El cantante colombiano César Mora vive su vida al son de un bolero y regresa a los teatros: lo que debe saber sobre la nueva obra de este actor

“Quiero morirme de manera singular, quiero un adiós de carnaval, quiero tu voz negra canela escuchar con su frescura natural. Sincera”. Hay una imagen que aun sigue latente en la memoria de los colombianos: cuando en el programa de ‘Yo, José Gabriel’, el humorista y político Jaime Garzón sorpresivamente decidió acompañar la voz de César Mora. Juntos, interpretaron la inolvidable versión de ‘Canela’ que luego el maestro eligió para su álbum musical 'Hacerlo bien' que lanzó en la década del 2000.

Quienes han seguido la carrera de este actor y cantante sabemos primero que su pasión por el arte es infinita pero que su obsesión por la música lo es todavía más. Por eso, decidió volver a pisar los escenarios del teatro, pero esta vez de una manera más íntima, contando como los pasos del bolero lo han acompañado en los momentos más importantes de su existir. "La música, incluyendo el bolero, es mi alimento para vivir y para mi alma; sin ella moriría de inanición", afirma con altivez.

De hecho, hace poco, en el programa de Bravíssimo confesó que el tema 'Hacerlo bien' lo compuso en el momento más crítico de su vida. 

“Hoy con mi voz, mi reflexión. Miro al pasado y al cielo doy gracias, milagroso de buga, sobreviví… sería un engaño decir que no pequé, que no mentí, gane y perdí… solo intenté”. Un tema en el que recordó las palabras que siempre le dijo su padre: ‘No importa a que decida dedicarse, pero siempre intente hacerlo bien’.

En ‘Mi vida es un bolero’ César Mora se acompaña de cinco talentosos músicos para ofrecer un homenaje este género que ha sido su fortaleza en momentos difíciles. Con solo una guitarra y su voz, Mora encontró en el bolero una herramienta de vida y una tabla de salvación. La obra entrelaza relatos autobiográficos con canciones emblemáticas, creando una experiencia única y profundamente personal.

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Aquí contará la historia de las canciones que forman parte de su vida, como ‘Ojos hechiceros’, la primera canción que le enseñó su madre. Otra de las anécdotas músicales que con frecuencia recuerda fue cuando una noche de tertulia con amigos actores encontró un casete y le dijeron: "Mora, apréndase este bolero". Era la canción de Torre, una versión interpretada por Rolando Laserie, que incluyó en el repertorio de sus presentaciones y fue todo un éxito. Estas canciones estarán presentes en esta obra musical.

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Es perfectamente así, como lo acabas de mencionar, un relato autobiográfico a través del bolero. Quiero que el público se lleve una idea de qué significa realmente el bolero en mi vida, qué tan importante es, y por qué está atado a hechos reales y concretos de mi vida, de mi vida artística en general. 

Cuando lo digo, me refiero no solamente a mi trabajo, no solo como actor, sino a mi trabajo como músico. Entonces, en ese sentido, las canciones no están seleccionadas porque sí. Tienen un sentido y una razón de ser. Así como cuando en mi orquesta yo presento mis canciones, cuando toco salsa, le cuento a la gente que nada allí es gratuito. Ninguna canción está escogida porque sí. 

No, tienen una razón de ser. Y cada canción que yo canto, tanto en la orquesta como en esta ocasión en especial, hablando del bolero. Cada bolero está escogido exactamente por eso, porque tienen una historia que está atada a mi vida totalmente.

Quiero contarle a la gente cómo ha sido toda una vida de esfuerzo, de sacrificio, pero de convencimiento sobre este trabajo y sobre mi vida musical, sobre mi vida artística, tanto en el teatro como en la música. Entonces, yo quiero que la gente se lleve un retrato amable de un personaje que han visto en novelas, que han escuchado en música. 

Que tal vez han llegado a mí por la canción de ‘Canela’, pero lo que no saben es que la canción de Canela va más allá, es el producto de un esfuerzo para llegar a Canela, para llegar a ser cantante de una banda, para llegar a tener mi orquesta, para llegar a tener una carrera 

en la vida que tengo. Por ejemplo,  la profesión que tengo tanto en el teatro como en la música, me ha costado muchísimo.

Esto es un lugar común de muchos artistas, soy una persona que viene desde lo más mínimo, de abajo del escalón, más del primer escalón, empezando por ver dónde están las oportunidades, buscándomelas a codazo limpio, buscándomelas en todo momento, aún sigo así, peleando las oportunidades, pero no termino, aquí sigo.

Una oportunidad para que el público vea que ha sido una carrera forjada con convencimiento, con disciplina, con total amor, amor profundo por lo que hago, por mi profesión, por mi actuación, por mi carrera como actor y mi carrera como músico. Por eso las dos cosas las hago con mucha prolijidad.

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Yo estaba haciendo teatro, pero eso no daba ni jamás dará para vivir. Entonces, cuando yo digo que el bolero fue mi tabla de salvación es porque, en ese tiempo, yo estaba en un estado de casi desesperación. Y ahora, ¿qué hago? Era como sentado en la calle con los brazos cruzados. ¿Qué hago? Y se atravesó el bolero en mi vida.

Y me di cuenta que a la gente le gustaban los boleros y le gustaba lo que yo cantaba. Lo que yo cantaba con la guitarra. Entonces, empecé a incluir boleros en mi vida y a tratar de venderle al dueño de la Teja Corrida, quienes los dueños eran Jorge Ramos, y Mirna Bravo.

Este día me dijeron, bueno, pues hagamos una prueba todos los jueves, pero, me advirtieron que el sueldo dependía de lo que se ganaba diariamente. Yo les digo que no importa, finalmente yo quería vivir la experiencia. Entonces, los jueves se empezaron a convertir en un día especial de programación donde la gente sabía que había un pelado ahí, un gordo chiquito y feo (risas), que cantaba boleros, y que lo hacía chévere, le gustaba a la gente.

Entonces ya iban veinte, ya iban treinta, y llegó un momento en que los jueves era un día maravilloso, donde yo cantaba boleros, con mi guitarrita al comienzo, hasta el punto que después ya me tocó hacerlo como con grupo, y así es, meter un bajo, y meter una conguita, y meter de pronto una flautista, y una cosa así para que me acompañara a los boleros, pero ya empecé a poder vivir de los jueves, ya percibir un dinero, un sueldo, para poder vivir, y se convirtieron en mi tabla de salvación en todos sentidos.

 Entonces fue una carta de salvación porque me permitió seguir creyendo en el arte y, por supuesto, me permitió vivir de esto.