En la era actual, la omnipresencia de los dispositivos móviles ha transformado la manera en la que las personas interactúan con el mundo y entre sí. Sin embargo, esta conectividad constante, si bien ofrece beneficios innegables, también plantea interrogantes sobre su impacto en el bienestar mental.
Un informe de la Universidad Manuela Beltrán reveló que el 50 por ciento de los colombianos no podrían pasar 24 horas sin su celular. Existen varios estudios que han encontrado una relación directa entre el uso excesivo del celular con desórdenes relacionados con la ansiedad, el estrés y problemas de sueño.
Celular y ansiedad Foto:iStock
El fenómeno de la ansiedad digital se ha convertido en una preocupación real para muchos individuos. Estase manifiesta como una sensación persistente de sobreestimulación mental y una dificultad para mantener la atención en el presente, a menudo exacerbada por el uso prolongado y desmedido de los teléfonos inteligentes. El continuo a notificaciones, la necesidad de estar al tanto de la información y la dinámica del scroll infinito, en donde se pueden pasar horas y horas desplazando la pantalla con el pulgar sin que se termine nunca el contenido, pueden derivar en agotamiento mental.
Esas microdosis de dopamina que redes como Facebook, Instagram y TikTok tienen perfectamente identificadas para sostener la atención de sus s y así monetizarlos al vender sus patrones de comportamiento son parte de la problemática.
Celular, en la noche y el día
Un ejemplo ilustrativo de esta realidad es el caso de un individuo que, al despertar, inmediatamente revisa sus redes sociales, correo electrónico y noticias antes de iniciar sus actividades diarias. Este patrón de comportamiento, común en la actualidad, puede generar una saturación de información y una sensación de irritabilidad a lo largo del día, sin que la persona identifique de inmediato la causa subyacente de su malestar.
Diversos estudios científicos han explorado la correlación entre el tiempo de pantalla y la salud mental. Una investigación publicada en BMJ Open que analizó a estudiantes universitarios reveló una conexión entre el uso prolongado de dispositivos electrónicos y la aparición de síntomas de ansiedad y depresión.
Celular y ansiedad Foto:iStock
Estos hallazgos sugieren que el incremento en el tiempo dedicado a las pantallas no es un factor neutral en el bienestar emocional de los individuos. En Japón, el estudio de Tamura et al. (2017) investigó la relación entre el uso del teléfono móvil, el insomnio y la depresión en adolescentes. Los resultados indicaron que el uso de móviles durante más de cinco horas al día se asocia con una menor duración del sueño y con insomnio.
Adicionalmente, el estudio reveló que dos horas diarias de uso de redes sociales y chats en línea se vinculan con un mayor riesgo de depresión, destacando la influencia del contenido y el propósito del uso en la salud mental.
La adolescencia, un periodo de especial vulnerabilidad para la salud mental, se ve particularmente afectada por el uso de dispositivos. Lemola et al. (2015), en su estudio realizado en Suiza, expusieron que el uso de teléfonos inteligentes se relaciona negativamente con la duración del sueño y positivamente con las dificultades para conciliarlo, las cuales, a su vez, se vinculan con síntomas depresivos. Estos resultados enfatizan la importancia de la higiene del sueño y la educación sobre los riesgos del uso nocturno de los medios electrónicos.
El presidente de la EPA, Geert Dom, destacó que casi el 100 por ciento de la generación Z utiliza smartphones, y múltiples estudios ya han vinculado este uso con un aumento de la angustia mental y comportamientos autolesivos en la juventud.
Si bien el teléfono móvil es una herramienta esencial para el trabajo, la comunicación y el aprendizaje, el problema surge cuando su utilización excede los límites saludables, especialmente en el consumo de contenido lúdico. La población joven, al ser la más expuesta y vulnerable, requiere de una atención particular.
Es fundamental promover el uso responsable del móvil y educar sobre las potenciales alteraciones mentales que pueden derivarse de su uso excesivo y sin gestión.
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