
Somos Música, un viaje de seis escalas en tono filarmónico por el país

Somos Música, un viaje de seis escalas en tono filarmónico
El primero de 6 'desconectados' de la Filarmónica de Bogotá y EL TIEMPO tuvo a los Rolling Ruanas y fue dedicado a Boyacá.
Milton Norato lleva 45 años fabricando instrumentos de cuerda: guitarras, tiples, requintos, bandolas. Encerrado en su taller de Chiquinquirá, honra la herencia que resuena en su familia desde el siglo pasado, pues su abuelo, Tomás Norato, fue uno de los primeros lutieres del país.
Milton y su familia hacen eco de la frase que identifica el nuevo proyecto de la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB) y EL TIEMPO: Somos Música.
Los sonidos que engendran las manos de Milton son tan autóctonos, dicen tanto de nosotros, como los de las arpas llaneras o las marimbas de chonta del Pacífico. Y esas ondas musicales protagonizan desde hoy, y hasta el 18 de diciembre, una serie de seis ‘desconectados’: presentaciones musicales de diversas regiones de Colombia, con los arreglos de esa orquesta y las imágenes recogidas por la Unidad de Video de EL TIEMPO.
“Este proyecto surgió a raíz de la bellísima experiencia que tuvimos con el concierto ‘Volverte a ver’ con Juanes –revela David García, director general de la OFB–. En el momento más duro de la cuarentena, cuando había una enorme incertidumbre y estábamos todos encerrados, nos dimos cuenta de que habíamos dejado de vernos nosotros y de ver el país, dejamos de viajar. Quizás la mayor inspiración para este proyecto fue recordar cómo es Colombia, cómo son las regiones (…). Fue una necesidad emocional la de traer ese país musical”.
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El segundo 'desconectado’ de la Filarmónica de Bogotá y EL TIEMPO incluye al músico Raúl Numerao.
“El llano me da una tranquilidad y una paz que en ningún otro lado he sentido”. Esta frase del músico Raúl Numerao, exponente de la música llanera, ilustra las emociones que despiertan las imágenes del nuevo episodio de Somos Música.
Esta vez, la Orquesta Filarmónica de Bogotá se unió al ensamble de este cantante, junto con su Grupo Numerao y así hacer siete piezas que engalanaron el proyecto. Al son de arpas, cuatro y capachos, las voces potentes que arrían ganado sirvieron de telón de fondo a las historias que recuerdan los Llanos Orientales del país.
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El tercer 'desconectado' de esta serie tiene como invitado al cantante y actor Alejandro Palacio.
Chaquira no es solo el sonido de un orgullo para la costa Caribe colombiana. Las chaquiras también son una costumbre para quienes visitan sus playas y deciden adoptar la moda local, con trenzas en el pelo, coronadas por pequeñas hileras de artesanías, las chaquiras.
Shirlay Cantillo aprendió a poner chaquiras y a hacer trenzas desde muy pequeña observando a su mamá. Desde las 8 de la mañana recorre las playas de Santa Marta ofreciendo sus peinados y sus masajes para ganar el sustento de su hijo. Sus manos vuelan con habilidad misteriosa en la nueva historia de Somos Música, el regalo que la Orquesta Filarmónica de Bogotá y EL TIEMPO llevan también hasta las aguas tibias del océano.
De la mano del cantante y actor Alejandro Palacio, como anfitrión, Somos Música presenta cuatro canciones y cuatro historias del Caribe: las chaquiras, las mochilas arhuacas, los pescadores de Taganga y la arepa de huevo.
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El cuarto 'desconectado' de nuestro viaje tiene como invitado al músico Joaquín Prince.
Usted sabe que ha llegado a La Guajira cuando los 30 grados de temperatura y la brisa refrescante del océano se mezclan con las mujeres vestidas con mantas de colores mientras a lo lejos se advierten los relatos del desierto, de la Sierra Nevada de Santa Marta y del río Ranchería.
Con el marco de estos paisajes, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, el músico Joaquín Prince y EL TIEMPO les regalan a sus s una nueva entrega de Somos Música: La Guajira; un recorrido flanqueado por los flamingos, la escritora de los wayú y la cocinera de los guajiros.
Ellos representan a los diferentes habitantes de esta península: wayús, kinquis, koguis, wiwas, mestizos y hasta árabes. Los realizadores audiovisuales de EL TIEMPO Sebastián Mendoza, Édgar Sebastián López y Mauricio Moreno registraron con sus lentes las historias de algunas de las personas que a través de su trabajo le han dado significado a lo que es ser guajiro.
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Las historias, la comida y las tradiciones de esta región, con la Pacífican Power como invitada.
Las manos curtidas de Héctor Arroyo no solo sirven para cortar cañas, sino que tienen la sensibilidad requerida para afinar los mejores acordes de las marimbas de chonta, a medida que las construye.
Arroyo vive en la vereda El Dagua, a una media hora de Buenaventura, y lleva 15 años fabricando este instrumento, conocido como ‘el piano de la selva’. Su sonido de madera es la base de muchas canciones del Pacífico, y en este caso, del desconectado que la Pacifican Power da este domingo 12 de diciembre, a las 9 p.m.
El grupo es el invitado de la nueva emisión de Somos Música, el quinto regalo que la Orquesta Filarmónica de Bogotá y EL TIEMPO ofrecen a sus seguidores. Se trata de una serie de seis presentaciones musicales de diversas regiones de Colombia, con los arreglos de esa orquesta y las imágenes recogidas por la Unidad de Video de EL TIEMPO.
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La belleza de esta perla caribeña engalana la música del grupo Creole, invitado en esta entrega.
Con un homenaje a Providencia, comienza el sexto y último desconectado de la serie Somos Música, que la Orquesta Filarmónica de Bogotá y EL TIEMPO regalan a sus seguidores. El tributo a la isla que sigue sufriendo tras los destrozos que causó el huracán Iota corre a cargo del grupo Creole, que con sus instrumentos y letras tradicionales del archipiélago pone fin a esta serie.
Esta vez las historias que se muestran tienen que ver con el atractivo turístico de las islas: algo que conoce de memoria Maritza García, quien vive hace 40 años en San Andrés. Desde que era pequeña, su madre la trajo desde el Chocó y ahora se dedica a actividades turísticas junto a su esposo bogotano.
Como no nacieron en San Andrés, pero son residentes, son conocidos como pañas. De hecho, aunque sus hijos nacieron en la isla, también son pañas.
Su labor fue registrada por las cámaras de Sebastián Mendoza y Joaquín Delgadillo, junto a las tomas aéreas de César Melgarejo, todo ellos realizadores visuales de EL TIEMPO.
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