Invertir en las mujeres, un camino hacia la igualdad y el mejoramiento del mundo

La conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, es un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, celebrar la valentía y la determinación de las mujeres que los hicieron posibles, y comprometerse con los cambios necesarios hacia la igualdad.

Este año, llega en momentos en los que el mundo se enfrenta a múltiples crisis que someten a las sociedades a una inmensa presión, en donde el aumento de los conflictos, el cambio climático y la polarización de las sociedades hacen que defender los derechos de las mujeres sea una acción más necesaria e importante que nunca.

Los datos muestran que el número de mujeres que viven en entornos afectados por conflictos ha aumentado un 50 por ciento desde 2017. Desde Gaza a Ucrania, Sudán o Afganistán, el número de mujeres y niñas que viven en lugares afectados por conflictos asciende actualmente a más de 614 millones. En Colombia, hasta enero de 2024, casi 5 millones de mujeres están reconocidas como víctimas e incluidas en el Registro Único de Víctimas (RUV). 

A su vez, el cambio climático profundiza las desigualdades de género existentes, planteando amenazas específicas a los medios de subsistencia de las mujeres y las niñas. En muchas partes del mundo son ellas las principales responsables de asegurar los alimentos, el agua y la energía para sus familias y comunidades, lo que resulta en un aumento de tiempo dedicado al trabajo de cuidados.

 Si se mantiene la trayectoria actual, en 2050, las mujeres de todo el mundo seguirán dedicando casi 2,5 horas más al día al trabajo de cuidados no remunerado que los hombres.

Adicionalmente, para 2050 se prevé que, a causa del cambio climático, la inseguridad alimentaria aumente para 236 millones más de mujeres y niñas. 

Sumado a esto, varios países están retirándose de algunos compromisos internacionales de protección de los derechos de las mujeres, como el Convenio de Estambul, y están adoptando leyes regresivas que exacerban la impunidad de los perpetradores de violencia machista.

Las defensoras de derechos humanos, del territorio y del ambiente siguen sufriendo ataques. El espacio cívico para la incidencia de los grupos feministas se está reduciendo, y la competencia por los limitados recursos es cada vez mayor. Esto se traduce en un debilitamiento de la defensa de los derechos y de la rendición de cuentas.

A pesar de este panorama, hay motivos para la esperanza y oportunidades para revertir las tendencias. El 2024 es un año decisivo en el que todos los sectores de la sociedad debemos invertir en las mujeres y asumir compromisos claves para acelerar el desarrollo. Desde ONU Mujeres consideramos cinco áreas que requieren una acción conjunta para no dejar a las mujeres atrás: 

Además de ser una cuestión de derechos humanos, es una buena inversión que impulsa el desarrollo, el bienestar, la paz y las democracias en el mundo. Mientras las mujeres sigan enfrentando barreras y brechas en tantos ámbitos de su vida, será imposible que como sociedad cosechemos esos réditos de progreso; es necesario invertir para obtener las ganancias latentes. 

Para ello es crucial actuar de inmediato. Desde 2020, la pandemia del covid-19, los conflictos geopolíticos, los desastres climáticos y las turbulencias económicas han empujado a 75 millones de personas más a la pobreza severa. Si sigue esta tendencia, 342 millones de mujeres y niñas podrían vivir por debajo del umbral de la pobreza en 2030. 

Invertir en las mujeres es apoyar iniciativas que permitan su empoderamiento, autonomía e inclusión económica. Sirvan como ejemplo programas como ‘Más allá de las banderas somos mujeres’, en la costa Caribe colombiana, que busca fortalecer la inclusión socioeconómica de las mujeres venezolanas y colombianas en el contexto migratorio, o ‘Raíces: mujeres sembradoras del cambio’, en el suroccidente colombiano, que promueve la autonomía económica de las mujeres rurales.

Según estimaciones recientes, el 75 por ciento de los países mantendrán los recortes en el gasto público en 2025 debido a los conflictos y al alza de los precios de los combustibles y los alimentos. La austeridad repercute negativamente en las mujeres ya que reduce el gasto público en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados y protección social. 

Conscientes de que el ejercicio del gasto de un gobierno no es neutro al género, impulsamos iniciativas como ‘Presupuestos para la igualdad’, en la que trabajamos con alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas para fortalecer los procesos alrededor de la forma en la cual se distribuyen los recursos públicos, garantizando así, mediante planeación y presupuestación con enfoque de género, un financiamiento para programas y acciones que benefician particularmente a las mujeres. Porque las prioridades están allí donde está la inversión.

Avanzar hacia una sociedad del cuidado. La organización social actual de los cuidados es un reflejo de las profundas desigualdades de posición y poder. Las disparidades de género en este ámbito constituyen un importante factor de desigualdad ya que limitan el tiempo y las posibilidades de las que disfrutan las mujeres y las niñas para dedicarse a la educación, el trabajo remunerado, la vida pública, el descanso o el ocio.

El trabajo de cuidados sigue estando infravalorado y mal pagado. Por ello, las inversiones en la transformación del sistema de cuidados ofrecen ventajas por partida triple: además de permitir a las mujeres hacer uso de su tiempo, crean empleos en el sector del cuidado y mejoran el a los servicios de cuidados para las personas que los necesitan.

Colombia es pionero en América Latina en promover sistemas de cuidado con ejemplos contundentes como el de Bogotá. El reto para los próximos años será consolidar estas experiencias exitosas y generar otras a nivel nacional que respondan a los diferentes contextos de las mujeres en los territorios. En este sentido, ONU Mujeres trabajará, con el apoyo del Gobierno de Canadá y el Sistema Nacional de Cuidados, en resolver la desigual distribución del trabajo de cuidados, generando diferentes modelos de implementación en ocho territorios de Colombia.

Apoyar los feminismos que impulsan el cambio. La presencia de un movimiento feminista fuerte y autónomo es un factor crítico para impulsar el cambio de políticas en favor de la igualdad, tanto en contextos transnacionales como en la elaboración de políticas nacionales, lo que demuestra la importancia de invertir en el movimiento de mujeres, pues son ellas quienes lideran la lucha contra la pobreza y la desigualdad. 

En Colombia, iniciativas como ProDefensoras y Mujeres cambiando su Mundo buscan proteger a las mujeres líderes y defensoras de los derechos humanos a lo largo y ancho del país y promover la generación de entornos seguros y propicios para la labor de su agenda reivindicativa.

Este 8 de marzo nos invita a pisar el acelerador para el cambio. Colombia está ante una oportunidad histórica; ha invertido en el avance educativo de las mujeres, cuenta con la generación de mujeres con mayor talento, capacidad y empuje colectivo para participar en la economía y la democracia. Asimismo, el país ha construido el andamiaje jurídico e institucional para la igualdad de las mujeres, y cuenta con un acuerdo de paz emblema en el mundo por su perspectiva de género. Sin embargo, para avanzar de manera más rápida hacia la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres se requiere de mayor inversión.

En ONU Mujeres, en alianza con Suecia y nuestros aliados estratégicos, trabajamos para acelerar el cierre de brechas en el país y les invitamos a sumarse a la movilización en el Día Internacional de la Mujer bajo el lema ‘Invertir en las mujeres para acelerar el progreso’ y a unirse a la conversación en plataformas digitales con las etiquetas #FinanciemosLaIgualdad, #InvertirEnMujeres y #DíaDeLasMujeres. ¡Es momento de actuar, de invertir!

Bibiana Aído Almagro

ESPECIAL PARA EL TIEMPO - ONU MUJERES