Evitar la proximidad al foco de atención suele ser una forma de gestionar la ansiedad social, el miedo a la exposición o la inseguridad en el rendimiento. Sentarse lejos del escenario —sea literal o metafórico— permite mantener una distancia simbólica con aquello que genera tensión emocional.
Ansiedad anticipatoria y temor al juicio en espacios públicos
Según el medio Medium, uno de los principales motivos para evitar las primeras filas es la sensación de ser observado. En un aula, esta posición lo ubica directamente bajo la mirada del docente y de sus compañeros.
En un concierto, lo pone en el campo visual del artista o del público que lo rodea. Este nivel de exposición puede generar ansiedad anticipatoria, un estado de alerta que activa el miedo al juicio externo, muy común en personas con inseguridad social o síndrome del impostor.
Psicólogos como Stan Horodecki señalan que muchas personas asocian la primera fila con un estatus reservado para los “inteligentes” o “privilegiados”, lo que lleva a evitarla para no ser etiquetados.
¿Qué asiento elige cuando asiste a un evento? Foto:Archivo particular
Este mecanismo defensivo busca preservar una imagen de anonimato, de pasar desapercibido, aunque tenga el costo de perder oportunidades de participación o disfrute.
Al elegir ubicarse al fondo, usted no solo minimiza la atención directa, sino que también se otorga mayor libertad para comportamientos secundarios: revisar el teléfono, socializar, e incluso desconectarse.
Esta autorregulación puede ser funcional a corto plazo, pero contraproducente si el objetivo es el aprendizaje profundo o la vivencia plena del evento.
Desde una mirada conductual, es importante comprender que este patrón refuerza la evitación y, por tanto, mantiene activos los temores que lo originan. La psicología sugiere que exponerse gradualmente a la incomodidad —como sentarse ocasionalmente en la primera fila— puede reducir la ansiedad, mejorar la confianza y fomentar una actitud de participación activa.
Adoptar la primera fila como espacio habitual puede generar beneficios. Usted mejora la atención, reduce distracciones y transmite compromiso. Además, se abre a interacciones valiosas con figuras de autoridad, lo que puede potenciar su desarrollo académico, profesional o incluso emocional.
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