La más reciente Encuesta de Calidad de Vida del DANE confirma una tendencia que diversos estudios ya venían señalando: cada vez más hogares colombianos son liderados por mujeres. Hoy, el 46% de los hogares tienen jefatura femenina, frente al 38% registrado hace seis años. Una diferencia estadística no menor, que revela cambios sociales, económicos y culturales en nuestra sociedad.
Al examinar en detalle las cifras, se evidencia que en la mayoría de los hogares con jefatura femenina (68,8%), la mujer cabeza de hogar no tiene pareja o cónyuge; que para el caso de la capital corresponden casi al 70%, donde el 27% tienen hijos menores de 18 años. En otras palabras, uno de cada cuatro hogares en la capital está encabezada por una mujer sola. Son ellas —y solamente ellas— quienes enfrentan los desafíos económicos, emocionales y sociales de sacar adelante su hogar, su trabajo, sus hijos, y su vida.
Y aunque fechas como el Día de la Madre ofrecen oportunidades para el reconocimiento, no podemos quedarnos en los gestos simbólicos. Pues no se trata de romantizar esta situación, sino de visibilizarla con urgencia ante el Estado y quienes diseñan políticas públicas y asignan recursos. Aún estamos lejos de contar con políticas públicas eficaces, focalizadas y sostenidas que respondan a las necesidades reales de estas mujeres.
Politicas enfocadas a la protección de este grupo poblacional, que disminuyan las barreras de o discriminación; que las priorice en la asignación de subsidios de vivienda, empleo, educación, es decir, en todo lo fortalezca su autonomía económica, calidad de vida y bienestar emocional. Esto también implica mejorar las redes de apoyo comunitarias, el a sistemas de salud, y a créditos financieros.
Políticas que cambien el panorama de la violencia intrafamiliar, cuyos casos vienen registrando incrementos considerables en los últimos años. De acuerdo con Bogotá Cómo Vamos durante el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo de 2024, se registraron 2.853 denuncias más por este delito. Y si hablamos de delitos sexuales, el panorama es aún más sombrío: entre 2020 y 2024 las denuncias por estos hechos casi se duplicaron, pasando de 5.101 a 9.688 casos.
No nos podemos quedar en las estadísticas, frías y silenciosas, pues detrás de cada cifra hay mujeres con su propia historia, reclamando cambios, voluntad política y capacidad institucional.
Las manzanas del cuidado, impulsadas en el gobierno de Claudia Lopez, marcaron un hito de política social con enfoque de género, y trazaron un camino importante, sobre todo, para aquellas que son cabeza de hogar, muchas veces en condiciones de informalidad laboral, pobreza y con una alta exposición a la violencia.
Pero la ciudad necesita ir más allá, pues estamos siendo testigos de cambios en los patrones demográficos y sociales. Transformaciones estructurales que expresan realidades más complejas que reclaman mayor atención y respuestas oportunas por parte de quienes toman decisiones de gobierno.
ÓMAR ORÓSTEGUI
Director Govlab
Universidad de La Sabana