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‘Cuando el cuerpo baila el corazón brilla’, reflexiona Antonina Canal
La pionera de la danza oriental en Colombia está celebrando 30 años de trabajo.
“A los cinco años fui a ver el ballet de Anna Pavlova y me enamoré de la danza. Hice Cascanueces, fui el conejo de Alicia en el país de las maravillas, la Reina de las Rosas, logrando mi primera formación en la danza. Al viajar a Nueva York a estudiar literatura y artes plásticas, pasó lo mismo con la danza contemporánea, pero allá me confronté con muchas cosas espirituales, acerca de quién era yo, y en ese momento decidí irme a la India y descubrí las danzas de ese país”.
Así resume Antonina Canal un intenso y profundo viaje en este universo del movimiento y la espiritualidad revelada en la danza oriental. Ya son 30 años que hoy celebra dedicada en cuerpo y alma dedicada a mostrar no solo el espectáculo, sino también la naturaleza y los beneficios de los bailes milenarios que han sido capaces de hacer vibrar cuerpos y cambiar almas.
“Para mí fue un encuentro místico y mágico. Un poco siguiendo mi espíritu buscador, gitano, me fui a pasar uno meses en Egipto y Turquía, entonces mi corazón dijo: ‘Esto resuena en toda mi alma’ ”, agrega emocionada.
Ella entendió que cosas como que una danza como la de los siete velos representa una máscara del ego que se cae hasta desnudar el alma. Con lo aprendido con el yoga, la meditación, los movimientos del baile en India y las danzas árabes, Canal regresó a Colombia a fundar su academia Prem Shatki, con la idea de llevar expresar celebrar y sanar a través del movimiento. Hoy, su proyecto es la única institución de danza y conciencia avalada por la Secretaría de Educación.
“Ha sido un camino maravilloso y de desafíos con amor y disciplina. Todos los meses recibo mensajes de personas a las que les ha cambiado la vida la danza y su filosofía”, comenta.
Antonina Canal es la directora de la academia de danza árabe Prem Shakti. Foto:Diego Santacruz
“Cuando bailamos liberamos estrés, conciliamos nuestros ciclos y estamos en el presente; digamos que mi propuesta todos estos años ha sido excelencia técnica en la danza y la puesta en escena, pero sobre todo enfocándonos en la formación, la educación y todos los beneficios terapéuticos creados por Prem Shatki, que no es solo bailar”, explica Antonina Canal, que también ha explorado con otros ritmos para enriquecer su propuesta.
“Nos hemos aventurado en fusionar ritmos. Cuando fuimos a Expo Dubái a representar a Colombia montamos una puesta en escena con ritmos árabes y colombianos: mapalé árabe, reguetón árabe, cumbia árabe, fue una experiencia fantástica”, recuerda.
Ahora, en ese marco de celebración también es importante recalcar la puesta en escena Dharma Dance: danzar para evolucionar, que se llevará a cabo este sábado a las 7 de la noche en el Teatro de Bellas Artes de Cafam, en Bogotá (Boletería en Ticket Express).
Se trata de un espectáculo de gran formato con 300 bailarinas en escena y 600 cambios de traje, que recoge todo el marco conceptual que ha forjado Canal en su trabajo y también celebra la diversidad, la magia, la fuerza y la luz de la mujer sin importar edad, raza, talla, profesión o camino de vida.
“Tenemos también danza tribal y fantasía oriental con alas y abanicos de luz, un elemento distinto y muy simbólico, ya que el movimiento nos lleva a mover energía y salir de la rutina”, reflexiona.
Este es el espectáculo número 400 producido por Antonina y su compañía con la participación de la estadounidense Valerick Molinari, multicampeona de danza en Turquía y representante de la cultura de oriente.
“La danza ha sido mi gran médico, mi medicina (...), es un regalo, es oxígeno y sirve para salir del afán de la vida y la angustia”, dice Antonina Canal, que ahora afina detalles del espectáculo con el que celebrará esa aventura personal que trascendió y tomó forma en Colombia. “La vida es una danza y cuando el cuerpo baila el corazón brilla”, finaliza con emoción.