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Opinión
Transición energética para nuestra Bogotá / Opinión
El Plan de Desarrollo Distrital también podría ser más enfático en incentivar la implementación de soluciones de autogeneración en comercios de gran escala, definir qué significa el impulso de negocios verdes y si esta iniciativa comprende este tipo de soluciones.
Bogotá representa el 25% del PIB del país. Según proyecciones del DANE, la población de la capital representa el 15,3% de la población de Colombia y, en los últimos 10 años, Bogotá ha aumentado su población en un 9,3%. La ciudad crece y los efectos de la crisis climática son cada vez más agudos.
Este año tuvimos la crisis de agua más grave de una ciudad capital de Latinoamérica y la peor de nuestra historia. Continuamos en racionamiento producto de la crisis del sistema Chingaza mientras seguimos con un parque automotor atado al diésel y la gasolina. Adicionalmente, el IDEAM ha señalado a Bogotá como la segunda ciudad en el país con mayor vulnerabilidad al cambio climático, “al presentar riesgo climático alto, muy alta amenaza, muy alta sensibilidad y baja capacidad adaptativa, siendo las dimensiones de seguridad alimentaria y recurso hídrico las más críticas” (IDEAM).
La claridad de los efectos de la crisis climática en la ciudad nos obliga a actuar. La escasez de agua o los incendios en nuestros cerros orientales son señales que no podemos pasar por alto. El crecimiento demográfico de la ciudad nos obliga a consolidar una Transición Energética para afrontar la Crisis Climática y sus efectos. De acuerdo con XM, la participación en el mes de julio de Bogotá y Cundinamarca en la demanda de energía nacional fue del 19,8%. Adicionalmente, el abastecimiento de energía en la ciudad para los años futuros está atado a la transmisión desde la Costa Caribe. Esta demanda requiere no solo de soluciones provenientes del gobierno central, nuestra ciudad capital debe desarrollar las capacidades y actuar con planes para la autogeneración de energía en las edificaciones y con parques solares en el área metropolitana.
La ciudad crece y los efectos de la crisis climática son cada vez más agudos. Foto:CEET
Debemos prepararnos para el futuro, que es ahora. La población crece desaforadamente en las zonas urbanas. Según la ONU, la cantidad de habitantes urbanos a nivel mundial supera el 56% y para el 2050 llegará al 68%. Así las cosas, las ciudades son y serán cada vez más los principales centros de consumo de recursos básicos, como alimentos, agua y energía. Estas circunstancias hacen de las ciudades centros de crecimiento económico y con ello, grandes productores de gases de efecto invernadero, alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales, según datos de desarrollo sustentable de Naciones Unidas. Esto pese a que ocupan solo el 3% del planeta.
En días recientes, en reunión con el alcalde Carlos Fernando Galán, pusimos sobre la mesa esta perspectiva del problema. La crisis climática nos obliga a pensar en el futuro de la ciudad por encima de las distintas visiones políticas que existen normalmente en democracia. Para ello, quiero presentar algunas propuestas a la opinión pública y al gobierno distrital con el objetivo de contribuir con responsabilidad al desarrollo económico, social, ambiental y energético de Bogotá.
La Ciudad debe poner en marcha los diez mandatos establecidos en la declaratoria de emergencia climática de Bogotá (Acuerdo 790 de 2020). Allí, de forma anticipada, se convocaba a actuar al gobierno distrital y a la ciudadanía con una política en torno al agua, en defensa de los ecosistemas, programas de pedagogía social y transición energética. En específico, se propone:
Pensar e implementar un plan de movilidad eléctrica ligada a la producción autónoma de energía, con el incentivo del uso de la bicicleta, monopatines y otros vehículos de bajas emisiones.
Desarrollo de proyectos de energía renovable, bajo la premisa de generación distribuida, sumando al sistema toda la energía que puedan proveer las inversiones del Grupo de Energía de Bogotá, de las asociaciones de empresarios y de la propia ciudadanía. Se requiere un Plan de Transición Energética para la Ciudad de forma inmediata. Desde el gobierno nacional a través del Ministerio de Minas y Energía, hemos puesto a disposición toda la capacidad técnica, incluso los diseños y posibilidades de concurrencia para un programa masivo de techos solares, comunidades energéticas y recientemente municipios y territorios energéticos con una línea de crédito de la banca pública, figura en la que perfectamente caben, por ejemplo, las 20 localidades de Bogotá.
Programa distrital de financiamiento para que pequeñas y medianas empresas implementen tecnologías apropiadas para la reducción de emisiones.
Implementar el Distrital de Cambio Climático, creado por el decreto 191 de 2022, que debe dar lineamientos en torno a las acciones que permitan conocer el inventario de gases de efecto invernadero en la ciudad, cuáles son sus principales fuentes y definir los lineamientos para buscar alternativas en la producción, en los enfoques empresariales, de movilidad, del turismo y las prácticas ciudadanas que aumentan la crisis.
Las acciones contempladas en ese Mandato no se cumplieron, ni se están cumpliendo. Todo lo contrario, en el Plan de Desarrollo de Bogotá 2024-2028 el Concejo de Bogotá aplazó la implementación de esa ruta, lo que refuerza los riesgos de afectaciones por la crisis climática. Se propone construir más de 200 mil viviendas sin contar con fuentes ciertas para proveer el agua, la energía y la movilidad de las familias que vivirán en esas construcciones. Se continúa con la expansión de Transmilenio fósil, con combustible diésel, desoyendo el Acuerdo 720 y cerrando los ojos ante la evidencia de que la crisis climática ya nos alcanzó, con sus estragos.
En cuanto a la generación de energía eléctrica a partir de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER), el Plan de Desarrollo no incluye proyectos ni metas relacionadas. Se menciona en el Programa “Revitalización y renovación urbana y rural con inclusión” la búsqueda y el apoyo de la implementación de las Comunidades Energéticas impulsadas por el gobierno nacional. Sin embargo, no se establece una articulación clara para fomentar la autogeneración de las comunidades.
Pensar e implementar un plan de movilidad eléctrica ligada a la producción autónoma de energía, Foto:MAURICIO MORENO EL TIEMPO
El Plan de Desarrollo Distrital también podría ser más enfático en incentivar la implementación de soluciones de autogeneración en comercios de gran escala, definir qué significa el impulso de negocios verdes y si esta iniciativa comprende este tipo de soluciones. Tampoco contempla la implementación de soluciones fotovoltaicas en el servicio de alumbrado público. Esto no solo contribuiría a la lucha contra el cambio climático, sino que podría prevenir que en el futuro se incluya un nuevo impuesto a los ciudadanos por este concepto, ya que el alcalde y su secretario de planeación en algunas ocasiones han mencionado que este podría ser recaudado a través de la factura de energía eléctrica.
Esta ausencia de la Transición Energética en el Plan de Desarrollo Distrital se suma a la modificación del Acuerdo 790 del Concejo de Bogotá con respecto a la meta que establecía que desde enero de 2022 el Distrito no podría adelantar procesos de adquisición de vehículos de trasporte público motorizados con combustible fósil. La propuesta de Galán supone un retroceso, pues establece un mayor plazo: plantea que sea a partir de 2028. Adicionalmente, establece un par de excepciones: por un lado, que la contratación esté supeditada a la disponibilidad de estos vehículos en el mercado y, por otro, que la compra de estos no supere los techos presupuestales.
Es necesario iniciar la reorganización de nuestra ciudad alrededor de un nuevo modelo energético. La transición a un mundo “renovable” es, a su vez, una transformación en el paradigma de “desarrollo urbano”. En tal sentido, el ordenamiento urbano debe atarse a la Transición Energética Justa, iniciando modelos de gestión del consumo de energía en la ciudad y desarrollar herramientas prácticas de acción contra el cambio climático. Por Bogotá, por nuestro futuro, pactemos e iniciemos la Transición Energética YA.
Ing. Andrés Camacho Morales - Ministro de Minas y Energía