Bogotá: ¿por qué el nivel de los embalses no mejora a pesar de las lluvias de los últimos días? Director de la CAR explica las causas

Bogotá ha venido atravesando desde principios de este año una fuerte crisis de abastecimiento de agua, tanto así que fue necesario implementar un esquema de racionamiento que limita el consumo.

(También puede leer: Bogotá analiza aumentar a cada 5 días el racionamiento de agua, si embalses no se recuperan)

A pesar de que se creía que con las lluvias de los últimos días mejoraría el estado de los embalses, que son los que surten de agua a la capital, lo cierto es que no ha sido así. Por el contrario, siguen en descenso. El director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), Alfred Ignacio Ballesteros, explicó por qué se da esta situación. 

(Le puede interesar: ¿Qué tan viables son las aguas lluvias y de la Ptar Salitre para superar en el corto plazo el racionamiento en Bogotá?)

Según Ballesteros, son varios los factores que influyen en el persistente descenso de los embalses del centro del país y aunque pareciera que las lluvias de las últimas semanas son la solución, realmente no lo son mientras las precipitaciones sigan ocurriendo en otras zonas y no donde se encuentran las represas.

Para que mejore el nivel de los embalses, según la corporación ambiental, se necesita que las lluvias caigan sobre ecosistemas de alta montaña en forma fuerte, prolongada y persistente. Además, debido a los casi 6 meses de ausencia de lluvias, la tierra está seca y las plantas absorben la leve humedad, que resulta insuficiente para que se infiltre y recargue los sistemas reguladores.

Esa situación climática llevó a la Alcaldía de Bogotá y a la Empresa de Acueducto a ordenar el racionamiento de agua desde el 11 de abril pasado, hace seis meses, y a buscar alternativas para bajarle presión al Sistema Chingaza captando y tratando más agua del río Bogotá.

Los embalses de los que se abastece Bogotá y la Sabana son para el almacenamiento de agua. Estos se recargan en un año con el fin de que esas aguas sean utilizadas en el año siguiente.

Es por eso que la Alcaldía de Bogotá esperaba que en octubre llegaran a una capacidad del 70 por ciento, pero como eso no sucedió, y además las lluvias han sido mucho menores de las que se esperaba, se prendieron las alarmas a principios de año. 

La capital colombiana se abastece de los embalses de Neusa, Sisga y Tominé, que junto con la planta de Tibitoc corresponden al llamado Agregado Norte; Chisacá y La Regadera, al Agregado Sur, con la planta El Dorado; y Chuza y San Rafael, al Sistema Chingaza, que también tiene a la planta Wiesner.

Con una capacidad de 220 millones de m3/seg, históricamente este último ha representado el 70 por ciento del consumo de Bogotá y la Sabana, y por eso se lo considera el más importante. El Agregado Norte participa con el 30 por ciento y el Sur con el 5 por ciento.

Y todos, con excepción del Agregado Sur, vienen presentando desde principios de agosto pasado una reducción de sus niveles.

Con corte a este viernes, las mediciones de la CAR indicaban que el Sistema Chingaza estaba en el 44,36 por ciento de su capacidad total -tuvo un pequeño aumento entre jueves y viernes, pues estaba en 43,88 por ciento-, el Agregado Norte, en un 54,10 por ciento, y el Agregado Sur, en 93,63 por ciento.

“En las últimas semanas ha llovido, pues es el inicio del segundo período húmedo, que normalmente ocurre en esta época del año en la cuenca de la región Andina (entre mediados de septiembre y mediados de diciembre). Sin embargo, las lluvias más intensas se han presentado en el casco urbano de la ciudad (Bogotá) y estas no han sido tan intensas como se anunciaba con relación al fenómeno de La Niña”, subrayó el director de la CAR.

Además, el funcionario aclaró que las lluvias no están siendo focalizadas en el área correspondiente al embalse de Chuza -localizado en el páramo de Chingaza y que es representativo para la ciudad-, por lo que, a la fecha, no pareciera haber un alivio de la situación de racionamiento.

“Hacemos esta precisión con el objetivo de explicar que, si bien estamos recibiendo lluvias que son normales en esta época del año, no están aportando una solución para el problema de abastecimiento de la ciudad”, dijo el director de la CAR.

El funcionario reiteró la invitación a mantener prácticas de ahorro y uso eficiente del agua y a "no bajar la guardia al suponer que con las actuales lluvias la recuperación de los sistemas de regulación aleja la amenaza de desabastecimiento".

Actualmente, según dijo, el agua que sale de los embalses continúa siendo más que la que entra y advierte que a finales de noviembre e inicios de diciembre, "los volúmenes de estas represas serán más críticos".

No obstante, en las últimas horas se ha abierto una posibilidad de que las lluvias retornen, lo que ayudaría a una recuperación de los embalses, en particular los localizados en la región Andina, como lo son los del Agregado Norte y San Rafael, que se encuentra en el municipio de La Calera.

De acuerdo con los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), el comportamiento climático se encuentra en una transición entre los fenómenos de El Niño y de La Niña, el cual será predominante en lo que queda del año.

"El Ideam destaca que existe una probabilidad del 69 por ciento de que La Niña se manifieste en los próximos meses (diciembre en adelante), evolucionando como el fenómeno predominante durante el primer semestre del 2025”, le dijo a EL TIEMPO el teniente coronel Giovanni Jiménez, subdirector de Meteorología del Ideam.

De hecho, el alcalde Carlos Fernando Galán ha manifestado que La Niña se había movido a diciembre, enero, febrero y marzo y que iba a ser moderado, con lo que se podía evitar una restricción más drástica.

JONATHAN TORO ROMERO Y GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ

REDACCIÓN BOGOTÁ

EL TIEMPO