En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Noticia
Madres del corazón: las heroínas anónimas detrás de los comedores comunitarios de Barranquilla
Cada sábado, 6700 niños barranquilleros reciben de manos de estas mujeres mucho más que un plato de comida.
Madres en comedores comunitarios Foto: Alcaldía Barranquilla
No todas las madres se limitan a cuidar a sus propios hijos. Algunas, como Tubisay Ospino, se convierten en pilares de sus comunidades, extendiendo el amor maternal más allá de las paredes de su hogar para abrazar a centenares de niños que esperan cada fin de semana por un gesto cálido y un almuerzo preparado con esmero. En Barranquilla, esta vocación tiene un rostro colectivo en los 32 comedores comunitarios que se han convertido en centros de esperanza, nutrición y afecto en igual medida.
Cada sábado, estos espacios se llenan de risas, juegos y aromas que evocan hogar. Los almuerzos, cuidadosamente planeados y cocinados por manos expertas, llegan a más de 6.700 niños en barrios vulnerables de la ciudad. Pero lo que realmente alimenta es el corazón de quienes los preparan: madres voluntarias que, sin recibir sueldo, se entregan por completo a esta causa.
Comerodores comunitarios de Barranquilla Foto:Alcaldía Barranquilla
Tubisay, lideresa del Barrio Abajo, es una de ellas. Desde temprano en la mañana, junto con otras tres mujeres, se instala en una casa de su comunidad convertida en cocina improvisada. Días antes ya han adquirido los insumos necesarios, con el apoyo de la Alcaldía Distrital a través del programa “Vamos Pa’l Barrio”. Con la coordinación de la Junta de Acción Comunal, estas madres reparten funciones y cocinan con alegría. El resultado: platos abundantes, variados y, sobre todo, cargados de afecto.
“Lo hacemos por los niños, por sus sonrisas. No hay mayor recompensa que verlos felices con su comida”, cuenta Tubisay mientras sirve arroz, carne guisada y ensalada a uno de los pequeños. “Esto va más allá de cocinar, es un acto de amor colectivo”.
Más que un espacio para alimentar: un muestra de amor
Los comedores no son solo espacios de alimentación, también son centros de recreación. Cada jornada sabatina en el comedor del Barrio Abajo, ubicado en el estadio Édgar Rentería, incluye juegos, regalos y actividades lúdicas para que los niños vivan una experiencia completa. Es un día esperado con ansias, tanto por los pequeños como por las madres que asisten con ellos.
María Isabel Vargas, madre de tres niños que no se pierde ni una sola jornada, da testimonio de lo que significa este programa en su vida.
Mis hijos son felices. Siempre me preguntan cuándo es sábado. Están ilusionados con la comida, pero también con la diversión. Estoy profundamente agradecida con estas mujeres que hacen posible algo tan bonito”
María Isabel VargasMadre
Más allá del acto generoso de alimentar a los niños, estos comedores también representan una plataforma de empoderamiento para las mujeres. Programas como “Sabor Bajero”, les ofrecen la oportunidad de capacitarse, generar ingresos y fortalecer su liderazgo comunitario. Así, lo que comienza como un gesto altruista se transforma también en un camino de crecimiento personal y económico.
Los comedores comunitarios están activos en numerosos barrios y corregimientos de Barranquilla: desde El Pueblo, Rebolo y La Pradera hasta Villanueva, Carrizal y Barlovento. En cada uno de estos puntos, hay historias como la de Tubisay, mujeres que se multiplican en esfuerzos para garantizar que ningún niño del vecindario pase hambre ese día.
Estas madres no llevan capa ni uniforme, pero son verdaderas heroínas. Entre madrugadas y trasnochos, logran lo que muchos consideran imposible: alimentar cuerpo y alma de miles de niños sin más herramienta que su propio corazón. En un país donde tantas veces falta lo básico, su labor no solo alivia necesidades urgentes, sino que también siembra esperanza, comunidad y amor.
Porque, como bien dice el refrán, madre solo hay una… pero en los barrios de Barranquilla, hay muchas que son madres de todos.¿Y qué mayor acto de maternidad que dar sin esperar, cocinar para otros hijos como si fueran propios y ser, cada sábado, el abrazo que muchos niños necesitan?