¿Cómo se consigue hacer realidad un sueño? ¿Qué se debe sentir cuando después de luchar toda una vida uno logra probar el dulce sabor de una ilusión que parecía inalcanzable y que se presentaba en interminables noches de insomnio? ¿Uno se olvida de todas las dificultades, como si de Ulises se tratara, después de regresar victorioso a Ítaca? Todas estas preguntas me gustaría hacérselas a un joven colombiano que ahora está cumpliendo un sueño: haber sido elegido el ganador de la decimoséptima edición del show decano de la moda en Estados Unidos, Project Runway. Un programa de televisión del cual tengo el enorme privilegio de formar parte del jurado. Este diseñador colombiano se llama Sebastián Grey y este mes quiero dedicarle mi columna para BOCAS.
No les miento si les digo que Project Runway ha sido un show que me cambió la vida por completo. Aún recuerdo como si fuera ayer el primer día de grabaciones en el año 2004. Fue la modelo Heidi Klum quien me invitó a formar parte del jurado de un programa de televisión que quería mostrar todo el proceso que existe detrás de la construcción de una prenda de ropa. A este proyecto se le sumó Tim Gunn (entonces decano de una prestigiosa universidad de modas) y mi querido Michael Kors. Los cuatro formamos una pequeña familia que programa tras programa nos sorprendimos de la increíble recepción que este reality show estaba teniendo en los hogares americanos.
El pasado mes de noviembre empezamos las grabaciones de la edición número diecisiete de este programa con un gran cambio: Project Runway se renovó con la incorporación de la supermodelo Karlie Kloss, del diseñador Brandon Maxwell, de la periodista Elaine Welteroth y de Christian Siriano (que fue ganador de la edición número cuatro) como mentor. ¡Los productores me invitaron a sumarme a este y no pude negarme! Project Runway me brinda la gran satisfacción de poder comprobar que la creatividad no tiene límites.
En esta edición, un diseñador destacó desde el primer reto. Lo hizo de una manera silenciosa y humilde. Se llama Sebastián Grey y hoy quiero contarles su historia.
Sebastián Grey nació en Cali. Su sueño de infancia era ser bailarín y por eso pidió a sus padres, Amparo y Antonio José, que lo matricularan en el Instituto Colombiano de Ballet (el Incolballet). Después de graduarse al cabo de ocho años, el joven Sebastián, siempre con una curiosidad innata y de plantearse retos creativos, decidió matricularse en la Academia Profesional (Fundación Academia de Dibujo Profesional) de Cali a estudiar diseño de modas. La danza es movimiento pero la moda es arquitectura en movimiento y Sebastián supo aprovechar sus oportunidades. Tras graduarse, trabajó para Lina Cantillo y Andrés Otálora y de su mano conoció todos los entresijos que guarda la industria de la moda.
Pasar de Colombia a Miami supuso un gran reto para el joven diseñador. Con un inglés pobre, recibió una beca para estudiar en el Instituto Marangoni en Miami. Allí, Sebastián empezó a poner los primeros ladrillos de su sueño americano… pero los sueños a veces requieren de sacrificios. Al no encontrar trabajo, empezó a limpiar casas pero nunca dejó de luchar. La oportunidad le llegaría con el casting de Project Runway.
Reto a reto, día tras día, Sebastián explicó a los Estados Unidos quién era. Pero no lo hacía hablando non-stop o buscando dramas innecesarios (como hacían los otros diseñadores) lo hacía a través de sus creaciones. Unos diseños que dialogaban con las técnicas artesanales que aprendió de su padre (especialmente la manipulación del cuero) con el movimiento de la danza y con un sentido del color y los estampados muy personal.
Este enfoque y determinación, sumado a una pasión innata por el mundo del diseño, con un corazón puro y noble han hecho de Sebastián el ganador incontestable de esta edición de Project Runway. Si antes he escrito que este show me cambió la vida, estoy convencida de que también lo hará en la vida de Sebastián Grey. Es imposible no ver en sus lágrimas, tras ganar esta edición, todas las noches en que Sebastián pensó que nunca lo lograría. Esas noches de insomnio en las que el sueño americano se le escapaba de entre sus manos como si de sueños de arena se trataran. Pero no fue así: la historia de Sebastián nos puede servir a todos de inspiración y también nos sirve de ejemplo para pensar que no hay sueños imposibles si uno no pierde la esperanza en el futuro. Así que ya lo saben: ¡nunca dejen de soñar! Sigamos el ejemplo de Sebastián.
NINA GARCÍA
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 86. JUNIO - JULIO DE 2019