El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo (ARFID, por sus siglas en inglés) es una condición que va más allá de ser simplemente quisquilloso con la comida.
Según un artículo reciente que publicó CNN, las personas con ARFID no limitan sus calorías o nutrientes por motivos dietéticos, sino que restringen la variedad y el volumen de los alimentos debido a preferencias sensoriales o de textura intensas.
El Dr. Murray explica, en el artículo, que quienes padecen ARFID pueden evitar ciertos alimentos debido a creencias muy arraigadas sobre su composición. Por ejemplo, podrían rechazar alimentos por su textura, olor, sabor o incluso por la marca específica. Esta aversión puede ser tan extrema que enfrentarse a nuevos alimentos puede generarles una ansiedad significativa, afectando así su bienestar general y su calidad de vida.
A diferencia de los niños quisquillosos, que pueden aceptar comer alrededor de un alimento indeseado, quienes tienen ARFID pueden ser incapaces de comer cualquier cosa si un alimento no deseado está presente en su plato. Además, su lista de alimentos seguros suele ser sorprendentemente reducida, a menudo limitándose a solo unos pocos alimentos que consideran aceptables.
Foto:Istock
Impactos del ARFID en la salud y la vida social
El inicio del ARFID generalmente ocurre en la infancia y puede persistir en la vida adulta, con consecuencias potencialmente graves para la salud. Los niños con ARFID pueden experimentar interrupciones en su crecimiento y desarrollo debido a desequilibrios metabólicos y nutricionales causados por la restricción alimentaria. Además de los desafíos físicos, el ARFID también puede tener un impacto emocional y social significativo.
Foto:iStock.
Aunque el camino hacia la recuperación puede ser largo y desafiante, con el apoyo adecuado y una intervención temprana, muchas personas con ARFID pueden aprender a manejar mejor sus dificultades alimentarias y mejorar su calidad de vida a largo plazo.
La comprensión y el apoyo a nivel social y familiar son clave para ayudar a quienes enfrentan este trastorno a superar sus desafíos alimentarios y a encontrar formas efectivas de mejorar su bienestar general.
En términos de tratamiento, la intervención temprana es crucial. La terapia cognitivo-conductual (TCC), entre otras modalidades terapéuticas, ha demostrado ser efectiva para ayudar a las personas con ARFID a expandir su variedad alimenticia y mejorar su relación con la comida. Es fundamental que las familias y cuidadores adopten un enfoque comprensivo y de apoyo, evitando castigos por las dificultades relacionadas con la alimentación.
Este diagnóstico es nuevo y no se añadió a la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5, hasta 2013. (El DSM es el manual que los profesionales de la salud utilizan como guía autorizada para diagnosticar trastornos mentales).
En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal,
elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con
sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando
esta
utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí