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Noticia
Ronal Castro, tercer militar magdalenense que muere en la guerra entre Ucrania y Rusia
Más de 400 colombianos participan en el conflicto ucraniano buscando ingresos económicos
El soldado Ronal Castro se convirtió en una nueva víctima de la guerra. Foto: Tomada de redes sociales
Ronal Castro, un hombre de 39 años oriundo de Pivijay, Magdalena, se convirtió en el tercer magdalenense reportado como fallecido en la guerra entre Ucrania y Rusia.
Su decisión de unirse a las tropas bajo el mando de Volodímir Zelenski, motivada por la promesa de un ingreso económico elevado, ha dejado a su familia en Fundación en medio de una dolorosa lucha: repatriar su cuerpo para cumplir su último deseo de ser sepultado en su tierra natal.
El sacrificio tras la búsqueda de mejores ingresos
Castro renunció a su empleo con la esperanza de brindar una vida mejor a su esposa y dos hijos, quienes viven en Distracción, La Guajira.
Como muchos colombianos, vio en la oferta económica del ejército ucraniano una oportunidad para mejorar la calidad de vida de su familia. Sin embargo, esa decisión lo llevó al frente de una guerra intensa, en la que perdió la vida en medio del conflicto armado contra las fuerzas rusas lideradas por Vladimir Putin.
Elvis Gudiño falleció en un ataque de las tropas Rusas. Foto:Tomada de redes sociales
La familia de Castro ahora está enfrentando la realidad de su fallecimiento, ha solicitado apoyo tanto al gobierno colombiano como al de Ucrania para repatriar su cuerpo.
"Es muy doloroso para nosotros. Solo queremos darle cristiana sepultura en Pivijay, como él lo deseaba", expresó su hermana mayor.
Otros casos: una tragedia recurrente
El caso de Ronal Castro no es aislado. Otros dos magdalenenses han corrido la misma suerte en esta guerra.
Elvis Gudiño, un joven samario, también se alistó en las filas ucranianas con la esperanza de garantizar un futuro mejor para su esposa y sus dos hijas. Había trabajado como domiciliario en Santa Marta antes de tomar la decisión de unirse al ejército extranjero.
"Él soñaba con darnos una vida mejor, pero la guerra nos lo arrebató", recordó su esposa visiblemente afectada.
Otro de los nombres que engrosan esta trágica lista es Óscar Andrés Rojas, un exmilitar colombiano residente del barrio Garagoa en Santa Marta.
Al igual que Gudiño y Castro, buscó en la guerra una oportunidad económica que terminó costándole la vida. Rojas murió tras un ataque ruso a su pelotón, dejando en su comunidad un vacío difícil de llenar.
Colombianos en la guerra de Ucrania
Oscar Andrés Rojas murió en Ucrania a finales del año pasado. Foto:Tomada de redes sociales
Según cifras oficiales, alrededor de 400 colombianos han participado en el conflicto del lado ucraniano, pese a los reiterados llamados del Gobierno Nacional a no involucrarse en una guerra que no representa una amenaza directa para Colombia.
En noviembre de 2024, el entonces canciller Luis Gilberto Murillo estimó que unos 300 colombianos habían perdido la vida en esta confrontación.
"Esto es muy doloroso para el país. No queremos que nuestros conciudadanos se conviertan en mercenarios en conflictos que nada tienen que ver con nosotros", expresó Murillo.
Los colombianos que deciden unirse a esta guerra lo hacen motivados principalmente por las altas compensaciones económicas. No obstante, muchos desconocen los riesgos que implica el combate en un territorio lejano, con dinámicas culturales y políticas completamente distintas.
La incertidumbre de las familias
Rescatistas ucranianos trabajan en el lugar de un ataque aéreo contra un edificio privado, al noreste de Ucrania. Foto:EFE
Además del duelo por la pérdida de sus seres queridos, las familias enfrentan un desafío adicional: repatriar los cuerpos desde un territorio en guerra. Este proceso es costoso y burocrático, y en muchos casos, la falta de apoyo gubernamental agrava la situación.
En el caso de Ronal Castro, su familia clama por ayuda para cumplir su último deseo. "No es justo que él haya dado su vida allá y que ahora ni siquiera podamos traerlo a casa", expresó su esposa entre lágrimas.
La muerte de Castro, Gudiño y Rojas plantea preguntas profundas sobre las razones que llevan a tantos colombianos a buscar oportunidades en escenarios tan extremos. En un país con altos índices de desempleo y pocas garantías laborales, la promesa de ingresos significativos puede ser un incentivo poderoso, aunque a menudo con consecuencias fatales.
Mientras tanto, sus familias en Colombia viven las secuelas de decisiones tomadas en la desesperación, esperando que el sacrificio de sus seres queridos no sea olvidado.
La guerra, que ya ha cobrado más de 58.000 vidas entre militares ucranianos y rusos, sigue marcando el destino de quienes buscan en ella una salida económica.