas del país…
Realmente, la fotógrafa Kim Garwood y el ingeniero agrónomo Juan Guillermo Jaramillo fueron quienes comenzaron la tarea de identificar cada una de las especies que habían sido descritas en Colombia en los últimos 150 años. Ellos tenían directo a los ejemplares de los 20 años recientes, mientras que yo ayudé a reconocer lo que había en la colección desde el siglo XIX. También tuvimos la colaboración de Indiana Cristóbal Ríos-Málaver, investigador del Instituto Alexander von Humboldt. Esa mirada más profunda de las mariposas que existen en la geografía nacional reafirmó que Colombia tiene una posición privilegiada que no tiene ningún otro país: dos océanos, tres cordilleras y valles interandinos en la mitad. Por todo esto la variedad puede ser enorme, sin embargo, aún tenemos que ser humildes, pues nos ha afectado el orden público durante muchos años y todavía existen muchas áreas a las cuales no hemos podido incursionar. Además, el libro muestra que contamos con 200 especies únicas y, por eso, es tan importante que no solo ostentemos el título, sino que también velemos por su conservación.
¿Cuáles son las mariposas que aún le faltan por conocer?
La congregación de las monarcas, aquellas anaranjadas que son las únicas que pueden migrar desde Estados Unidos hasta México. Cuando era una estudiante quería conocerlas, pero una empresa grande de turismo estaba al frente de una expedición muy costosa en la nación latinoamericana. Hace poco contaba con el dinero, pero justo empezaron a regir las restricciones de viaje a raíz del covid-19. Otra que no he podido ver viva en los bosques de Papúa Nueva Guinea es a la Reina Alexandra, pues en el museo los ejemplares que tenemos son disecados. Observarla en su hábitat es algo que encabeza mi lista de deseos por cumplir antes de morirme. Sin embargo, estoy 100 por ciento segura de que estaré pensionada, con el pelo blanco, y aún trabajaré por las mariposas. Aún me queda mucho tiempo para perseguirlas.
La edición 111 ya está en circulación desde el 31 de octubre de 2021. Foto:Revista BOCAS