La diversidad de las artesanías colombianas está repleta de colores y culturas. En Colombia hay al menos 87 pueblos indígenas que se distribuyen desde los Wayú en la punta más al norte hasta los Bora en la zona más al sur del país. Cada uno con sus cosmovisiones, con sus historias y sus conceptos.
Es por eso que como los propios pueblos, las artesanías indígenas de Colombia son tan diversas. Sombreros, mochila, manillas, jarrones, algunas más coloridas, otras más bien imponentes en tamaño o bien en simbolismo. Pero todas con una belleza propia que representa mucho de lo que es el país. De esa belleza surgió hace ya siete años un proyecto llamado Saru Artesanías.
La empresa, formada por una joven pareja de guajiros, busca llevar a todo el mundo la singularidad y pluralidad que los diferentes pueblos indígenas del país ponen en sus artesanías. Fue así como decidieron comerciar estos productos pero con una máxima obligatoria “pagar a los indígenas un precio justo”.
Los sombreros vueltiaos son uno de los productos que comercializa Saru Artesanías. Foto:Saru Artesanías
“Siempre son los indígenas los que definen el precio del producto que nos van a vender. En el mercado hay mucha competencia, pero nosotros buscamos que al final el productor se lleve lo que merece por un trabajo difícil y manual como el que ellos realizan”, señala Ruby Maestre, cofundadora de Saru Artesanías.
Desde que inició la empresa, junto con su hoy esposo Saul Vargas, han logrado trabajar con pueblos indígenas como los zenú, arhuacos, kankuamos, koguis y wayús comercializando sus productos en Colombia y exportando a países como Suiza, España, Australia, Italia y Estados Unidos.
Y desde entonces, no solo se han dedicado a comprar y vender productos, sino que han desarrollado distintas iniciativas para mejorar las condiciones de vida de sus proveedores, desarrollando por ejemplo proyectos para enfrentar el analfabetismo, entregando filtros de purificación de agua y dotando de espacios de educación como bibliotecas a algunos resguardos en Cordoba y La Guajira.
También collares emberá son comercializados por Saru Artesanías. Foto:Saru Artesanías
Según explica Vargas, antes de comenzar a trabajar con alguna comunidad lo primero que hacen es visitarla, conocer sus condiciones de vida y saber que el producto que están obteniendo viene directamente de ellos, sin ningún intermediario.
“El poder visitarlos nos da el conocimiento de la riqueza de las culturas colombianas. Y al momento de poder hablar con clientes extranjeros, y hasta colombianos, podemos explicarles de mejor manera sobre el producto, cómo se elabora, cuál es el material, etc. Que se valore que es hecho a mano por colombianos para nosotros es de lo más importante”, resalta Vargas.
Actualmente, Saru Artesanías ofrece sus productos desde Bogotá a toda Colombia y también exporta a otros países del mundo.
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