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Además de la expedición al galeón San José, el Gobierno buscará patrimonio sumergido en Guatavita

La directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Alhena Caicedo, habla del galeón San José y de la posibilidad de que en agua dulce también haya objetos valiosos. Entrevista.

Guatavita

Bogotá, D.C., septiembre 2 del 2018. La CAR reabrió para el turismo el parque Laguna de Guatavita, luego de terminar labores de mantenimiento en la zona. Crédito: CAR Fotógrafo: Foto: CAR

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Al contrario de héroes del cine como Indiana Jones y Lara Croft, Alhena Caicedo no viaja a tierras remotas en busca de tesoros para llevar a viejas vitrinas. A los 46 años, esta antropóloga ha recorrido y documentado varios de los sitios más emblemáticos de Colombia: desde la serranía La Lindosa, en Guaviare, hasta Tierradentro, en Cauca. Sin buscar fotografías, ni ‘tesoros’, y con un trabajo más de expediciones de campo que de escritorio, desde septiembre de 2022 es la directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh). 
Bogotana y con más de dos décadas dedicadas al estudio y la conservación del patrimonio cultural colombiano, Caicedo se sigue poniendo sus botas para caminar kilómetros, conversar con comunidades y escuchar sus historias.
Acaba de llegar de Tumaco, una de las tres nuevas sedes del Instituto. “La apuesta de esta dirección es regionalizar el Icanh”, menciona. En esa sede de Nariño esperan tener en el 2026 un museo arqueológico de Tumaco La Tolita (una colección de más de 6.000 piezas arqueológicas). En las otras dos nuevas sedes, en la Sierra Nevada y en San José del Guaviare, avanzan con las comunidades en el trabajo de investigación y conservación del patrimonio.
En su oficina de Bogotá, Caicedo habló con EL TIEMPO sobre el galeón San José. También destacó las cerca de 900 piezas arqueológicas repatriadas en los últimos dos años, los planes para la conservación del parque Chiribiquete y otros proyectos del Instituto. 
Antropología

Alhena Caicedo es doctora en Antropología Social y magíster en Cine Etnográfico y Documental. Foto:Icanh

Hace poco se conocieron avances en la ‘Expedición hacia el corazón del galeón San José’ y se anunció una teoría que descarta la explosión del barco...

La expedición es un proyecto complejo que articula desde ingenieros robóticos hasta historiadores, y por eso la alta complejidad. Lo más interesante de esa nueva hipótesis, que dice que las razones del hundimiento tienen más que ver con fallas estructurales, es que nos ayuda a contrastar los resultados de los arqueólogos, que son los que están mirando debajo del agua. Los análisis nos muestran que efectivamente el barco no está disperso en una cantidad de kilómetros. Eso refuerza la hipótesis de que efectivamente no explotó. En ese sentido, creo que el trabajo ha sido muy satisfactorio. Esto es un proyecto de larga duración. 

¿Qué implica que Colombia esté reescribiendo la historia del galeón?

Estamos planteando la idea de que la historia del galeón San José puede cambiar la historia de Colombia. Estamos intentando reescribir parte de la historia fundamental de lo que fue la Colonia y el siglo XVIII y eso puede tener implicaciones muy interesantes para que revisemos nuestras propias referencias sobre lo que somos como país. 

¿Cómo está el país en patrimonio subacuático, teniendo en cuenta que no hace parte de la convención de la Unesco que protege ese tipo de patrimonio? 

Colombia decidió no firmar esa convención porque está convencida de que si bien protege el patrimonio arqueológico, está hecha sobre la base de la defensa de las banderas. Es decir, parte de que los naufragios tienen dueño y ese dueño es el dueño de la bandera. Nosotros estamos defendiendo que el galeón San José es colombiano. Si firmáramos estaríamos aceptando que España, o bueno el reino de lo que era en el siglo XVIII, es el dueño del galeón.
Antropología

Expedición del Icanh en Santa María del Darién Foto:Icanh

Además del galeón San José, ¿qué otra investigación de este tipo se adelanta?

El patrimonio cultural sumergido es uno de los principales retos que tenemos y el proyecto del galeón nos está confirmando que se trata de un tema que es necesario pensarlo a largo plazo, con mucha rigurosidad tecnológica y científico-técnica. Ahora, generalmente uno piensa en los barcos hundidos en el mar, y aquí también hay una cantidad de patrimonio cultural que es necesario investigar. Estamos empezando un proyecto de investigación en lagunas y en lagos. La idea es en 2025 profundizar en ese trabajo en lagunas como la de Guatavita, la de Fúquene, en general en el altiplano cundiboyacense, donde hay varias lagunas que pueden dar respuestas sobre la relación de las comunidades con esos cuerpos de agua.

A mediados de este mes, Colombia debe presentar su defensa oficial frente a Sea Search Armada LLC,
la compañía que la demandó. ¿Están tranquilos con este tema?

Hay una preocupación por lo que implican esas demandas porque son multimillonarias. Como Estado colombiano estamos convencidos de la calidad de la defensa que se está haciendo. La manera como se ha venido adelantando la investigación sobre el galeón nos da confianza en que realmente Colombia tiene cómo defenderse de las pretensiones de las empresas que estén intentando quedarse con él. Estamos bastante convencidos de que tenemos cómo demostrar que el galeón es nuestro.  

Algunos antropólogos han afirmado que se viene saqueando el galeón. ¿Es eso cierto?  

El riesgo de que algo así suceda siempre va a estar. Sin embargo, hemos podido determinar que el yacimiento no ha sido tocado. Lo que nos han permitido estas suspicacias es estudiar un poco mejor las dinámicas del yacimiento, y tuvimos que sumar el componente de biología marina. Porque nos dimos cuenta que, como ese sitio tiene vida, pues los animalitos mueven cosas y los sedimentos caen. Ese componente no lo habíamos previsto y es una de las cosas nuevas que nos han ayudado a entender que ese yacimiento puede tener un carácter de patrimonio biocultural, no solo cultural.  

¿Cuánto tiempo estiman continuar con estas investigaciones?

Lo que toque. Nuestra intención es investigarlo, no sacarlo. La gente que esté pensando que se puede sacar está equivocada. 

Hablemos de Chiribiquete...

Es enorme y muy desconocido. Desde el punto de vista arqueológico, algunos investigadores que lograron acceder en su momento identificaron es rupestres, pinturas ubicadas en lugares altísimos de los tepuyes (formaciones rocosas elevadas). Estos es, descubiertos en los años 70, están en Chiribiquete y en zonas cercanas, como la serranía de La Lindosa, donde hasta hace un par de años se habían identificado 50 es, pero no han sido estudiados en profundidad. 

¿Y el Icanh ha ido recientemente?

El Icanh hizo una expedición en enero y febrero del año pasado. Ese proyecto tenía como fin investigar las condiciones de conservación de los es. En esa oportunidad el Icanh se alió con la Universidad Nacional Autónoma de México para hacer un tipo de datación nueva que se llama datación por arqueomagnetismo, que se basa en que en el momento en que la pintura se aplicó a la piedra asumió el magnetismo de la Tierra. Esta técnica, que es muy elaborada y no se había aplicado nunca en Colombia, tuvo unos resultados que hablan de más o menos 3.000 años de antigüedad. Esos resultados nos parecen interesantes para poder ver el tipo de poblamiento que se había dado en la zona, y también algunas evidencias de visitas actuales, porque de que los sitios están siendo visitados, están siendo visitados.
Antropología

Expedición del Icanh en Tierradentro, Cauca Foto:Icanh

¿Cómo es la relación del Icanh con las comunidades indígenas de Chiribiquete? 

En los alrededores aún hay población indígena. Esas poblaciones siguen insistiendo en que Chiribiquete es un lugar muy poderoso. Esas cosmologías tienen base chamánica, con una visión dual del mundo: el mundo se divide en el que vivimos y en el que habitan los padres y las madres de las cosas. En buena medida, Chiribiquete es para ellos un lugar donde están los padres y las madres de las cosas. Y hay que tener mucho cuidado porque hay espíritus buenos y malos. 

¿Ustedes consideran que es mejor no entrar?

Como ellos, nosotros consideramos que es mejor no entrar, no solo por cuestiones de conservación, sino porque las formas de entrar de la sociedad son devastadoras. Lo que hemos visto en los últimos años es un avance de la frontera agrícola y, por lo tanto, el límite del área de deforestación cada vez se acerca más a Chiribiquete. Ahora, quienes están abriendo grandes extensiones de selva son los grandes propietarios, o los grupos armados, que generan zozobra frente a la conservación de Chiribiquete, no los campesinos, como suele señalar el estigma.

¿Cuál es el plan que tiene el Icanh allá? 

La prioridad es determinar de qué forma podemos cuidar los es que hemos identificado. Además de los 50 que ya se tenían, en la expedición que hizo el Icanh pudimos identificar 15 nuevos. Los 65 tienen que ser conservados. También, lo que hemos intentado determinar es que es muy importante conocer Chiribiquete sin ir a Chiribiquete para no presionar el ecosistema. Nuestro lema es, por una parte, Chiribiquete es un lugar sagrado y, segundo, Chiribiquete es un lugar para conocer sin ir. 

¿Hay registros digitales que permitan conocer Chiribiquete sin ir?

Estamos trabajando en ello. Hicimos unos levantamientos de fotogrametría y de láser escáner de muchos de esos es. Esto permite reproducir digitalmente el escenario del para poder hacer monitoreos de conservación y demás. Entonces queremos utilizar esa información no solamente para temas de conservación sino también para la divulgación, para que la gente pueda estar un poco allá, pero sin ir a hacer turismo.

Últimamente se ha hablado mucho sobre repatriación de piezas. ¿Cuál es el proceso que sigue el Icanh para poder lograr que esas piezas regresen al país?

Lo que ha pasado es que ha habido una voluntad política por parte de este Gobierno. Muchas de esas piezas fueron guaqueadas (obtenidas mediante la práctica de buscar y excavar guacas o tumbas para extraer objetos de valor) y salieron de manera ilegal de Colombia porque antes eso no era ilegal. 
Actualmente hay piezas acopiadas en diferentes embajadas, sobre todo de los países del norte global, y son piezas que se habían quedado ahí, porque los gobiernos anteriores nunca le pusieron atención y este Gobierno no solo se fijó en la necesidad de devolver esas piezas, sino también garantizó que se pudiera hacer.
De hecho, muchas de esas repatriaciones se han hecho con el avión presidencial; por ejemplo, cuando el Presidente pasa por una embajada. Eso también nos ha resuelto varios de los inconvenientes que implica traer las piezas, porque las pólizas son muy caras y el Icanh no tiene la plata para eso, pero cuando vienen en el avión presidencial o en el buque Gloria es mucho más fácil.  
Antropología

Expedición del Icanh en la Serranía La Lindosa Foto:Icanh

¿Cuál es la función del Icanh en esos procesos?

Cuando nos an para traer alguna pieza, lo primero que hace el Instituto es verificar que efectivamente se trate de una pieza original, que sea parte del patrimonio cultural colombiano. Cuando algo ya tiene esa aprobación, que es una cuestión de diagnóstico que hacen los especialistas, el Instituto, en alianza con Relaciones Exteriores, hace las gestiones para que las piezas retornen.

¿Y luego qué pasa? 

Una vez los objetos llegan al país, se realiza una nueva evaluación con profesionales del Icanh y se hace una revisión detallada de las piezas. Cuando son nuevamente verificadas, las piezas ingresan al inventario de la reserva arqueológica del Icanh.

¿Este año cuántas se han repatriado? 

218. El año pasado, 210. Desde que llegó el Gobierno son unas 900. Ahora, más allá de traer cosas por traerlas creemos que hay que llamar la atención sobre qué relación tenemos como colombianos con esas piezas, porque la gente hace escándalo de que son 100, 200, pero nadie sabe nada de ellas y eso es lo que no queremos.

Desde el Instituto, ¿cómo han podido ponerle la lupa a la guaquería?

En regiones como el Eje Cafetero o la zona de Antioquia, la guaquería sigue siendo normal. Además, últimamente nos enfrentamos a que hay youtubers guaqueros que promocionan esto en redes, y eso ya es el colmo. Desde el Icanh tenemos un proyecto para trabajar en contra de la guaquería, pero nuestro interés no es criminalizar –aunque sí es un delito–, sino entender por qué lo hacen. La intención es ser menos punitivos y más pedagógicos. 

¿Cuáles son las zonas del país más y menos exploradas en términos arqueológicos? 

Donde menos hay es porque no hay tanta investigación, no porque no haya. Y donde más hay es difícil escoger. Hoy necesitamos más investigación, porque en la medida en que se interviene el suelo cada vez más, se están afectando lugares que pueden tener un potencial arqueológico muy importante.
Ana María Mena Lobo 
Redacción Impreso 
@anamenalobo

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